Andy S. K. Brown
Claudia y la misma excusa que El Cuau
México ¿nombre oficial de nuestro país?
El botón de pánico y el “Hecho en México”
Estoy segurísimo de que los titulares de los gobiernitos de Cuarta… Transformación deben tener un Manual en el que les indican como intentar salir de situaciones embarazosas.
En el caso de las fotografías al lado de personajes cuestionados y muy cuestionables, la 4T debe recomendar la misma estratagema del marido infiel: negar, negar y volver a negar.
Sucedió a principios de enero de 2022 cuando los diarios de la Organización Editorial Mexicana –“Los Soles” que alumbran en casi todo el país– publicaron una imagen del entonces gobernador Cuauhtémoc Blanco muy mal acompañado de Raymundo Isidro Castro, miembro del Cártel Jalisco Nueva Generación; con Irving Eduardo Solano Vera, líder de Guerreros Unidos, y con Homero Figueroa Meza, cabecilla del Comando Tlahuica. Tres generadores de la creciente violencia que asuela a Morelos.
¿Cómo se zafó el cuestionado exmandatario y ahora diputado federal de esa situación?
Pues negando que los conociera. Que se trataba de un ardid de sus opositores por motivos electorales y que, “como soy tan buena gente y me saco fotos con todo mundo, no le voy a negar la foto a nadie porque soy una persona que viene de abajo”.
Año y medio después, el periodista Héctor de Mauleón entrevistó a un es alcalde de Yautepec, donde fue el encuentro de El Cuau con los narcos, quien reveló que había sido en una comida a la que también funcionarios de la comuna cuernavaquense que por ese entonces encabezaba el futbolista.
Viene a cuento la historia porque la señora presidente Claudia Sheinbaum recurrió ayer al Manual y, como lo hizo antes Blanco, ella también dijo que se toma fotos con cualquiera que se le acerque, al negar también que conozca al abogado Juan Pablo Penilla, abogado de El Mayo, con quien fue captada en una imagen.
También, claro, recurriendo a que es una campaña en su contra, como dicta el Manual.
Vienen luego las situaciones embrolladas que se pueden evitar si, como en los vilipendiados gobiernos neoliberales, hubiese un equipo que cuidara a quien titula el Poder Ejecutivo Federal.
Pero no. La dejan expuesta a que se le acerque cualquier malandrín y se tome una selfie con ella.
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Hay una especie de epidemia entre los políticos de aquí, de allá y de acullá cuya manifestación más visible es proponer cambio de nombre a mares, países y colonias.
Ya es internacionalmente conocido que Donald Trump, por sus purititas pistolas, impuso un cambio al Golfo de México que ahora denominan los gringos como Golfo de América, lo que ha provocado que durante varias mañaneras la señora Sheinbaum discuta con Google y hasta le advierta que procederán judicialmente en su contra.
Acá en la Cuenca del Valle de México, la alcaldesa morenista de Tultitlán –“de cuyo nombre no quiero acordarme”– impuso el feo apelativo de Cuarta Transformación a una colonia de ese municipio mexiquense, provocando protestas de los habitantes por los cambios que tendrán que hacer en sus identificaciones, sólo para empezar.
Y ahora la legisladora panista Kenia López Rabadán propone una iniciativa para que nuestro país deje de denominarse oficialmente como Estados Unidos Mexicanos y se llame como se conoce aquí y en todo el planeta: México. Simplemente México.
Quizá ella sea la única que tiene razón, porque nadie responde, cuando le preguntan en qué lugar nació, que en los Estados Unidos Mexicanos, sino sólo en México.
¿Quién protesta?
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El gobiernito de la 4T parece de kermés. Tómbolas y ocurrencias han caracterizado a su “segundo piso”.
Vale preguntar al canciller Juan Ramón de la Fuente, autor del ocurrente botón de pánico para inmigrantes en riesgo, ¿cuántas veces ha sonado en los consulados de México en Estados Unidos?
Y a Marcelo Ebrard, ¿qué le dijeron de su chusco revival del sellito “Hecho en México”? y ¿por qué no incluyó la segunda parte de aquel viejo anunció “¡está bien hecho!”.
¿Ya no lo está?
¿Qué le dijeron al respecto en Washington?
¿Se rieron?
@AndySKBrown1