Luis Alberto García / Pátzcuaro, Mich.
*Los mexicas no pudieron someterlos.
*Intentaron derrotarlos sin éxito alguno.
*Poderosa cultura establecida en Michoacán.
*La conquista española fue un hecho consumado.
Antes de la llegada de los españoles en la primera década del siglo XVI, en el territorio que ahora se conoce como México, la cultura mexica era la más poderosa, al extender su imperio en varias regiones de Mesoamérica.
A la llegada de Hernán Cortés con sus hombres, varios grupos indígenas enemigos del imperio tenochca se unieron a los españoles, pues querían liberarse de ellos, quienes los obligaban a pagar grandes tributos y así verse sometidos.
Sin embargo, existieron los purhépechas, fundadores de una cultura avanzada y expansiva a la que los mexicas no pudieron doblegar, impidiendo que se extendieran al noroeste de lo que hoy es territorio mexicano.
A la llegada de los españoles en 1519, tres eran las principales ciudades del pueblo purhépecha que se encontraban en auge y controlaban la vida política, económica y religiosa de todo el imperio cuyas capitales eran Tzintzuntzan, Ihuatzio y Pátzcuaro.
Los purhépechas detuvieron el violento avance de los mexicas y les propiciaron grandes derrotas militares, logrando, de esa manera, afianzar un territorio sumamente extenso y consolidarse como una cultura que tuvo gran repercusión en la etapa prehispánica.
Según información difundida en el portal Arqueología Mexicana, el que los mexicas y los purhépechas no se aliaran, facilitó la invasión de los españoles, cuando Tzintzuntzan era el centro político y religioso de los tarascos, así llamados por los europeos y no purhépecha, que es el gentilicio correcto.
Controlaban una amplia región que abarcaba casi todo el actual Michoacán, y partes de Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Querétaro y el Estado de México, aunque poco se sabía sobre su origen; pero es probable que fuera un grupo que se desarrolló tardíamente en Mesoamérica ta, ya que su predominio se dio a partir del siglo XIII d.C.
El historiador Carlos Paredes Martínez escribió que “eran guerreros desafiantes que también tenían enfrentamientos en el sur de Jalisco contra los chichimecas, y en la parte del actual río Balsas”.
El estudioso añade que estaban en un momento de conquista, y los mexicas consideraron una afrenta su incursión a la zona de Jilotepec, en lo que hoy es el Estado de México, y su organización y táctica militar fueron determinantes para impedir la invasión de la Triple Alianza en esa región.
Los guerreros del irecha, cazonci o rey Tzitzipandácuri derrotaron a los de Axayácatl, padre de Moctezuma Xocoyótzin y Cuitláhuac, antepenúltimo y penúltimo emperadores mexicas en 1477, y los de Zangua a los de Moctezuma II en 1517.
Ambas batallas se libraron en el límite de los dominios de los mexicas: el oriente de Michoacán, pues el corredor del río Lerma era estratégico por su conexión con el valle de Toluca, el norte de Michoacán y otras áreas y grupos culturales.
Moctezuma II envió regalos a Hernán Cortés como medio disuasivo, y al mismo tiempo, buscaba fortalecer sus filas por si los españoles comenzaban su avance, y hasta tres comitivas salieron de Tenochtitlan hacia tierras purhépechas para pactar alianzas en contra de los españoles.
La primera en 1519, cuando los mexicas supieron que el militar extremeño bordeaba las costas de Tabasco y Veracruz; sin embargo, no tuvieron éxito en su intento de contenerlo.
La segunda comitiva fue enviada en el otoño de 1520, y tuvo consecuencias fatales para ambas partes debido a que Zangua determinó asesinar a los emisarios mexicas; sin embargo, uno de ellos contagiado de viruela por los españoles.
La enfermedad fue transmitida a los mexicas por indios taínos que venían de Cuba con las huestes de Pánfilo de Narváez, y cobraría la vida del gobernante supremo, además de la de miembros del sacerdocio y la nobleza.
Ante el clima cada vez más difícil en Tenochtitlan, salió una tercera comitiva, que terminó con la masacre de los diez mensajeros, y seguramente la negativa de los michoaques a pactar y formar un bloque en contra de los españoles y sus aliados indígenas fue una respuesta a la rivalidad que sostuvieron durante un siglo con los mexicas.
Tras la caída de Tenochtitlan, e informado de que el imperio purhépecha dominaba zonas ricas en oro y plata, y fue cuando Cortés encomendó al capitán Cristóbal de Olid someterlo, logrando la rendición de Tangáxoan II Tzíntzicha.
El avance y presencia de los españoles estaban consumados entre 1523 y 1524, años en los que Antonio de Carbajal fue comisionado para realizar descripciones de los pueblos, dimensionar la mano de obra, territorio y materias primas que podían obtener, para dar lugar al surgimiento del sistema de encomiendas como forma de dominio absoluto.