Teresa Gil
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx
Crece el número de linchamientos en los pueblos como acaba de ocurrir en Atlixco Puebla, en la misma medida en que el linchamiento político ya aposentado desde las campañas sigue vigente en voz de derrotados. Sobre este caso político y el primero, podríamos utilizar el término linchamiento desde dos perspectivas. Lo que están haciendo los que cuestionan el triunfo arrasador de estos comicios y los que de una manera violenta agreden y matan a presuntos delincuentes que los afectan. En ambos casos se rebasa la justicia porque en el político se usan los conductos legales para frenar un proceso con argumentos que no tienen consistencia cuando desde el órgano formal se ha declarado totalmente legal el proceso. El otro caso es más grave porque nadie puede justificar el quitar la vida a presuntos delincuentes, más cuando no está de por medio la agresión física que justifique la defensa, sino simples robos de cosas y vehículos. La llamada justicia privada, equivale a la venganza privada, acción que ejercen particulares para tratar de resarcir algún mal que sufrieron. No es por lo tanto justicia porque no interviene ningún órgano que fije reglas para definir los casos. Es simplemente el uso de la acción personal y masiva en ambos casos, para vengarse.
NO HUBO FALTA DE APOYO EN PUEBLA; HABÍA POLICÍAS Y LOS RECHAZARON
Derechos Humanos de la ONU consideró los hechos de Puebla como una acción de barbarie y en efecto lo son. Había policías presentes que trataron de llevarse a los delincuentes pero la masa pueblerina lo impidió. Había cierta exacerbación que se estimula a partir de ciertos liderazgos quizá, pero la intención y el hecho de matar rebasa todo tipo de prudencia y nada lo justifica. Los hechos se están repitiendo y debe de buscarse freno a partir de mayor atención a poblados y el atajo de la impunidad a quienes los agreden. Pero también penalizar a quienes cometen esas barbaridades, ya que por lo general se justifican. Son expresiones primarias que fueron superados hace siglos en la mayor parte de los pueblos de la tierra. Y cuando se dan, hay un estímulo externo que mueve masas y se ha visto en casos clásicos de este país, como el ya mencionado en otras ocasiones, como el Caso Canoa, en el mismo estado, exacerbado por los curas del lugar.
QUE PASEN DE LARGO FUENTE OVEJUNA Y LA MUERTE TIENE PERMISO
Los orígenes de esa venganza privada que tanto festejan los que leen Fuente ovejuna de Lope de Vega (Austral editorial 2010) y la Muerte tiene permiso de Edmundo Valadés ( Fondo de Cultura Económica 1955 y varias ediciones hasta 2005) no deben sumarse a los que reflejan lo mas primario del ser humano. Ambas obras celebradas porque el explotador es sometido a castigo fatal por el pueblo, deben leerse como expresiones literarias de gran calidad, que si bien justifican la venganza por las agresiones sufridas, solo deben ser eso, obras literarias valiosas que exhiben lo que no debe de ser. Ya se remontaban estos hechos primarios en el Código Hammurabi, encontrado escrito en piedras XXIII antes de la actual era y que tenía como aplicación la ley del Talión similar al Ojo por ojo o El que a hierro mata a hierro muere, que son bíblicos. Ha pasado mucho tiempo y mucha civilización, para que los pueblos mexicanos caigan en eso.