Teresa Gil
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Los delitos cometidos por menores de edad han ascendido en el país, por la inclusión de muchos adolescentes en grupos criminales. Incluso en las escuelas el bullying, con agresiones entre escolares, ha terminado en delitos y algunos casos en muertes. Lo que se aplica en menores, es la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Pero esa ley resulta absurda cuando se va a juzgar a una joven que no ha cumplido los 18 años, pero es influencer y tiene un bebé de varios meses. Es el caso de Marianne, la joven que asestó más de 10 puñaladas a su rival en amores. El derecho de otros países, como en Inglaterra, rompe los límites al condenar como adulto a un adolescente que asesinó el año pasado a dos niñas con arma blanca y dejó heridas a varias. El hecho se ha repetido en otros países, ante la gravedad de los crímenes. Llama la atención el caso de Inglaterra, porque es una de las cunas del humanismo en el derecho, en el que se busca ese trato humanitario en el infractor para potenciar su inserción en la sociedad. Pero hay veces en que la agresión es de tal gravedad, que ese trato es imposible. Quizá sea el caso de Marianne, por la forma como agredió a su rival en amores, con graves cuchilladas que la tienen al borde de la muerte.
DE SOBREVIVIR, ¿QUIEN RESTAURARÁ A LA VÍCTIMA, LA DESTRUCCIÓN DE SU CUERPO?
Por los datos que se han publicado, Marianne es una influencer, esos personajes que tras un medio se dan el lujo de influir en la gente para que se decida en general por un articulo de consumo. Son personajes que abundan por todos lados. Ella no ha cumplido aún los 18 años, tiene un bebé de varios meses y vivió con el presunto sujeto de la discordia. El día de los hechos 7 de febrero en la Alcaldía Álvaro Obregón, Marianne arremetió con puñal en mano, contra la joven de 18 años Valentina Gilabert y le causó graves heridas en los pulmones, el rostro, el cuello, una mano. Desde el día de los hechos, la joven herida ha estado en coma inducida. El hecho ha generado diversas posturas, una de ellas que señala presunto feminicidio porque es un delito de género independiente del sexo del agresor y por las heridas y sus orígenes un hecho de celos, esa era la intención. Otros señalan homicidio calificado, pero el juez vinculó el delito a lesiones dolosas que en este caso, dado las heridas, son lesiones extremadamente graves.
EL CINE Y LA LITERATURA SE HAN NUTRIDO DE CRÍMENES DE INFANTES
La literatura está cubierta con obras que tratan delitos cometidos por menores de edad. El cine se ha dado vuelo en el tema y hay un filme considerado clásico La mentira infame (The children’s hour) donde una escolar provoca el suicidio de una maestra a la que le carga una acusación. Se basó en una obra de teatro de Lillian Helman dirigida por William Wyler, que protagonizaron Audrey Hepburn y Shirley Maclaine. En la novela de Agatha Christie, En el Hotel Bertram (Editorial Booket 2022) una jovencita fabrica una serie de sucesos con la intención de quedarse con una fortuna. Nutrida como muchas de las obras de esa autora, con un gran resabio victoriano, uno de sus personajes, Jane Marple va constatando mientras está hospedada en ese hotel, una similitud de personas con grandes personajes, que a la postre no eran reales y que en las postrimerías de la novela evidencian que el tal hotel es un espacio del alto crimen. Pero es ahí donde aparece la adolescente porque su madre una bella mujer, se hospeda en el hotel y es parte del crimen. La hija, acompañada de una amiga que ignora los hechos, crea una serie de situaciones criminales, incluso la muerte del guardia del hotel, su presunto de padre, para poder acceder a la fortuna de su madre. Independiente de ese estilo de época que la autora, creada en dicho ambiente, trasmite al lector, la maldad de la joven, la eficacia de sus actos que provocan la muerte de su madre, coloca de hecho la obra en la época moderna por los recursos utilizados y la impunidad en la que queda la joven, avalada por las leyes. Esperamos que eso no suceda con Marianne. Ella debe pagar.