Pablo Cabañas Díaz.
La película “1938 cuando el petróleo fue nuestro” dramatiza un evento significativo en la historia de México, la expropiación petrolera. Dirigida por Sergio Olhovich (1941), basada en una investigación que realizó junto con Carlos Montemayor (1947-2010) . La expropiación petrolera, llevada a cabo el 18 de marzo de 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas, marcó un antes y un después en la historia de nuestro país. La película no solo es una representación de hechos históricos, es también un análisis de las consecuencias sociales, políticas y económicas que surgieron de esa decisión.
La cinta presenta diversos puntos clave que merecen ser discutidos. En primer lugar, aborda la situación de las compañías petroleras antes de la expropiación. Durante años, estas empresas, muchas de ellas extranjeras, explotaron los recursos naturales de México sin ofrecer beneficios significativos para el pueblo. A través de de la película, se evidencian las injusticias sufridas por los trabajadores mexicanos en la industria petrolera, y las condiciones precarias en las que vivían.
El contexto histórico es crucial para entender la decisión del general Cárdenas y su impacto. El país se encontraba en un proceso de consolidación de su identidad nacional tras la Revolución Mexicana. Las corrientes nacionalistas que surgieron durante este período exigían el control sobre los recursos naturales del país. La expropiación petrolera fue vista como una reafirmación de la soberanía nacional y un intento de romper con el dominio económico de las potencias extranjeras. El sentido de orgullo y autonomía es un tema recurrente en el trabajo de Olhovich y Montemayor.
En este trabajo se enaltece la figura de Lázaro Cárdenas, quien no solo fue el presidente durante la expropiación, sino también un líder que promovió reformas agrarias y sociales. Cárdenas entendió que el petróleo no solo era un recurso económico, sino también un símbolo de la lucha por la justicia social. Su legado, presentado en la película, representa anhelos de progreso y desarrollo nacional.
Otro aspecto relevante es la reacción de las compañías petroleras, de manera principal las británicas y estadounidenses, ante la expropiación. Estas empresas tomaron medidas rápidas para intentar revertir la decisión, argumentando que México había violado acuerdos internacionales. La presión diplomática y económica que se ejerció sobre México revela un conflicto de intereses entre el país y el imperialismo económico de la época. La película representa estos momentos con gran intensidad, mostrando el enfrentamiento entre el gobierno mexicano y los intereses extranjeros.
Las manifestaciones de apoyo a Cárdenas indican un contexto social en el que la ciudadanía se sintió empoderada para respaldar a su gobierno en la defensa de sus recursos. La película ilustra esta unión entre el gobierno y el pueblo, enfatizando la importancia de la participación ciudadana en la construcción de una nación más justa.
En suma, “1938 cuando el petróleo fue nuestro” no solo revive un momento crucial en la historia de México y también ofrece una reflexión sobre la identidad nacional, la justicia social y el desarrollo económico. A través de la narrativa cinematográfica, se examinan las complejidades de los conflictos históricos y su relevancia en el presente y el futuro. La película es, por tanto, un canto a la memoria colectiva y un recordatorio de que el petróleo, va más allá de ser simplemente un recurso, es un símbolo de lucha y resistencia en la autodeterminación política de nuestro país.