sábado, noviembre 16, 2024

LABORES: Actualidad sindical

José Dávalos*

La organización más natural que pueda darse entre seres humanos que tienen problemas comunes y semejantes aspiraciones, son los sindicatos que en México, en la Constitución Política de 1917, están plasmados como instituciones de derecho social para la protección de los trabajadores.

Que los sindicatos están destinados a desaparecer, es una apreciación incorrecta. Quienes son dueños del capital buscan el mayor beneficio con el menor costo posible, como sucede con los miserables salarios que pagan a los trabajadores a quienes no alcanzan ni para obtener los bienes indispensables para subsistir. Así ha sido y los patrones siempre buscarán que las cosas sigan siendo así.

Con mucha frecuencia escucho que hay que ver las marrullerías de los dirigentes sindicales que nada hacen para defender a los trabajadores; que hay ocasiones en que los trabajadores no encuentran quien obra con mayor injusticia, si los patrones o los líderes sindicales. Así son las cosas, y agreguemos la entrega indiscriminada que muchos líderes hacen de los votos de los trabajadores a  cambio de beneficios personales en el mercado político.

Esta es nuestra dolorosa  mexicana, pero siempre hay gente joven, trabajadores jóvenes, hombres y mujeres, que deseosos de que las cosas cambien en México están dispuestos a levantar las banderas de la libertad sindical para vivirla y para hacer que todos los trabajadores la vivan.

La Constitución consagra y tiene vigente el derecho de los trabajadores a constituir los sindicatos que ellos deseen en cada empresa, el derecho a ingresar a los sindicatos que ellos deseen, a permanecer en ellos el tiempo que ellos quieran; la plena libertad sindical. Los trabajadores saben que ante las injusticias que padecen la solución la tienen en su organización para conquistar derechos, para fortalecerlos y para vivirlos plenamente.

La Ley Federal del Trabajo dispone que los sindicatos son las organizaciones que luchan por el mejoramiento y defensa de los trabajadores. Estos no son principios huecos de la Constitución ni de la Ley, están en espera de que los trabajadores quieran vivirlos plenamente. Son postulados que los trabajadores, hombres y mujeres, cuando ellos lo decidan pueden pasarlos de la letra ley a la realidad práctica en las empresas, en sus sindicatos, en la calle.

Nunca sabe uno cuándo ni cómo los trabajadores decidan asumir esos que son sus derechos y que nadie les puede arrebatar. Ellos saben que una rama se rompe fácilmente, pero que un manojo de varas se vuelve invencible.

josedavalosmorales@yahoo.com.mx

 

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