lunes, enero 20, 2025

La Costumbre del Poder: Me dieron una segunda oportunidad

La nota de Jorge Coca, de El Universal, referente al suceso, me incluye en la lista de fallecidos, pues nunca notifiqué haber descendido del avión accidentado. Al llegar a la sala de prensa muchos periodistas me vieron incrédulos. El reportero de Revista de América dado por muerto, gozaba de cabal salud. Transcurrida la campaña política. reencontré pocas veces a Moisés Martínez. Hoy, él ya muerto y enterrado, me percato de que nunca le agradecí lo suficiente su insistencia para que bajara del avión

 

*El nearshoring ya pasó, pasó durante los seis años anteriores. Se lo llevaron Texas, Dominicana, Panamá y alguien más, mientras aquí se pateaba y golpeaba a Constellation Brands, se jodía y cogieron (pleonasmo) a Calica y el mundo observando. Así se fue Tesla de México sin siquiera llegar

Gregorio Ortega Molina

Para Elena y Jorge M.

Los beneficios que valen la pena porque modifican tu manera de ser, transforman tu comportamiento y futuro, nunca se agradecen lo suficiente. Son contados, y a veces los recibes sin darte cuenta.

     Después de 55 años me percato de que nunca agradecí lo suficiente a Moisés Martínez, reportero de La Prensa y abogado por la Libre de Derecho, pues lo que me impulsó a hacer me permite respirar y me dio los años necesarios y la experiencia suficiente para tener familia, hijos, nietos. Vivir, pues.

     Fue el 25 de enero de 1970. No recuerdo el nombre del hangar. Lo que tengo absolutamente guardado en la memoria, es que había recibido mi pase de abordar, me anotaron en la lista de pasajeros, coloqué la máquina de escribir en el compartimento para equipaje de mano y ocupé mi lugar en el vuelo con destino a Poza Rica.

     De pronto Moisés delante de mí, alentado por uno de los fotógrafos de El Heraldo (todavía de Gabriel Alarcón) para que le cediera mi lugar. Les costó trabajo, porque durante la primera etapa de la gira de Luis Echeverría, Gustavo Mora no se cansó de agredirme y fastidiarme con el adjetivo de acridio. Quería estar donde debería, ser de los primeros y escuchar la opinión de los veracruzanos que recibirían al candidato del PRI.

     No bastó la solidaridad de Guillermo Ochoa, de Erasmo Fernández de Mendoza, del propio Moisés. En ese entonces tenía la piel sensible, a los 21 años era y me conducía como el perfecto inexperto.

     En un pronto tomé la decisión de agarrar mis chivas, descender del avión e ir con Moisés Martínez a desayunar al Koala. La hora de salida del siguiente vuelo nos permitió hacerlo, incluido el tiempo de asearnos y fumar.

     Cuando llegamos al aeropuerto de Poza Rica, nos enteramos de que el avión del que bajé se estrelló en el Cerro del Mesón. Lo que vi en el lugar del accidente fueron cuerpos implosionados a consecuencia de la cabina presurizada. El hecho dejó sin vida Miguel de los Santos Hernández -quien muy temprano me presumió su nuevo saco de gamuza-, reportero de PIMSA; José Falconi Castellanos y Rafael Moya Rodríguez, ambos de El Heraldo de México; Jesús Figueroa Ballesteros de La Prensa; Adolfo Olmedo Luna de Ovaciones; Hernán Porragas Ruiz y Mario Rojas Cedeño de El Sol de México, y Rubén Porras Ochoa, de La Afición.

     De los reporteros gráficos murieron Ismael Casasola Tezcucano (quien ocupó el lugar que le cedí) y Eduardo Quiroz González de El Heraldo de México; Jaime González Hermosillo de Excélsior; Lorenzo Hernández Borboa y José Ley Zárate, de El Sol de México y Rodolfo Martínez, de La Prensa.

     La nota de Jorge Coca, de El Universal, referente al suceso, me incluye en la lista de fallecidos, pues nunca notifiqué haber descendido del avión accidentado. Al llegar a la sala de prensa muchos periodistas me vieron incrédulos. El reportero de Revista de América dado por muerto, gozaba de cabal salud.

     Esa noche entre Mauro Jiménez Lazcano y yo nos bebimos una botella de coñac, y quedamos así nivelados del susto. No recuerdo haber despertado crudo, y temprano estaba en mis deberes.

     Después -grave descuido mío- vi pocas veces a Moisés Martínez. Hoy, él muerto y enterrado, me percato de que nunca le agradecí lo suficiente su insistencia para que bajara del avión.

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Precisiones de un lector a mi texto del jueves último sobre el Plan México:

     En efecto, los empresarios solo cumplen promesas con seguridad a sus inversiones. Sin embargo, dudo mucho que así hayan sacado los 277 000 millones de dólares de inversión. Creo que es solamente una invención de número, más en concreto una absoluta puñeta mental. No tiene ningún sustento. Habría que recordar que la inversión de Querétaro de Amazon ya se había anunciado y está en proceso desde hace un año.

     El nearshoring ya pasó, pasó durante los seis años anteriores. Se lo llevaron Texas, Dominicana, Panamá y alguien más, mientras aquí se pateaba y golpeaba a Constellation Brands, se jodía y cogieron (pleonasmo) a Calica y el mundo observando. Así se fue Tesla de México sin siquiera llegar.

     Lo bueno es que Vochairo SA será una inversión más grande y productiva que Tesla.

     Nadie en su sano juicio, si revisa el video, puede tomar en serio a Marcelo Ebrard y a la multimillonaria mal vestida, pero haciendo ostentación de riqueza y que habla puros sin sentidos, experta lo mismo en industria aeroespacial, satélites, astronautas y cuanta cosa se te ocurra.

www.gregorioortega.blog                                            @OrtegaGregorio

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