Teresa Gil
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Si la guerra según el diccionario es toda especie de lucha y combate, entonces todos estamos en guerra en este momento. Claro que hay guerras que se formalizan como tales en lucha armada entre dos o más países. Pero las divergencias se pueden dar por miles sin que la mano agresiva se haga presente. Y muchas de esas divergencias tienen mucho que ver con la incomprensión. Es lo que está pasando en este momento con la guerra Rusia- Ucrania, en la que desde Rusia Vladimir Putin propone una reunión el 15 de mayo en Estambul, para discutir un posible alto al fuego, en tanto que el ucranio Volodymir Zelensky lo presiona para reunirse el 12 de mayo para un cese de hostilidades de 30 días. Propuestas que extienden una guerra en cuyo primer mensaje el papa León XIV, se refirió en la búsqueda de la paz. Zelensky desde luego, como primario que es, está asesorado por los países poderosos de Europa que quieren sacar parte en el entierro. Vigilados por Trump desde Estados Unidos, desde luego.
EN MÉXICO LA INCOMPRENSIÓN POR DESAPARECIDOS, CREA BARRERAS
En su mayoría, las desapariciones en México son por una guerra, aquella guerra sucia que se inició en los años sesenta del siglo pasado, la guerra actual contra el crimen organizado y desde luego la principal guerra que lleva tantos años y problemas, la que se ejerce contra una pobreza de acuerdo a la concepción del gobierno que la hace. En torno a los miles de desaparecidos que se mencionan, 127 mil para las madres buscadoras, el gobierno “no ha hecho nada”, según la frase que se recalca, en una definición que debería de ser más pensada. En dos sexenios de gobiernos progresistas, algo se ha hecho en el país y uno de esos resultados, es que la gente pueda expresarse, moverse por el país como lo hicieron el pasado 10 de mayo sin que nadie lo interfiriera. Y hemos sabido de reuniones con la secretaria de Gobernación, la entrega de centenares de propuestas y la búsqueda más rápida de solucionar el problema. Ello, con la intervención soberana del gobierno de México en el problema y la presencia de apoyo de la ONU. Eso es hacer algo. Y vemos desde varias vertientes que si se está haciendo ese algo.
REMARQUE Y EL ANÁLISIS DE LAS GUERRAS, INSTRUMENTOS DE DEGRADACIÓN
En cualquier tipo de guerra, nadie sale incólume en un conflicto. Peor si se se trata de un conflicto armado. El que mejor advirtió sobre esa consecuencia fue el gran escritor Erich María Remarque cuya obra Sin novedad en el frente (muchas ediciones desde 1929 a la fecha, entre ellas, editoriales Océano, Orbis, Navona, Hispano americana), ganó el premio Nobel de la paz en 1931. Se trata de una larga descripción de los voluntarios durante la Primera Guerra Mundial, sus miedos, sus compañerismos, y la muerte que acechaba cada día. El aporte de Remarque a la crítica de la guerra se fraguó desde su perspectiva de hombre de izquierda y sobre todo de su participación muy joven en esa guerra, como soldado. Vivió los avatares desde la trinchera y desde ahí se formó un propósito como escritor, que ya hemos mencionado en otras ocasiones: advertir a las generaciones sobre el impacto de las guerras y la degradación del ser humano, lo que desgraciadamente no tomó en cuenta la Alemania nazi diez años después, ni otros guerreristas de estos tiempos. El tenía 31 años cuando escribió su famosa novela y cuatro años más tarde fue objeto de persecución de parte del nazismo. Sus libros fueron quemados como los de otros escritores. Precisamente un 10 de mayo de 1933.