martes, abril 22, 2025

Los pastries ingleses y los pastes hidalguenses

Adrián García Aguirre / Pachuca, Hgo.

*Antiquísimas variantes de las empanadas.
*Traídos a México por los mineros británicos en 1820.
*Siguen siendo populares más de doscientos años después
*India Grant, Isabel Arriaga y Héctor Linares cuentan su historia.
*Los originales llevaban carne, papa, nabo y cebolla.
*Cornwall y Real del Monte, unión feliz por esos panecillos.

Originarios de Real del Monte, población minera cercana a Pachuca en el estado de Hidalgo, los pastes fueron traídos por mineros británicos en la década de 1820 y desde entonces se han convertido en una tradición no solamente local, sino nacional e internacional.
“Son panecitos traídos a México por mineros ingleses que llegaron al rescate de las minas de esa población hidalguense, ganadores de concursos como el Festival Internacional del Paste”, dice la fotógrafa India Grant.
La fotoperiodista se apresta a hacer unas tomas a doña Isabel Arriaga Lozano, quien rellena cuidadosamente una empanada de hojaldre con una mezcla de carne, papas y chiles, elaborando así un paste, atesorado bocadillo también mexicano que tiene una bella y rica historia.
Los elaborados en Real del Monte, son casi iguales a los traídos por mineros británicos en la década de 1820 con el nombre original de “cornish pastries”, que desde entonces se han convertido en tradiciones culinarias.
“Cada año, entusiastas de la gastronomía van a Real del Monte para celebrar el Festival Internacional del Paste que honra su deliciosa historia, popular en todo México, con rellenos que van desde el mole mexicano hasta sabores más dulces como piña o zarzamora con queso”, explica doña Chabela Arriaga.
Y si bien muchos ignoran su sorprendente origen, el conocido Cementerio de los Ingleses ubicado en la cima de una colina contiene una pista: más de setescientas tumbas cubiertas de musgo y liquen aparecen con nombres británicos.
“Son las tumbas de cientos de mineros que viajaron a México en 1824 para trabajar en Real del Monte, extrayendo plata, cobre, zinc, oro y mercurio, los mineros que -conocidos como “cornish”- vinieron desde Cornwall, región del extremo suroeste de Inglaterra”, detalla India Grant.
“De la misma forma, ya existía también una fuerte comunidad minera que creció desde fines del siglo XVIII, quienes trajeron consigo un bocadillo emblemático al que llamaban así “cornish pastry, que data de muchísimo antes, del siglo XIII, cuando eran comida de la nobleza y las clases altas”, añade la joven fotógrafa.
Añade que para el siglo XIX, se volvieron populares entre las familias inglesas de clases medias y populares, consistentes en un pastel de capa delgada relleno de cortes baratos de carne junto con papas, nabo sueco y cebolla.
El pastelito era entonces doblado de lado, como empanada, lo que sellaba a los ingredientes y le daba a la persona un lado por el cual sostenerlo; así el lado doblado funcionaba entonces como una especie de sostén que los mineros podían sujetar para no ensuciar el pastel con la tierra, el metal y el lodo que habían acumulado al trabajar en la mina.
La señora Arriaga dijo que ha estado haciendo pastes por treinta años: “La familia de mi esposo se dedicaba a hacer pastes y yo tomé el control del negocio cuando él falleció, y los pastes, dijo, se han convertido en un parte indispensable de la vida en el “pueblo mágico” de Real del Monte.
“La mitad de nuestra población vive de la preparación del paste -comentó-, y hay que mencionar un ingrediente especial: “El amor que esos alimentos transmiten para poder hacer un buen producto”.
Don Héctor Linares Morris, nacido en Real del Monte de madre y abuelos británicos, añadió que el paste ha perdurado gracias a la “mexicanización” de los ingredientes, y comparado con la versión inglesa -comentó-, en México “siempre buscamos ese sabor picosito, le agregamos la pimienta y el perejil”.
Los pastes son un bocadillo tan emblemático de Real del Monte que tienen su propio museo.
Don Héctor cuenta que el paste llegó en 1824 importado por los mineros ingleses de Corwall que llegaron a Real del Monte para poder empezar a trabajar en las minas derruidas y abandonadas tras la guerra de Independencia.
“Es cuando ellos traen el pastel que lo llevan a sus labores y, por así decirlo, son un magnífico lunch para poder comerlo”, explicó Héctor Linares Morris-Scoble, quien se desempeñó como director del Museo del Paste al suceder en el cargo a Epifanio Garcés Torres.
“La primera inglesa que lo hornea aquí en Real del Monte fue doña Mary Jenkins en 1824, el año de su llegada”, agregó por su parte Aída Chávez Suárez, cronista del lugar, autora de una libro sobre el arribo y presencia de los isleños europeos.
Los visitantes al festival de cada año prueban una amplia variedad de pastes, y mientras que la versión inglesa tiene rellenos como bistec o cordero, la versión mexicana revela la influencia innegable de la cocina local, agrega Aída Chávez.
Contienen frijoles, mole picante o atún al estilo mexicano, todo con el infaltable chile, deliciosos”, comentó la periodista experta en la historia de los ingleses y amiga de todos sus descendientes, quienes no dejan de asistir al festival anual.
Con la presencia de Su Majestad, el rey Carlos III, el festejo ya estuvo adornado con coloridos banderines y la bandera mexicana, británica y de Cornwall, resaltando la conexión singular que une a México y Reino Unido desde hace dos siglos.
“Y también a Real del Monte con Cornwall, aunque estén separadas por un mar a ocho mil 530 kilómetros de distancia, separadas; pero con la hermandad latente y siempre presente”, concluye don Héctor Linares, entrecerrando los ojos verdes que heredó de sus ancestros.


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