domingo, diciembre 15, 2024

Después de Solimán el Magnífico, dónde quedaron las pasiones turcas

TURQUÍA.- La tierra donde se cree que nació el poeta Homero atesora muchas de las grandezas que hicieron del Mediterráneo un paraíso. Depuesto el espíritu de conquista otomano, la región mantiene vivos el ardor y las aventuras de antaño. ¿Pero con qué armas?

Medio Oriente siempre evoca aventuras. Aladino y la lámpara mágica, Alí Babá y los cuarenta ladrones, Simbad, el marino… y tantas otras historias que, por lo menos desde el 700, varias olas invasoras llevaron hasta las costas de Europa y luego, bastante después, migrantes y conquistadores echaron a rodar también hacia el Oeste, hasta las ciudades de América. Allí sobrevivieron, de boca en boca y noche tras noche, para dormir y hacer soñar con Oriente a los niños insomnes.

De acuerdo con Mónica Martín para el portal Perfil, en ese oleaje entre Asia y el Viejo Continente, llegó hasta nosotros la increíble historia de un turco, Solimán el Magnífico, que comenzó su reinado avanzando sobre Europa central y convirtiendo en su bastión todo el Mediterráneo Oriental hasta el Golfo Pérsico.

Leyenda turca de sagas de capa y espada y de apasionadas historias de amor, el sultán que no dudó en estrangular a su propio hijo por no defraudar a Roxelana, su esposa preferida (una pelirroja cristiana ortodoxa, ex esclava del harén) fue uno de las tantos protagónicos que interpretó Halit Ergenç en este caso en la telenovela El sultán (2011) que se vio en Argentina por la pantalla de Telefé.

A decir verdad, no fue tanto ese rol del sultán temible como el del empresario conquistador, Onur, el que hizo de Halit Ergenç un sex symbol otomano contemporáneo; papel que compartió con Sherezade (Bergüzar Korel) en Las mil y una noches. Los protagonistas de la versión moderna de Arabian nights se habían conocido en un set y terminaron en el altar.

“Los occidentales le tienen miedo a Turquía, pero no deberían”, lanza para romper el frío el turco Osman Sezener, tan hospitalario en su trono gastronómico de OD Urla, en Esmirna”

Adrián Suar trajo la serie a Canal 13 y en Argentina fue un éxito rotundo porque la pasión turca fue siempre arrolladora: no sólo desguazó reinos enteros sino también industrias; en este caso la de los culebrones, desplazando a los brasileños de los 80 y a los mexicanos en los 90.

Así las cosas, desde aquellas coordenadas lejanas esas imágenes recientes llegaron a las retinas argentinas, bajo el hashtag #turquía.

Después de Solimán, el Magnífico
“Los occidentales le tienen miedo a Turquía, pero no deberían”, lanza para romper el frío el turco Osman Sezener, tan hospitalario en su trono gastronómico de Urla (Esmirna).

Dueño del restaurante OD Urla, lo suyo no es el turbante sino el famoso gorro blanco, que a ojos de una mujer indefensa, occidental y cristiana, se ve bastante más amigable que el de los sultanes.

Alto y atlético –como Onur y Solimán- Osman no deshonra ese pasado de gigantes. A él también le tiran las aventuras y se entregó de lleno al género épico. Y allí estábamos un puñado de periodistas de Occidente, invitados a Turquía por Turkish Airlines, escuchando su gesta sobre el murmullo de los olivares que agitaban los vientos alisios del Egeo.

Osman, que nació en Izmir, donde se supone que vivió el poeta Homero -siete ciudades se disputan haberlo visto nacer; Esmirna es una de ellas-, autor de Ilíada y Odisea, mentor de la épica literaria, inició su viaje de iniciación gastronómica en su ciudad natal, en el İzmir American College; continuó con estudios de Turismo y Gestión Hotelera en la Universidad Bilkent; y culminó en Estados Unidos, graduándose en New York French Culinary School.

OD Urla fue su sueño hecho realidad, a 30 minutos de Esmirna y a 4 horas de Estambul, cuando en 2018 reconvirtió la pizzería familiar Venedik en un restó vibrante que adoptó los dos preceptos filosóficos que rigen la vanguardia gastronómica: “de la granja a la mesa” y “residuo cero” en la cocina.

La fidelidad de Osman con su ideario no parece una puesta en escena; irradia la determinación de su estirpe guerrera. Lo habrán notado los sibaritas de Michelin que cayeron de incógnito a comienzos del 2024 para concederle la segunda estrella que un restaurante ganó en todo Turquía.
AM.MX/fm

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