domingo, septiembre 29, 2024

La revancha de Pamela Anderson: regresa al cine con su mejor interpretación en ‘The Last Showgirl’

LOS ÁNGELES, CALIFORNIA.- “Nunca voy a ganar”, asegura Shelley (Pamela Anderson) en The Last Showgirl después de que Eddie (Dave Bautista) la cuestiona como madre y ella llegue a la terrible conclusión de que, siendo mujer, siempre cargará con el yugo de la mirada crítica externa.

De acuerdo con CINEMANÍA, es inevitable ver reflejada la historia de éxito y posterior bajada a los infiernos de Anderson en la de la bailarina a la que da vida en el filme de Gia Coppola (Palo Alto, Popular). El mito erótico de Los vigilantes de la playa ha lidiado toda su carrera con una cosificación extrema y el descrédito profesional debido al escándalo en torno al vídeo sexual con Tommy Lee y títulos fallidos como Barb Wire (1995).

En los últimos años, Anderson se ha dejado ver en el filme de terror Alone at Night (2023) y ha impulsado su documental Pamela: una historia de amor (2023). Sin embargo, es ahora cuando la rubia por fin podría tener esa ansiada segunda oportunidad en Hollywood con The Last Showgirl.

En ella, interpreta a una bailarina que, con 57 años, se enfrenta a una crisis existencial cuando el espectáculo que lleva protagonizando 30 años echa el cierre. Además de batallar contra un futuro incierto en una industria machista que premia acrobacias, belleza y juventud, Shelly intenta reparar su relación con su hija, a quien descuidó por su oficio.

The Last Showgirl, que compite en la Sección Oficial del Zinemaldia tras su paso por el Festival de Toronto, se une a otras apuestas firmadas por directoras como La sustancia que denuncian cómo se desecha a las mujeres artistas al envejecer. Sin embargo, donde el filme de Coralie Fargeat es extremo, visceral y grotesco (en el mejor sentido de la palabra), este resulta melancólico y tremendamente pesimista.

Coppola se impregna de la decadencia de Las Vegas para desenfocar la cámara y ofrecer un retrato crudo y realista de una bailarina que debe replantearse su vida en la cincuentena. Una artista soñadora con una visión por momentos infantil, que ha sacrificado todo por su profesión, cegada por la luz de los focos, y que se aferra a su glorioso pasado para tapar la incertidumbre, el desprecio y esa culpa tan intrínsecamente femenina.

Es fácil cargar contra ella o tacharla de egoísta, como hacen varios personajes a su alrededor. Esa es la intención de la directora, dar realismo y humanidad a su protagonista, y depender convenientemente del magnetismo intacto, la ternura y la vulnerabilidad que desprende Pamela Anderson para buscar la empatía en el espectador.

The Last Showgirl es demasiado inestable en su narrativa como para brillar en el firmamento cinematográfico, sobre todo cuando se la compara con obras cumbre similares como El luchador (2008). Es modesta y a veces roza lo anodino, pero reconduce el relato con su elenco femenino, su impronta visual y esos bailes espiados, en esa Total Eclipse of the Heart con la que se mueve una deslumbrante Jamie Lee Curtis.

Funciona como esa píldora de decadencia y desesperanza cuyo empoderamiento pasa por recordarte que no siempre las heroínas ganan, que una mujer sigue teniendo que ser sexy o joven, que es más probable salir de un casting gritando “tengo 57 años y soy preciosa, hijo de puta” al director (el primísimo Jason Schwartzman) que habiéndole convencido de que tu talento pesa más que siglos de cultura machista.

En una atmósfera sucia, desenfocada y decadente, las soñadoras de Coppola no ganan y su sororidad/familia nace de la más profunda necesidad y la más pura soledad. Y, pese al regusto amargo, a la sensación de que podía haber dado mucho más, a ese final con sabor a derrota, Pamela Anderson se redime con su mejor actuación hasta el momento, personificación del rechazo a la mujer madura y la culpa femenina.
AM.MX/fm

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