Teresa Gil
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Agradezco al columnista Pedro Miguel que haya reiterado públicamente lo que ha sido un tema repetido en esta columna: “la abolición de la primera dama”. Desde el mismo día que tomó posesión este gobierno se destacó en estos comentarios, la importancia de que la señora Beatriz Gutiérrez Müller no se asumiera como primera dama, un epíteto insultante para el resto de las mujeres mexicanas, que en las etapas convencionales, pasaban a ser segundas damas. Miguel señaló lo anterior en la presentación del libro Feminismo silencioso: reflexiones sobre el yo, el nosotros, el aquí y el ahora, de la esposa del presidente, en la que discurre sobre el tema del feminismo. Corriente que reconocida en su validez ha sido cuestionada por el presidente AMLO que estuvo presente en la presentación en el Zócalo, como una corriente elitista.
NO ES ELITISTA EL FEMINISMO, SOLO HAY DIVERSAS CORRIENTES
Si consideramos elitista el feminismo lo sería cualquier planteamiento ideológico y científico, que se asume en corrientes con sus diferentes términos. Y que desde luego suelen estar en sus teorías, alejadas de la gran mayoría de las mujeres del pueblo. Pero el feminismo que tiende a lo social, al apoyo real de las mujeres, siempre busca ese acercamiento en todos los sentidos. En su momento como es natural, el feminismo ha sido retomado por grupos de derecha y de ultraderecha que defienden las posturas tradicionales y convencionales impuestas a las mujeres: la doble moral de la llamada monogamia. Mencionan mucho el patriarcado, pero algunas no se deslindan de la vieja y antigua historia de los grupos patriarcales originales que menciona la biblia porque todavía se dan golpes de pecho. Y que se estacionan en las leyes del patriarcado romano que llevó a muchas leyes actuales.
CASI 500 AÑOS, CON MUJERES QUE EJERCÍAN PRIMACÍA, SIN SER ELECTAS
Los virreyes trajeron sus primacías feministas y las configuraron a lo largo de siglos. Y los gobiernos mexicanos las consolidaron, con excepciones, en lazos de poder, en el que la mujer casi ejercía el gobierno. Hay divergencias y lo sitúa en su libro Las esposas de los presidentes. Historias de un olvido y relato de un fracaso (Océano 2013) la historiadora Sara Sefchovich, que ha vivido de esa consolidación y ha de estar muy triste porque su labor al menos por un tiempo se ha terminado. Lo que más llamaba la atención en la mira de una primera dama, es que no había parentesco legal a menos que se tratara de una esposa pariente, ni siquiera político y ahí tenemos a los mexicanos con una Gaviota y una
Márgara Zavala fungiendo como altas damas solo por estar casadas , frente a más de 60 millones de mujeres que solo observaban sus gastos y las representaciones que tenían. Lo más absurdo. Un caso que vale destacar pero en otro país, es el de Eleanor Roosevelt, que dio un ejemplo de lo que fue una mujer que por azares del registro civil llegó al poder junto con su esposo el presidente de Estados Unidos. El caso de Beatriz debe resaltarse también como único, por la discreción con la que actúo como simple esposa de un mandatario y el valor propio que exhibió como académica. El caso actual también es inédito porque hasta el momento el esposo de Claudia Sheinbaum ha sido muy discreto, como lo han sido los esposos de otras mujeres que gobernaron países como Alemania, Inglaterra, Panamá, Honduras y otras en el caso de que estuvieran casadas. Hay países que respetan el hecho de que el que gobierna es el que debe de aparecer, que es caso de Cuba y algunos países socialistas. Respetemos a la mujer como compañera. Fuera primeras damas.