CIUDAD DE MÉXICO.- Las peluquerías “de paisaje” reaparecieron en calles de la Ciudad de México como respuesta directa al alto costo de las rentas comerciales. Estilistas y barberos optan por trabajar desde puestos metálicos, carpas o estructuras móviles para mantener sus ingresos ante la dificultad de acceder a un local formal.
Edwin, estilista que labora en la colonia Obrera, explicó que esta modalidad no responde a una tendencia, sino a una necesidad económica. De acuerdo con su experiencia, una renta básica exige varios pagos iniciales que resultan inalcanzables. Por ello, decidió instalar su espacio de trabajo en la vía pública para continuar ofreciendo servicios y sostener a su familia.
Aunque su presencia actual resulta más visible, el trabajo de los peluqueros ambulantes no es nuevo. Durante la primera mitad del siglo XX, los llamados peluqueros con paisaje realizaban cortes de cabello y barba en espacios abiertos, usando árboles o muros como soporte para sus espejos. Esta práctica ofrecía una alternativa accesible para la población urbana.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha documentado este fenómeno como parte de la vida cotidiana de la capital. En ese entonces, el servicio en la calle reducía costos tanto para el trabajador como para el cliente, una lógica que vuelve a repetirse en el contexto actual de encarecimiento urbano.
Hoy, la diferencia radica en el entorno económico. La gentrificación y el incremento sostenido de las rentas comerciales han limitado las opciones para pequeños negocios. En consecuencia, la calle vuelve a funcionar como espacio productivo para quienes buscan estabilidad.
Con más de cinco años de experiencia, Edwin logró consolidar una base de clientes gracias a la constancia y a precios que inician desde los 80 pesos. Sin embargo, reconoció que no todos los puntos funcionan igual. Probar ubicaciones y adaptarse al flujo de personas resulta clave para sostener el negocio.
Casos similares se repiten en la colonia Doctores, donde María abrió su tercer emprendimiento desde un puesto ambulante. Su objetivo consiste en crecer de manera gradual hasta contar con un local más amplio. Mientras tanto, ofrece cortes, peinados y depilación de cejas, aunque enfrenta limitaciones técnicas, como la falta de espacio para instalar un lavabo.
Otro ejemplo es Eric, quien inició atendiendo a domicilio y después decidió instalarse en la calle para ampliar su clientela. Con diez años de experiencia, considera que la constancia y la visibilidad resultan esenciales para atraer público y consolidar el servicio.
De acuerdo con Data México, entre enero y marzo de 2025, 421 mil personas trabajaron como peluqueros, barberos o estilistas en el país, y 81.9% lo hizo en la informalidad. Esta cifra refleja un mercado laboral amplio, pero con escasas condiciones de formalización.
En conjunto, el regreso de las peluquerías callejeras evidencia cómo los trabajadores del cuidado personal buscan alternativas económicas frente a un entorno urbano cada vez más costoso. Aunque la calle representa una solución inmediata, muchos mantienen el sueño de crecer y acceder, algún día, a un espacio propio.
AM.MX/fm
