viernes, diciembre 20, 2024

CONCATENACIONES: El aeropuerto, en jaque

Fernando Irala

Hace por lo menos dos décadas que el viejo aeropuerto de la ciudad de México se saturó, y desde entonces la ciudad intenta resolver esa carencia sin lograrlo; hoy la lucha por el poder presidencial pone en jaque la construcción del proyecto que promete darle capacidad a la capital para ofrecer servicio a los millones de pasajeros que lo demandan cada año.

La incertidumbre frente a una inversión tan necesaria nos vuelve a colocar como una nación subdesarrollada, incapaz de una  planeación a largo plazo, y describe la peor y más arraigada de las costumbres de la clase política: todo lo que hicieron los pasados gobernantes hay que tirarlo a la basura; sólo lo que se haga a partir de ahora vale la pena.

Así, mientras en China, la gran potencia emergente de nuestra época, arman los planes de su desarrollo para el próximo medio siglo, aquí se intenta cancelar el proyecto técnico y económico de mayor envergadura en el país, y sepultar como inservible lo ya construido para empezar de nuevo, en una ocurrencia que no tiene pies ni cabeza.

El siglo pasado, volar era un lujo que sólo se permitían los pudientes o quienes hacían negocios; hoy, los vuelos comerciales por fortuna son accesibles a la mayor parte de la población, y cada vez más utilizados.

Sin embargo, el tapón que ahoga a la capital de la República es que su aeropuerto se quedó chiquito hace muchos años, pese a sucesivas ampliaciones e incluso la construcción de una terminal 2, que desahoga la aglomeración de los pasajeros. Pero lo que no está resuelto es la ampliación de la capacidad de despegue y aterrizaje de los aviones.

Lo increíble no es que a estas alturas a alguien se le ocurra la idea de echar por la borda el nuevo aeropuerto en construcción, sino que se tome en serio la gansada y haya quien proponga instalar mesas para discutir el tema.

La locura por lo visto puede ser contagiosa.

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