Gregorio Ortega Molina
*Tan profunda, amplia y lesiva es la corrupción, que todo en la administración de justicia parece -y aparece- contaminado. Lo constataremos en el resultado de las elecciones presidenciales
El daño está hecho, la confusión sembrada. La muerte violenta de Miroslava Breach permanecerá impune para la eternidad. Javier Corral cerró el caso por así convenirle a él, de ninguna manera para administrar justicia.
¿Por qué? Porque todos mienten. Primero nos recetan la información dada a conocer por La Jornada el emblemático día de la Noche Buena: “El anuncio del gobierno de Chihuahua, en torno a la muerte del presunto homicida de Miroslava Breach Velducea, Ramón Andrés Z. C., deviene burla del debido proceso porque la administración de ese estado pretende sacudirse de un problema que no ha podido sortear, en torno a la impunidad de los delincuentes y la incapacidad de las policías e instrumentos legales para dar con los verdaderos responsables del ataque a la comunicadora.
“Diputados de Morena y Movimiento Ciudadano acusaron al gobernador Javier Corral de levantar una cortina de humo, con objeto de protegerse y evitar que su administración continuara cuestionada por distintos sectores sociales, entre ellos el de comunicación y de organizaciones defensoras de derechos humanos.
“Javier Corral es muy activo en política, a todo le saca provecho, como legislador, opositor dentro de su partido, chantajista, todo le sale bien, menos gobernar. Debe una explicación a la sociedad porque no es creíble que ahora pretenda que el autor material del homicidio de Miroslava Breach está muerto. Eso es parte de las prácticas más perversas de gobernar”.
Nota periodística completada con una información coleada: “El presunto autor intelectual del homicidio de la periodista Miroslava Breach fue detenido este 24 de diciembre, informó el gobernador de Chihuahua, Javier Corral.
“El mandatario estatal explicó que en un operativo de la Policía Federal, derivado de las investigaciones de la Fiscalía General de Chihuahua, y con la colaboración estratégica del CISEN, se pudo capturar a Juan Carlos M.O., con el alias de “Larry”, quien supuestamente ordenó el asesinato de la corresponsal”.
Resulta fácil leer lo que sucedió: matan al gatillero para “poder” inculpar a “Larry”, quien quizá es inocente del asesinato de la periodista, pero con certeza culpable de otras muchas muertes violentas. Recuerdo la frase: hay que culparlos de los que hicieron, pero no de lo que dicen que hicieron. Ahora resulta que pueda ser que ingresemos a un periodo de administración de justicia a la carta, lo que me hace recuperar un texto de Simone Weil:
“En el transcurso de los siglos que hace que está en contacto con los delincuentes sin purificación compensadora, el sistema de la justicia penal se ha contaminado del mal de tal manera que una condena supone, con gran frecuencia, el traspaso al condenado del mal del sistema penal”…
Tan profunda, amplia y lesiva es la corrupción, que todo en la administración de justicia parece -y aparece- contaminado. Lo constataremos en el resultado de las elecciones presidenciales.
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