Roberto Vizcaíno
Amigos, esto apenas comienza.
El sábado Donald Trump hizo volar por los aires al T-MEC. Este tratado ideado e impulsado en 1994 por Carlos Salinas ya valió. Ya no existe
La guerra de aranceles de Donald Trump con China y Canadá es comercial.
La afirmación de que el Gobierno de México es aliado del narco, es el inicio de una guerra política y de reestructuración ideológica regional.
La denuncia de que México tiene un narcogobierno, es lo central.
Esta afirmación del gobierno de EU -de Trump y su Gobierno, del Congreso norteamericano y de su Poder Judicial y de su sociedad-, es lo importante de lo ocurrido el sábado; es para ellos -y lo debiera ya ser también para nosotros- un asunto de Estado, de Seguridad Nacional para EU, es lo que moverá en adelante la relación bilateral.
Todo esto quedó claro en el comunicado del Departamento de Estado y en la conferencia de prensa de Trump de ese mismo día.
No de si los refrigeradores y las bujías o las llantas serán más caros para los norteamericanos como lo planteó aquí Marcelo Ebrard.
En este momento nada es “casual” entre EU y México. Y por ello no hay que quitarle el ojo a lo dicho también el sábado por Pete Hegseth, nuevo secretario de Defensa de EU, de que el ataque militar directo desde territorio norteamericano a los cárteles en México está sobre su mesa y la de Trump.
“… es una opción”, reveló en una entrevista con la cadena Fox News. Sobre aviso no hay engaño. Eso es lo que sigue.
Frente a todo esto si los gobernadores de Morena y sus senadores y diputados, o si la Concanaco y otros empresarios le dan su apoyo, es de broma.
Esto ya no depende de pronunciamiento internos de apoyo.
Trump ya cerro, selló territorialmente su frontera con México. Desplegó Ejército y Marines a todo lo largo y sumará más fuerzas y equipos militares en los siguientes meses. Al parejo fortaleció ahí la presencia de la DEA, de la ATF y de la Migra junto con el apoyo a marshalls y policías locales a las que habilitó para perseguir migrantes… y traficantes.
El escenario está armado. La desaparición del T-MEC y la imposición creciente de aranceles harán efecto muy pronto en desempleo, caída económica, encarecimiento de productos -especialmente medicinas, gas y gasolina que todo eso lo importamos de EU-, y servicios.
Las deportaciones pondrán fin a las jugosas remesas. Y harán insostenibles la demanda de empleo interno y la inseguridad y violencia ya de por sí espeluznantes.
Trump ha dicho que hará lo imposible por repatriar inversiones e industrias y empresas norteamericanas a EU para que den empleo y beneficios a los estadounidenses.
Es obvio que la planta automotriz localizada en México y de autopartes y otras comenzará a cerrar aquí e irse para allá. No todos lo podrán hacer, pero los que sí le abrirán un boquete insalvable a México.
En mandatario norteamericano ha dicho que el déficit e la balanza comercial en esto momentos de EU con respecto de México suma los 250 mil millones de dólares al año.
Los analistas mexicanos dicen que exagera, que apenas llega a los 170 mil millones.
Una y otra cantidades son impresionantes. Detrás hay millones de empleos y esperanzas de futuro, ingresos y bienestar. Y eso es lo que impactará en esta guerra. México dejará de ingresar una de las dos sumas y el desarrollo y estabilidad internas se acabaron.
Trump tiene los siguientes 4 años para lograr lo que se ha propuesto. El gobierno del segundo piso de la 4T de Claudia Sheinbaum podría no resistirlo.
Menos resistiría Sheinbaum y la heredada 4T de AMLO si como se ve desde hoy, Trump busca impulsar y logra que su vicepresidente, el ultra derechista James David Vance, hoy de 40 años de edad, exsenador de Ohio, veterano militar, lo continua en 2029 en la Casa Blanca para un período presidencial de impulso al concepto Make America Great Again, MAGA, de 8 años más, es decir, hasta 2037 que es lo que al parecer quiere impulsar el poderoso Establishment estadounidense.
¿Resistiría la 4T de Sheinbaum-AMLO esa perspectiva?
Yo creo que no. Y creo que justamente eso es lo que está en juego entre nosotros los mexicanos con todo lo que ha decidido hacer Donald Trump, comenzando con la denuncia de que México vive con Claudia Sheinbaum un “intolerable” narcogobierno.
Por lo pronto, sin correr prisas, hay que recordar al viejo y popular dicho de que: “sin dinero no baila el perro”.
Eso, traducido al México de la 4T, es que, sin programas sociales de reparto directo de dinero, mucho dinero para compra de voluntades y votos, dinero que ya no habrá, lo demás no resistirá.
LA IMPUTACIÓN DE TRUMP REVIVE A LA OPOSICIÓN PAN-PRI
La otra punta de la imputación de Trump de que México vive el narcogobierno está en la aceptación de un gran segmento de la población sobre la misma percepción.
Y eso lo saben los opositores PRI y PAN cuyas bancadas se lanzaron ayer mismo a la yugular de Morena, PT y Verde y el gobierno de Claudia Sheinbaum al gritar por decenas a coro en San Lázaro “narcogobierno… narcogobierno… narcogobierno…”, señalando en grupo con sus índices a las bancadas del oficialismo.
Los diputados de Morena, PT y Verde, con Ricardo Monreal a la cabeza, desconcertados, abrumados por el grito opositor, sólo acertaron a responder con un débil: “… es un honor estar con Claudia hoy… es un honor estar con Claudia hoy… es un honor estar con Claudia hoy…” que no tuvo para nada ninguna comparación con el poderoso grito original de: “es un honor estar con Obrador”.
Hay que recordar que en las elecciones federales anteriores de 2024 Morena, PT y Verde obtuvieron 54% del voto legislativo frente al 46% del voto opositor de PAN, PRI y MC lo que advierte que existe una población muy equilibrada, no arrinconada ni vencida.
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