martes, octubre 15, 2024

Los ucranianos del Donbás y la invasión rusa

Rajak B. Kadjieff / Moscú

*Muerte por hambre, el Holodomor de Stalin.
*Fue la tragedia propiciada por el dictador.
*La falsa reunificación de noviembre de 1939.
*La invasión alemana a Polonia significó la sovietización.

Ante las dimensiones apocalípticas del hambre provocada en Ucrania por Iósif Stalin al mediar la década de 1930, se trasladó por la fuerza a su territorio a un gran número de rusos y otros ciudadanos soviéticos -muchos sin saber hablar ucraniano y con pocos vínculos con la región- para ayudar a repoblar el este.
La cruel y brutal campaña de Stalin para colectivizar la agricultura provocó el hambre generalizada en 1932 y 1933 que mató a más de seis millones de ucranianos: el Holodomor, que significa “muerte por hambre”, obligó a traer colonos de Rusia para repoblar el campo.
Símbolo de esa tragedia es la fotografía de un orador que se dirige a una multitud en Chernivtsi, una ciudad del oeste de Ucrania, durante los días de la falsa reunificación en noviembre de 1939, sin olvidar que, semanas antes, tropas alemanas y soviéticas habían invadido Polonia y convertido a Ucrania occidental, antes bajo control polaco, en parte de la Ucrania soviética.
Estos legados históricos crearon líneas de fractura duraderas, y dado que el este de Ucrania cayó bajo el dominio de Moscú mucho antes que el oeste, los habitantes del este tienen mayores vínculos con Rusia y son más propensos a apoyar a los líderes de tendencia rusa.
Por el contrario, Ucrania occidental pasó siglos bajo el control cambiante de potencias europeas como Polonia y el Imperio austrohúngaro, razón por la que los ucranianos del oeste han tendido a apoyar a los políticos de tendencia más occidental.
La población del este tiende a ser más rusófona y ortodoxa, mientras que partes del oeste son más ucranianas y católicas; pero con el colapso de la Unión Soviética en 1991, Ucrania se convirtió en una nación independiente.
Obviamente la unificación del país resultó ser una tarea difícil, pues “el sentimiento de nacionalismo ucraniano no está tan arraigado en el este como en el oeste”. como lo expresó un antiguo embajador estadounidense en Ucrania.
En otras palabras , la transición a la democracia y al capitalismo fue dolorosa y caótica, y muchos ucranianos, especialmente en el este, añoraban la relativa estabilidad de épocas anteriores.
El diplomático recuerda que habitantes de Odessa, ciudad portuaria del Mar Negro en el sur de Ucrania, pasaban junto a un cartel propagandístico soviético que ilustraba conceptos como el de poder y justicia en 1991, el año en que Ucrania se convirtió en una nación independiente.
“La mayor división, después de todos estos factores, es la que existe entre los que ven con más simpatía el dominio imperial ruso y soviético frente a los que lo ven como una tragedia”, afirma Adrian Karatnycky, experto en Ucrania y antiguo miembro del Consejo Atlántico de Estados Unidos.
Estas fisuras quedaron al descubierto durante la Revolución Naranja de 2004, en la que miles de ucranianos se manifestaron a favor de una mayor integración con Europa.
En los mapas ecológicos puede verse incluso la división entre las partes meridionales y orientales de Ucrania (conocidas como estepas), con su fértil suelo agrícola, y las regiones septentrionales y occidentales, más boscosas, dice Serhii Plokhii, profesor de historia de Harvard.
Director de su Instituto de Investigación Ucraniana, Plokhii asegura que el mapa que representa las demarcaciones entre la estepa y el bosque, una línea diagonal entre el este y el oeste, tiene un “parecido sorprendente” con los mapas políticos de las elecciones presidenciales ucranianas de 2004 y 2010.
Crimea fue ocupada y anexionada por Rusia en febrero de 2014, seguida poco después por un levantamiento separatista en la región oriental ucraniana de Donbás que desembocó en la declaración de las Repúblicas Populares de Luhansk y Donetsk, apoyadas por Rusia.
Hoy, las tropas rusas vuelven a concentrarse en las fronteras de Ucrania, líneas de fractura que reflejan la tumultuosa historia de la región, en cuyas casas aparecen lienzos azules y amarillos, los colores de la bandera ucraniana.
Especialmente en Kiev, la mayoría de los ciudadanos nacidos después de 1991, conocida como la “Generación Nacida Libre”, están deseosos de que Ucrania escape de la sombra de Rusia y se una a Europa y Occidente.

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