Adrián García Aguirre / Hermosillo, Sonora
*Estaba convencido de que el Moro sería el triunfador.
*Vicente Fernández y Antonio Aguilar, los mejores intérpretes.
*La meta estuvo lista frente al Copacabana Club.
*Antes se llamó Cabañas Tecate, con su bote de cerveza.
*”Si, señor, el vencedor ganó por dos cuerpos de ventaja”.
*“No puede ser, era mejor el Moro”
Leonardo Yáñez, el Nano, músico de Agua Prieta y compositor del corrido que luego se haría famoso en las voces de Gilberto “Sahuaripa” Valenzuela, Vicente Fernández y Antonio Aguilar, escribió la pieza musical antes de la carrera, convencido de que el Moro saldría triunfador.
Manuel López Romero, quien era cantinero del Copacabana Club, resguardaba bajo su responsabilidad los costales en donde estaban depositando las fuertes cantidades de dinero de los apostadores que eran muchísimos.
La carrera se llevó a cabo en la Calle 4 desde la Avenida 17 a la 20, de Poniente a Oriente hacia la meta que venía quedando frente al Copacabana Club, que en ese tiempo todavía le decían Cabañas Tecate, porque ahí estaba instalado, como anuncio, un gran bote rojo de esa cerveza.
La tarde de la carrera muchos espectadores, los que cupieron, se subieron al anuncio para ver mejor y lo echaron al suelo: “Ahí estuvo harto tiempo tirado. En ese entonces todos los alrededores eran un solo terrenos baldíos llenos de mezquites y unos cuantos cactos”, cuenta Luis José Rodríguez Bernal, testigo de los hechos.
Testigo y aficionado sin remedio a las carreras de caballos, narró en alguna tertulia en su pueblo a quienes gustaban escucharlo, que el Moro perdió contra el Relámpago aquella tarde de marzo.
La incógnita que por tantos días existió sobre el resultado de la carrera a verificarse entre el caballo el Relámpago de Rafael Romero y el Moro de Pedro Frisby de Cumpas, quedó despejada el domingo anterior cuando ambos ejemplares entraron a la pista y se disputaron la supremacía en el terreno.
A los pocos metros de la salida el Moro tomó ventaja de aproximadamente dos cuerpos; pero a la mitad de la pista el Relámpago lo alcanzó y tomó la delantera, llegando adelante a la meta: “Sí señor, el vencedor ganó por dos cuerpos de ventaja”, recordó el Nano Yáñez años después.
Fue un número exagerado de personas las que presenciaron esta carrera que despertó interés desde que fue anunciada, trayendo gran número de aficionados de la región, principalmente de Cumpas, de donde fue traído el caballo.
Los cimientos del Copacabana Club retumbaron con los gritos de victoria y el llanto de la derrota, y el lugar se suscitaron escenas ensordecedoras: “No puede ser, era mejor el Moro”, se lamentaban los cumpenses, quienes perdieron una inimaginable cantidad de dinero esa tarde.
Otros como “El Puyo” Morales, se hicieron de buen dinero gracias a su buen juicio, o instinto, y de puro gusto Rafael Romero, dueño del caballo ganador y del Copacabana ofreció una comida a los perdedores.