viernes, noviembre 8, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Discrepancias de la izquierda mexicana

(Primera parte)
Pablo Cabañas Díaz
En los años ochenta, había un pequeño restaurante cercano a la Ciudad Universitaria,  se llamaba “Valentino”, su dueña era Dolores Groman esposa de  Enrique Semo profesor de la Facultad de Economía. Dolores como pedía la llamaramos – a quienes eramos jovenes profesores universitarios-, era una mujer culta, refinada y paciente con sus clientes. En el “Valentino” aparecía de forma esporádica Roger Bartra quien en esa época era el director de la revista “El Machete”. Bartra pertenecía a la corriente“euro” del Partido Comunista Mexicano (PCM).
En México y en el mundo se venía dando una ruptura entre las izquierdas universitarias, de las concepciones ideológicas y políticas sostenidas por la Unión Soviética. Había un rechazo al socialismo de corte soviético y sobre todo al  autoritarismo del modelo cubano, se buscaba crear un socialismo con las peculiaridades y diferencias históricas que había en nuestro país . También se exploraban las formas de llevar el discurso político de izquierda  a las crecientes clases medias. La revista “El Machete” fue fundada en 1980, recién se había legalizado el PCM. “El Machete”, con Bartra , abrió un debate inteligente, diversificó temas y tratamientos de una militancia reticente a cualquier cambio.
Bartra renovó las narrativas propias del eurocomunismo, sumando tópicos que tocaban a la realidad social del país, como los relacionados a los derechos de género, la legalización de las drogas, el tráfico de personas, el aborto, la homosexualidad, y la creación de ciudadanía, temáticas que se abordaban sin censura en “El Machete”. La revista dirigida por Bartra sin duda rompió con los dogmas de la izquierda, y se alejó del marxismo de corte soviético.  Sus ejemplares se vendían bien y el éxito de Bartra como editor y publicista era inobjetable. La revista llegaba a los  librerías de los  Sanborns las de mayores ventas en el país,  a los puestos de periódicos, a las librerías Gandhi y El Sótano , a las galerías de arte. Bartra logró sacar de la marginalidad  una publicación  cuyo sello editorial provenía del PCM.

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