Teresa Gil
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx
Llegar a una edad sin huellas, es algo que no fue previsto por la propia persona, pero sobre todo por las instituciones. Mostrar las huellas es algo fundamental para todo reconocimiento personal, por eso resulta absurdo que no hubiera y de hecho no lo hay, una forma sencilla de resolver el problema. Con la Curp Biométrica que está anunciando el gobierno mexicano, se pretende resolver el problema a partir de la firma electrónica, pero mientras eso sucede y la gente se inscribe en esa Curp, las empresas que exigen la huella digital se dan vuelo negando bienes y efectivos a los ancianos que carecen de ellas. Los bancos, amos de los pobres recursos que uno deja a su resguardo, ponen una serie de condiciones, registro en sus archivos de la credencial de elector, mas dos credenciales vigentes. Esta situación afecta en México, a más de 17 millones de personas de la tercera edad, más las personas que nacieron naturalmente sin huellas, que al parecer representan el uno por ciento de la población mundial y padecen lo que se llama Adermatoglifia. Más fácil era para aquel que no se amilanaba con las huellas de sus besos, al parecer el compositor Severo Mirón:
Podrás cambiar de nombre,
de patria, de todo.
Modificar tu rostro
tu historia, tu modo.
Pero por más que borres,
que limpies que cambies,
la huella de mis besos
tendrás en la cara.
LA CURP BIOMÉTRICA OFRECE SOLUCIONES A ANCIANOS. BANCOS RESPINGARÁN
El plan de de la nueva Curp que es voluntaria, toma en cuenta la imagen del iris, las huellas digitales y en el caso de la tercera edad la firma electrónica, para una situación que es importante: acreditar la identidad en forma única e intransferible, facilitar el acceso a programas sociales y servicios públicos, ayudar a prevenir fraudes y suplantaciones y contribuir a la búsqueda de personas desaparecidas. En el acceso a la situación biométrica de parte de personas que ya carecen de huellas, se hace la advertencia al cuidado de que las huellas no sean aplicadas a otras personas, los propios empleados que realizan la aplicación, entre ellos. Para realizar esa función biométrica: “Toma de imagen de las crestas papilares de los dedos, sobre una superficie de contraste por presión, a partir de lo cual se obtienen lo datos biométricos”. Mientras eso pasa, “la huella de mis besos tendrás en la cara”
Llegarán otros besos
que borren los míos,
más por debajo de ellos
los míos estarán.
Y hasta cuando en la tierra,
otra tierra te tape,
ahí estarán mis besos
pegados siempre a ti.
OTRAS HUELLAS TRASCIENDEN EN ESTE MOMENTO CUANDO RONDA LA GUERRA
Con mucha naturalidad, Donald Trump dijo en el entorno a donde fue a refrendar las firmas de los países que vigilarán que se cumpla el acuerdo de paz de Gaza, -tan lleno de dudas-, que la tercera guerra mundial no comenzará en Medio Oriente. No sabemos de donde le llega esa seguridad. Egipto, Qatar y Turquía son los tres países que estarán vigilantes del acuerdo y lo garantizarán ¿Cuantos acuerdos se habrán hecho durante la Segunda Guerra Mundial que no se cumplieron? Solo aquel librero italiano de nombre Guido trataba de cumplir ante su hijo el deseo de que fuera feliz y superara la terrible presencia de la guerra en su persona. Los dos estaban en un campo de concentración. Y así, Guido, que en el filme que ganó el Óscar a la mejor actuación masculina 1997, no era otro que el director del filme La vida es bella, Roberto Benigni, exaltó la visión de su hijo, a partir del amor a la vida. El filme surgió de un libro de nombre similar escrito por el propio Benigni y Nicola Piovani, quienes a su vez hicieron el guion. En el filme, Guido fue llevando a su hijo a la evasión de la maldad nazi, para conducirlo a la felicidad poco antes de terminada la guerra. Pero él, Guido, fue ajusticiado por ese nazismo.