viernes, noviembre 15, 2024

CONCATENACIONES: Desaparecidos: la historia recurrente

Fernando Irala

 

Como con los 43 normalistas en Iguala, la desaparición de tres estudiantes de cine en Jalisco y su muerte a manos de grupos de narcotraficantes ha vuelto a generar la indignación ciudadana, en particular la de los jóvenes que se sienten identificados y amenazados por la inseguridad y la actuación impune del crimen organizado.

“Nunca más”, han expresado innumerables pancartas en marchas luego de la tragedia guerrerense. Pero en la realidad y por sus semejanzas con Jalisco habría que decir “una vez más”. Aunque si revisamos las noticias diarias estamos ante la reiteración cotidiana del control de grupos delictivos a lo largo y ancho del territorio nacional, frente a lo cual se vuelve una cuestión de suerte estar o no en el lugar y en el momento equivocados.

En el país vivimos el crecimiento descontrolado de esta ola de violencia, luego de que en los pasados años parecía empezar a disminuir la estadística de muerte y sangre. Pero desde el año anterior y en el actual se han roto todos los récords, sin que haya indicios de que la situación vaya a mejorar.

En Veracruz y Tlaxcala otro grupo de jóvenes, éste desaparecido en dos partes, es afanosamente buscado por sus familiares, en tanto las autoridades de ambas entidades sólo atinan a echarse la bolita unos a otros.

El hecho es que ya prácticamente ninguna carretera es segura, sobre todo si se intenta circular de noche, más aún si se es joven.

Mientras las protestas se multiplican, en realidad es escaso el margen que los ciudadanos tenemos para impulsar una mayor atención y una mejor capacidad de las autoridades para enfrentar a los malosos.

Luego del desahogo y el duelo, justamente en las vísperas de la elección que renovará la Presidencia y el Poder Legislativo, los ciudadanos tenemos una oportunidad extraordinaria para otorgarle el poder a quien ofrezca un plan estructurado para atacar el problema.

Las equivocaciones se pueden pagar muy caro.

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