Por: Mario Ruiz Redondo
La realidad es irrebatible: Andrés Manuel López Obrador no tuvo capacidad para responder sin guión inductivo, como está acostumbrado, los cuestionamientos concretos de sus cuatro adversarios en el primer debate celebrado este domingo 22 de abril, como parte de la contienda por la Presidencia de México, poniendo en evidencia su condición de candidato mediático de alharacas y no de propuestas serias y sustentadas.
Presencia de bulto del otrora “rayito de sol”, que esta vez fue apagado, al ser receptor directo de 50, de un total de 88 acusaciones, de las que apenas si pudo contestar 11 de manera no satisfactoria.
El tabasqueño llegaría muy soberbio a la reunión llevada a cabo en la capital del país, consciente de que la mayoría de los señalamientos de sus contrincantes estarían dirigidas a él, para vulnerar su liderazgo surgido en base a encuestas realizadas por dos influyentes periódicos (uno de la ciudad de México y otro de Monterrey), de capital regiomontano, que mantienen una línea editorial en contra del Gobierno de Enrique Peña Nieto y del candidato priísta José Antonio Meade Kuribreña.
Por lo observado, Andrés Manuel llegó con la intención clara de permitir, sin dar respuesta, todo el “golpeteo” en su contra, con la intención programada de su equipo de mercadotecnia, de que fuese finalmente convertido en víctima y con ello lograr la compasión de la ciudadanía, que haría disparar todavía más el record de las simpatías a su persona.
Del otro lado Margarita Zavala (independiente), José Antonio Meade Kuribreña (PRI-PVEM-PANAL), Ricardo Anaya Cortés (PAN-PRD-MC), y Jaime Rodríguez Calderón “el bronco” (independiente), sabían que ese era el camino más fácil de López Obrador para ganar el debate, una vez acatada la consigna de únicamente referirse a los grandes resultados positivos de su gestión como jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Argumentos apoyados en gráficas vinculadas con el tema de la violencia e inseguridad, que según el ex dirigente en la década de los 80, del Partido Revolucionario Institucional en Tabasco, se redujeron de manera radical durante su mandato las tendencias delictivas, contrastando con los resultados por demás adversos en el ámbito federal, de los gobiernos panistas de Vicente Fox Quesada y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, y del tricolor Enrique Peña Nieto.
Una evaluación a favor, que de inmediato fue desmentida, al hacerle referencia sus contendientes, de que fue precisamente en los días de su gestión gubernamental, cuando en la capital de la república, marcharon en un hecho inédito, desde el Zócalo, hasta el monumento a la Independencia sobre el Paseo de la Reforma, por lo menos dos millones de seres humanos vestidos de blanco, para protestar y condenar los elevados índices de violencia, asesinatos, asaltos, robos de vehículos y secuestros sin precedente.
Cada vez más vulnerado en su autoestima de ganador sin contienda, “el peje”, ya no sentía lo duro, sino lo tupido, por lo que buscaría válvulas de escapes como la de aseverar que la violencia que se vive en México es resultado de décadas sin crecimiento económico hasta la actualidad, negando el mínimo avance, a lo que se le contestaría que sus conclusiones están plagadas de engaños.
Enjuiciamiento a lo que se calificaría de mentalidad fantasiosa, cuando se atrevería a decir, que invitará al Papa Francisco, así como a organismos internacionales, a participar en la creación de un mecanismo de amnistía para los miembros del crimen organizado en prisión.
Momentos de enfado y rostro desencajado, al perder el control de sus emociones, ante el embate frontal que no podía responder, al acusar a sus rivales de que “me están echando montón”, a lo que fiel a su estilo norteño, el ex gobernador de Nuevo León, “el bronco” le respondería que “lo que pasa es que eres un marrullero que evade preguntas. No es montón lo que te pasa, es que dices cada barbaridad”.
Y le arrojó la enésima: ¿Eres honesto, honesto Andrés Manuel?
Con el rostro que evidenciaba coraje, López Obrador, le respondería. “Sí, soy honesto mil veces más”.
José Antonio Meade Kuribreña le cuestionaría su respuesta: “Has vivido sin trabajar mucho tiempo. Eres un ejemplo de nepotismo al hacer que tus hijos y tu familia, vivan de los tres mil millones de pesos que el Instituto Nacional de Elecciones te ha entregado para Morena y que hasta ahora no has transparentado esos recursos”.
Desaparecida la sonrisa del candidato del “amor y paz”, que no daba crédito a las tremendas zarandeadas que le propinaban sus adversarios.
Noche de domingo 23 de abril de 2018, que mantuvo a todo el país atento al desarrollo de un evento vital para la vida política de México.
Foro de primer nivel, el antiguo Palacio de Minería, proporcionado por la universidad Nacional Autónoma de México, donde también Meade Kuribreña, arremetió contra “el peje”, al que acusaría de robar con su Partido (Morena), al erario público, haciendo de éste un negocio familiar.
En relación a la amnistía que pretende, de ganar la elección Presidencial, llevar a cabo a favor a personajes del crimen organizado y de la política (integrantes de “la mafia del poder”), el candidato del PRI-PVEM-PANAL, le advertiría que no se puede perdonar lo imperdonable y que su propósito lo hace títere de criminales.
Coincidencia de que el aumento de la violencia e inseguridad en el país, es consecuencia del fracaso de la estrategia de respuesta del Estado, por lo que es necesario crear una nueva que se apoye en la ley, así como crear corporaciones policíacas civiles más confiables y mientras ello ocurra, mantener a las Fuerzas Armadas fuera de sus cuarteles, con nueva normatividad jurídica para su funcionamiento a favor de los intereses de la sociedad nacional.
A favor de la designación por consulta ciudadana, del nuevo Fiscal General de la Nación, no sometido al Presidente de la República, además de la implantación de un Código Penal para todo el país.
Combate a la impunidad, de tal forma, como lo señalaría la aspirante independiente Margarita Zavala, “que el que la haga la pague, en base al orden jurídico establecido y vigente”.
Preocupación por las crecientes actividades de los cárteles de las drogas, frente a lo cual Ricardo Anaya Cortés (PAN-PRD-MC), propondría que en el próximo sexenio el combate al crimen organizado deberá ser para desmantelar y no para descabezar a los capos de esta organizaciones criminales, porque ese ha sido el error cometido a la fecha, al provocarse con ello mayor violencia en el territorio nacional.
Meade Kuribreña propondría acciones más a fondo, para contrarrestar la diversificación de las actividades del narcotráfico, entre ellas la trata de personas (prostitución), y la disputa de espacios en la geografía nacional.
Margarita Zavala atribuiría la elevación de los índices delictivos a la insuficiente presencia del Estado en las áreas de conflicto. El arribo de más corporaciones federales a los centros de conflicto, haría posible la seguridad y el encarcelamiento de los delincuentes.
Noche de confrontación respetuosa, pero crítica en todos sentidos, en la que Jaime Rodríguez Calderón “el bronco”, saldría de la oscuridad a los reflectores, al impactar al electorado de todo el país, con su propuesta de “mochar la mano al que robe”, al proponerla como solución al problema de la corrupción en México.
Hay que ir más allá. Mochar la mano al funcionario que robe y a los delincuentes.
Se le cuestionaría porque no ha cumplido con meter a la cárcel a su antecesor en el gobierno de Nuevo León y respondería que como mandatario ha cumplido, pero que la libertad e impunidad de los acusados ha sido resultado de la corrupción de los jueces federales, que ha hecho posible que todos los inculpados transiten sin problema al traer un amparo bajo el brazo.
El ex presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, haría su propuesta en el sentido de que todo funcionario corrupto, no deberá volver a ocupar nunca ninguna responsabilidad pública en cujalquiera de los niveles de gobierno.
Análisis del primer debate de los contendientes por la Presidencia de la República, que permite concluir que si bien no hubo un ganador absoluto, el perdedor fue Andrés Manuel López Obrador, al demostrar ser un político impreparado y dueño permanente de la verdad absoluta.
No pudo avalar el político macuspanense el liderazgo sobrado, que según el manejo mediático de su equipo de asesores nacionales y extranjeros, mantiene por encima de sus rivales políticos.
“El bronco” se llevaría la noche con su propuesta de “mochar la mano a los corruptos”, que aunque no tiene cabida en una sociedad civilizada y con marco legal enemigo de la barbarie, si impactó en cambio a quienes no sabían de sus ideas.
Anaya Cortés actuó con seguridad en sus comentarios y propuestas, causando buena impresión, aunado al hecho de ser el más joven de todos, que bien supo defenderse de los cargos por supuesto lavado de dinero, que según explicó, ha pasado a ser caso juzgado por la Procuraduría General de la República.
Margarita Zavala, fracasaría en su intento de imponer su condición de género, sobre todo por el peso negativo de la administración de su esposa el ex Presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, a quien mantuvo en todo lo alto.
José Antonio Meade Kuribreña, se mostraría tibio y sin contundencia en sus mensajes, al faltarle en todo momento el obligado énfasis para corregir el tono de voz académica, que si bien es cierto tuvo las mejores propuestas, no supo aprovechar el momento para alzarse como puntero de este importante evento democrático.
Su mayor error, fue haber enderezado sus baterías hacia Anaya Cortés, quien respondería más agresivamente, dando margen al abandono de la estrategia mantenida hasta el minuto 70 del debate, que finalmente afectaría a López Obrador.
Bien haría el abanderado
del PRI-PVEM-PANAL, en tener mejor asesoría, para que además de su vasta experiencia como funcionario federal, se enriquezca en lo que resta de la campaña, con un curso intensivo de oratoria, que le haga aparecer como político ante la ciudadanía que esperaba más de su participación.
Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.
Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.