LIBROS DE AYER Y HOY: En el mar Caribe, piratas ¿o ratas?

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Teresa Gil
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

Los que roban y agreden en el mar, no son como aquellos viejos piratas que practicaban su oficio marítimo, frente a los poderosos que de alguna manera se habían apropiado de las riquezas de sus pueblos. En los de ahora es otra cosa. Son los mismos poderosos, como los mandantes de Estados Unidos, los que no solo roban y agreden mortalmente, sino lo hacen desde un mar del que se han apropiado. Más que piratas, son ratas, los que roban. Es cierto que la palabra pirata, de origen griego, no tiene nada que ver con rata, aunque es parte de su contexto gramatical. La pura y clara verdad es que ambos son ladrones, aunque tengan diferentes características. Con diferencias en las escalas de sus respectivas ocupaciones, el pirata es un ladrón de altos niveles y el rata de pequeñeces, aunque ambos comparten riesgos.

EL PIRATA YA NO ES SOLO DEL MAR. ROBA A LO GRANDE Y DONDE PUEDE
Se podrá decir que el pirata lo es del mar como se le fincó en algunas de las más famosas novelas del tema. Pero la vida real lo ha llevado ya al nivel terrestre, incluso de redes, para señalar a un pirata, el que piratea, como el llamado plagiario, el que copia, y reproduce el trabajo ajeno sin ninguna licencia. La RAE le da varias definiciones, pero la fundamental es que carece de licencia y usa la falsedad para apropiarse de lo ajeno. A diferencia, el rata mexicano que tanto ha desacreditado a las pobres ratas, no cae en el extremo de presumir lo ajeno, simplemente se apropia de él y ya. Pero ojo, también ese vocablo ha entrado en otro contexto. Y se hermana más al pirata para hacerse uno solo, cuando vemos como han robado muchos personajes que no son precisamente pequeñeces y que presumen de ello. Lo robado lo viven abiertamente en propiedades, cuentas de alto nivel, pasan años felizmente en el extranjero y sus nombres pueden ser localizados en la prensa diaria. No necesitan tener su tesoro en una isla.

LOS QUE SE APROPIAN AHORA DEL MAR CARIBE, LE ROBAN EL MAR A DEFOE
Tanto el inglés Daniel Defoe como el escocés Robert Louis Stevenson, vislumbraron sus famosas novelas en océanos, el Atlántico y el Pacífico respectivamente. Aunque escalaron en mares, era la grandeza del océano la que definía la propia grandeza de sus obras, aunque la de Defoe no fuera de piratas sino de un náufrago. Suya, la Robinson Crusoe escrita en 1719 y desarrollada tras el naufragio en el mar Caribe y La isla del tesoro, de Stevenson, según algunos a analistas en archipiélago que México reclama, por Revillagigedo, Clarion y Clipperton Premio Mundial de la Unesco. La historia de ésta última, del escocés, y la de muchos escritores que se volcaron en la piratería, inspiraron a su vez a otros grandes creadores. Es el caso del español José Espronceda un creador que murió muy joven a los 34 años, pero que dejó una obra poética de trascendencia en las letras hispanas. A diferencia de quienes señalaron al pirata como un atracador, él, en un esquema de varios temas sobre la pobreza y desaliento, se refiere al pirata, como un ser sencillo, pero alegre, dueño de los mares frente al poderoso que solo lo usa para robar. Aquí uno de sus famosos versos dentro de su concepto La libertad y la Independencia:
Canción del pirata
Con diez cañones por banda
viento en popa a toda vela
no corta el mar sino vuela
un velero bergantín

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tenga aquí por mio
cuanto abarca el mar bravío
a quien nadie impuso leyes.

La alusión directa a Trump, desde mediados del siglo XIX

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