A 50 años de la muerte De Francisco Franco y el fin de la dictadura franquista

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Por Lizbeth Woolf

CIUDAD DE MÉXICO.- Actualmente, España es una monarquía parlamentaria en el que existe una Constitución en la que se recogen los derechos y deberes de sus ciudadanos. Hay partidos políticos y los gobernantes del país se escogen mediante elecciones. Sin embargo, esto no era así hasta hace pocas décadas.

De acuerdo con La Vanguardia, en España hubo una dictadura entre 1939 y 1975. Se instauró después de que las tropas lideradas por el general Francisco Franco vencieran en la Guerra Civil (1936-1939).

La dictadura pasaría a denominarse como “franquismo” en referencia al nombre del dictador. Este régimen autoritario pasó por diversas etapas a lo largo de los años y se prolongaría hasta el día de su muerte, el 20 de noviembre de 1975. Analizamos cuáles fueron las características generales del régimen.

El franquismo fue una dictadura militar en la cual todos los poderes del estado cayeron en manos de Franco. Esto supuso la censura y represión de cualquier tipo de resistencia al régimen franquista, junto con la abolición de los partidos políticos y sindicatos. Además, se suprimieron derechos humanos, incluyendo el de libertad de expresión y de asociación, y se restringió el uso de las lenguas minoritarias, como el catalán o el eusquera.

En consecuencia, se instauró un régimen del miedo donde solo existía un único partido, la Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS). El ejército controlaba los medios de comunicación y tanto la enseñanza como el ocio estaban regulados para difundir solo las ideas afines al régimen. De esta manera se pretendía obtener el control social e ideológico de la ciudadanía.

En el punto de mira estaban los vencidos de la Guerra Civil, que fueron denominados como “enemigos” de España. Se persiguió cualquier ideología de izquierdas, tanto comunistas como socialistas, pero también a nacionalistas vascos, nacionalistas catalanes y a aquellos que fueran considerados una amenaza para régimen. Muchos de ellos acabaron en campos de concentración , trabajando como esclavos, en prisiones donde se les torturaba, o incluso fusilados. A pesar de todo, actualmente no hay un censo definitivo sobre el número de víctimas mortales.

Había una postura ambivalente respecto a los judíos, sobre todo a causa de la idea de que existía una conspiración judeo-masónico-comunista-internacional, una teoría de la conspiración que defendía la existencia de una unión entre comunistas, la secta masónica y los judíos para invadir España.

El resto de etnias que no pertenecían a la “raza española”, que era como los afines al régimen llamaban a las personas cuya familia había residido en el país durante generaciones o a quienes ellos consideraban que cumplían con unos requisitos subjetivos, eran considerados seres inferiores. Por ejemplo, las personas de etnia gitana.

Nacionalcatolicismo

Aunque también se estableció en Portugal y Croacia, el nacionalcatolicismo fue la base ideológica del franquismo. Se fundamenta en la exaltación a la patria y a la religión católica, retomando al mismo tiempo los antiguos valores del imperio español. No hubo libertad religiosa durante el franquismo: toda persona que se quisiera considerar un buen ciudadano de España debía ser un católico fiel a Franco.

Franco era muy católico y entendía que lo que hacía era una misión de Dios. Quería proteger a la Iglesia de las personas contrarias a la religión. Debido a las concesiones y privilegios que otorgó a la Iglésia católica, contó con el apoyo de los principales representantes de la institución.

En nombre del catolicismo, el discurso nacionalcatólico se impuso en los colegios e influenció la opinión pública con el objetivo de utilizar a la población para sus intereses. En otras palabras, la Iglesia se convirtió en un instrumento de poder favorable al franquismo.

Esto afectó profundamente la simbología franquista. Aparte del uniforme y el himno franquista, la simbología del régimen estaba relacionada con el catolicismo tradicional español, como el águila de la bandera, que representa a San Juan, o el Valle de los Caídos, un monumento funerario con una enorme cruz y una basílica, en el que están enterrados combatientes de ambos bandos de la guerra.

¿Un fascismo español?
Si bien el franquismo se suele definir como una ideología fascista, algunos historiadores defienden que existen importantes diferencias a tener en cuenta. El régimen franquista, a diferencia del nazismo alemán o el fascismo italiano, era más religioso y conservador.

Su ultracatolicismo no coincidía con las ideas del estado moderno más propias del siglo XX, pero sí que había una mirada hacia el pasado imperial parecida al modelo fascista .

De acuerdo con el portal La enciclopedia biográfica en línez, Biografías y Vidas, nacido en una familia de clase media tradicional marinera, Francisco Franco nació en el Ferrol en 1892, eligió la carrera militar, terminando en 1910 sus estudios en la Academia de Infantería de Toledo.

Ascendió rápidamente en el escalafón por méritos de guerra, aprovechando la situación bélica de Marruecos, en donde permaneció destinado entre 1912 y 1926, con breves interrupciones: en 1923 era ya jefe de la Legión, y en 1926 se convirtió en el general más joven de Europa.

La brillante carrera de Francisco Franco continuó bajo distintos regímenes políticos: con la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930) llegó a dirigir la Academia General Militar de Zaragoza (1928); con la Segunda República (1931-1936) participó en la represión de la Revolución de Asturias (1934), fue comandante en jefe del ejército español en Marruecos (1935) y jefe del Estado Mayor Central (1936). El gobierno del Frente Popular lo alejó a la Comandancia de Canarias, puesto que ocupaba al estallar la Guerra Civil española.

De ideas conservadoras, Franco valoraba sobre todo el orden y la autoridad. Desconfiaba del régimen parlamentario, del liberalismo y de la democracia, a los que creía causantes de la «decadencia» de España en el siglo XX; su postura era representativa del grupo de militares «africanistas» que veían en el ejército la quintaesencia del patriotismo y la garantía de la unidad nacional.

Por tales razones Franco se sumó, aunque a última hora, a la conspiración preparada por varios militares para sublevarse contra la República en julio de 1936. El «Alzamiento Nacional» (eufemismo propagandístico con el que los generales insurgentes bautizaron el golpe de Estado) comenzó el día 17 de julio en la península y el 18 de julio en África, donde se hallaba Franco, razón por la que el régimen identificó más tarde esta última fecha como su momento fundacional.

El fracaso de la tentativa golpista en la capital y en buena parte del territorio nacional dio lugar a la Guerra Civil española, que duraría tres años (1936-1939) y llevaría a Franco al poder. Tras pasar el estrecho de Gibraltar al frente del ejército de África, Franco avanzó por la península hacia el norte. El 1 de octubre de 1936, sus compañeros de armas, reunidos en una Junta de Defensa Nacional en Burgos, le eligieron jefe político y militar del bando sublevado.

Franco dirigió la guerra con criterios conservadores, muy alejados de la guerra rápida que propugnaban las doctrinas estratégicas modernas. La unidad impuesta en su bando contrastaba con los enfrentamientos que desangraban al bando leal a la República; la disciplina y la profesionalidad de sus fuerzas, con la politización y el voluntarismo de los milicianos republicanos. La ayuda militar que prestaron la Alemania nazi y la Italia fascista también contribuyó a la victoria final de Franco (1 de abril de 1939).

Terminada la Guerra Civil, Franco impuso en España un régimen de nuevo cuño, inicialmente alineado con el nazismo de Hitler y el fascismo de Mussolini, que eran sus aliados e inspiradores. A pesar de ello, no comprometió del todo a España en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), pues, dada la debilidad en que se encontraba el país, no consiguió de Hitler las desmesuradas compensaciones que pretendía por su apoyo (entrevista de Hendaya); tan sólo envió tropas voluntarias a combatir junto a los alemanes contra la Unión Soviética (la División Azul). Finalizada la conflagración mundial con la derrota de las fuerzas del Eje, aliadas de Franco, su régimen sufrió un cierto aislamiento diplomático, pero consiguió sostenerse, rentabilizando su anticomunismo radical en el contexto de la «guerra fría».

En lo político, Franco instauró desde el principio una dictadura personal de carácter autoritario, sin una ideología definida más allá de su carácter confesional (católico integrista), unitario y centralista (contra toda autonomía regional o reconocimiento de peculiaridades culturales) y claramente reaccionario y conservador (los partidos y los sindicatos de clase fueron prohibidos).

Copió de sus modelos fascistas la idea de una jefatura carismática unipersonal (con el apelativo de «Caudillo»), de un partido único (el Movimiento Nacional) y de un vago corporativismo (sindicatos verticales). La represión de la oposición fue feroz (con unos sesenta mil ejecutados sólo entre 1939 y 1945, continuando las ejecuciones políticas hasta 1975).

En lo económico, optó por una política de autarquía que hundió a España en el estancamiento y el atraso, en contraste con la recuperación que vivía el resto de Europa; sin embargo, la necesidad de homologarse con los países occidentales y de reforzar la alianza con Estados Unidos le llevó a una progresiva liberalización económica a partir del Plan de Estabilización de 1959.

Los años sesenta (con los «planes de desarrollo» y la influencia política del Opus Dei, ultraconservadora congregación católica) fueron de rápido crecimiento económico, industrialización, apertura y urbanización. Las mejoras materiales facilitaron el mantenimiento de Franco en el poder, a pesar del creciente anacronismo de su régimen; pero también produjeron cambios sociales que hicieron inviable su continuidad una vez muerto el general.

Desde 1969 Francisco Franco había institucionalizado como sucesor al príncipe Juan Carlos I, nieto del último rey de España (Alfonso XIII); tal previsión sucesoria se cumplió tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, pero no fue acompañada de una continuidad política, ya que, sin romper con la legalidad vigente, el nuevo monarca promovió una transición pacífica a la democracia.
AM.MX/fm

 

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