miércoles, diciembre 18, 2024

TEMAS CENTRALES: Ajustes para un relanzamiento

Miguel Tirado Rasso

mitirasso@yahoo.com.mx

 

Los rumores de ajustes que desde hacía algún tiempo corrían en los círculos del PRI, finalmente concluyeron con la sustitución del presidente de ese partido. Enrique Ochoa Reza, dejó la dirigencia del tricolor que ahora ocupa el ex gobernador de Guerrero, René Juárez Cisneros, en un cambio que busca  estrechar la vinculación entre el candidato José Antonio Meade y la militancia priista.

Y es que, el hecho de que el partido con el mayor padrón de afiliados, único con una estructura completa a nivel nacional, del que han emergido 15 presidentes de la República y ha gobernado al país 75 años, postulara, en esta ocasión, a un candidato externo, resultó un enigma difícil de descifrar para las bases de este partido.

Era pues, necesario que una figura con trayectoria y carrera de partido, identificado con su militancia, operara como enlace entre el priismo y candidato, para echar a andar el aparato tricolor con la fuerza e intensidad que demanda la competencia por la silla presidencial.

Los tiempos no son muy favorables para el partido en el poder porque son pocos los días que faltan para las elecciones y, si atendemos a lo que indican las encuestas publicadas sobre las preferencias electorales, la diferencia en puntos que separan al candidato Meade de quien encabeza las listas, es considerable. Ese es su gran reto, remontar la diferencia para estar en la competencia.

Por lo pronto, con el cambio en la dirigencia priista se calmaron rumores perversos sobre un posible acuerdo cupular PRI-PAN que supondría la declinación, ya, de uno de los candidatos en favor del otro. Asimismo, y contra la opinión de asesores y no pocos miembros del equipo del candidato, que le recomendaban mantener una (in)sana distancia con el partido que lo postuló, el domingo pasado Meade se asumió como su candidato, vistió, por primera vez, la chamarra roja, característica de ese partido, en un relanzamiento de su campaña en la sede del tricolor. Nueva estrategia para motivar a la militancia. La forma es fondo y el mensaje se dio.

Y es que, finalmente se dieron cuenta que la estrategia de relegar al partido a cambio de ampararse en una candidatura ciudadana, no dio resultado. De acuerdo con las mediciones conocidas, perdió posicionamiento entre el voto duro del priismo y no sumó los puntos que se esperaban de ciudadanos no priistas.

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En otro tema. Alegres y optimistas, el pasado 5 de mayo, los perredistas celebraron el vigésimo noveno aniversario de su partido con un invitado especial que presidió el festejo. Pero no vaya usted a creer que a quien le correspondió este honor fue a su fundador y, otrora, líder moral, Cuauhtémoc Cárdenas o alguna otra de las figuras destacadas de este instituto que, en su momento, logró sumar y unificar a diversas organizaciones de izquierda, posicionarse como la segunda fuerza política del país y convertirse en una posibilidad de alternancia política.

No. El honor correspondió a ¡un panista! Al ex presidente del blanquiazul y ahora candidato a la presidencia del país, Ricardo Anaya. Y es que, con casi tres décadas de existencia, el Sol Azteca ya vio pasar sus mejores tiempos. Esta es la primera ocasión en la que el PRD no participa con un candidato presidencial propio y, ante su crítica condición, no encontró otra fórmula para sobrevivir que aliarse con el PAN, sumarse a su proyecto político, hacer a un lado ideología y principios y formar con el blanquiazul la coalición Por México al Frente.

La que fuera primera fuerza electoral en la capital del país, ahora habría tenido dificultades para llenar la plancha del Monumento a la Revolución, según describe una crónica periodística del acto de aniversario, por lo que habrían tenido que echar mano de burócratas y empleados del gobierno local y de las delegaciones, para cubrir los vacíos de una militancia mermada por la deserción y la decepción. ¿Y sus fundadores y ex dirigentes? Ni hablar, porque todos, o casi, lo han abandonado.

En su historia, el PRD ha tenido 16 dirigentes entre elegidos e interinos, pero únicamente seis han concluido sus períodos estatutarios. Alrededor de 15 corrientes políticas o tribus lo conforman y sus diferencias y la disputa por el control del partido han sido, en gran parte, la causa de su debacle, que, por cierto, ahora en su debilidad, han llevado la fiesta en paz.  A ver cuánto les dura.

 

Fotos para el anecdotario político: la del candidato presidencial panista presidiendo los festejos del 29 aniversario del PRD y la del candidato presidencial de Morena, en un acto de su campaña, flanqueado por dos ex presidentes nacionales del PAN, de este milenio.

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