Patricia Retana
CIUDAD DE MÉXICO.- Del 28 de abril al 3 de mayo, el campus del Palm Beach State College, en Lake Worth Beach, Florida, se transformó en una ciudad efímera de cascos, sirenas y voluntad de acero. En el lugar, más de 250 rescatistas —entre bomberos, paramédicos y voluntarios— provenientes de Estados Unidos, Canadá, Chile y México, se midieron en desafíos extremos durante la segunda edición del Palm Beach State Invitational, un evento que no sólo pone a prueba la destreza, sino el alma misma de quienes dedican su vida a salvar otras.
Entre las competencias más intensas destacó la Rapid Intervention Team (RIT), considerada la liga formal más exigente en su tipo en Estados Unidos. Allí, 24 equipos enfrentaron túneles ciegos, estructuras colapsadas, arrastres de maniquíes de 80 kilos y maniobras de extracción con herramientas de corte. De todos los nombres en pantalla, uno llamó la atención por su novedad: Mexico Fire Rescue Team, también conocidos como #RITopos.
Invitados de último momento,, los cuatro integrantes del equipo mexicano —tres hombres y una mujer— aceptaron el reto con apenas una semana de preparación. Lo hicieron con un objetivo claro: demostrar que la técnica es universal, que la voluntad no se mide en banderas, y que México tiene talento para rescatar… y para brillar.
El cronómetro comenzó. Dentro del laberinto de humo, los comandos en español eran traducidos en tiempo real por voluntarios estadounidenses. A la salida, la planilla de jueces fue clara: “excelente administración de aire”, pues el equipo conservó 400 psi en sus botellas. Además, lograron el tiempo más rápido en apertura de puertas, superando a escuadras de condados como Palm Beach, Miami-Dade o Boynton Beach.
Pero fue Alina Pantoja quien se robó la ovación.
Máster en Administración en Salud, ex scout y rescatista voluntaria desde el sismo de 2017, Alina es la primera mujer mexicana en competir en un evento internacional de intervención rápida. Su liderazgo fue vital.
En medio de escombros y chispa de sierra, su voz marcó los relevos, coordinó movimientos a ciegas y aseguró la salida del equipo. El público —que minutos antes coreaba “U‑S‑A”— cambió el canto por un vibrante “Mé‑xi‑co” cuando Alina emergió al frente.
La organización del evento no tardó en reconocerlo: premio a la mejor comunicación en lengua no inglesa, que Alina recibió con una frase que ya inspira a generaciones futuras:“Nuestra bandera pesa poco, pero la responsabilidad es enorme. Entrenar aquí significa volver a casa con técnicas que salvan vidas”.
No pasó inadvertido que fue la única mujer en toda la categoría RIT. “Traigo más preguntas de niñas que quieren ser rescatistas que ampollas en los pies”, dijo mientras guardaba sus cosas en una cajita rosa con princesas. Para ella, cada paso entre humo y metal es también un paso hacia el cambio:“Si mi voz se escucha clara en un túnel, se escuchará igual de fuerte cuando pidamos mejores condiciones de entrenamiento para las y los rescatistas en México”.
El equipo no volverá con las manos vacías: se llevan nuevos aprendizajes, alianzas de cooperación y la promesa de regresar mejor preparados.
AM.MX/fm