CIUDAD DE MÉXICO.- La inflación de abril fue de un elevado 0.33%, por encima del 0.30% esperado y de lo observado en el mismo mes del año pasado, provocando que la lectura anual se elevara 13 pbs respecto a marzo, para ubicarla en 3.93%. La inflación subyacente mostró presiones mayores, aunque no sorprendió negativamente (0.49% vs 0.48% estimado); la lectura del año pasado fue materialmente mejor, por lo que la métrica interanual se elevó 29 bps en el mes, alcanzando 3.92%. Los servicios avanzaron 0.30% pese al contexto de estancamiento económico, mientras que los bienes lo hicieron en 0.69%, acumulando evidencia de traspaso cambiario. Los precios de agropecuarios muestran señales de normalización, lo que constituye un riesgo hacia adelante.
¿Cómo han reaccionado los mercados?
En lo que va de la jornada, la bolsa mexicana retrocede 1.4%, contrastando con el firme avance del S&P 500, la moneda se aprecia 0.20% a pesar del fortalecimiento general del dólar, y las tasas se elevan 1-6 pbs, en línea con el alza en tasas de los Tesoros. Estas variaciones ocurren teniendo como trasfondo el acuerdo comercial entre EEUU y Reino Unido.
¿Cuál es nuestra visión?
Los riesgos inflacionarios siguen materializándose, pues la debilidad económica no ha provocado una corrección en la inflación de servicios suficiente (por presiones estructurales en costos y pleno empleo) y el traspaso cambiario está ocasionando que la inflación de bienes deje de ayudar comparativamente.
Asimismo, la normalización de la inflación en agropecuarios (baja en estos primeros meses del año respecto a lo visto en años recientes), sumado a que la caída global en precios de combustibles no tiene fuerte reflejo en México por la depreciación acumulada y los impuestos aplicados, complica la prospectiva de desinflación. Queda por ver si las disrupciones globales en cadenas de suministro por la guerra comercial estadounidense tendrán consecuencias en la dinámica de precios local. Por otro lado, el mes presenta distorsiones por la Semana Santa de este año respecto al pasado que introducen ruido en el análisis.
En este contexto y dada la dinámica reciente, seguimos anticipando recorte en la próxima reunión de política monetaria de Banxico. La función de reacción de la nueva junta es largamente flexible, pues está prestando atención no sólo a la dirección de la inflación (que sigue en rango objetivo), sino al crecimiento económico. Dado que el segundo está postrado y posiblemente empeoré, mientras que el primero muestra expectativas estables, hace sentido que Banxico recorte en su reunión de la próxima semana.
Queda por ver el orden magnitud (25 o 50 bps), y si volverán a recortar en su reunión de fines de junio. La dinámica reciente nos motiva a considerar un recorte de 50 bps, y 25 bps en la siguiente. A fin de año, es posible que la tasa de referencia cierre en 8 o 7.75%, pero esto es altamente dependiente de si México entra o no en recesión, y presiones globales en precios. El resultado de inflación de abril no altera nuestra recomendación de inversión, que favorece los activos locales sobre los globales, y mantiene la apuesta por la renta fija local y la duración.
AM.MX/fm