HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
Por la mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo, por cierto no muy convencido, que en el 2024 “seremos autosuficientes en materia de hidrocarburos”; por la tarde Petróleos Mexicanos, recibió un duró golpe de parte de la calificadora Moody’s que ratificó la calificación de la petrolera nacional en B1, con perspectiva negativa desde estable.
¿Qué significa eso según la calificadora?
Qué la principal industria del país enfrenta cada vez “mayores riesgos crediticios debido a su incapacidad de aumentar sus inversiones de capital y el mejor desempeño financiero y operativo como resultado de las restricciones de liquidez”.
Las perspectivas no son nada favorables para la empresa pública del Estado en el futuro inmediato, según la Moody ‘s el cambio de la perspectiva negativa implicaría que la calificación de Pemex podría bajar en un plazo de un año, o sea al término de este sexenio.
De esta forma Pemex tendrá que depender más del financiamiento de recursos públicos provenientes del presupuesto nacional, pero ¿de dónde saldrán esos recursos? ¿los tiene Hacienda?
Al paso que van en la administración que encabeza el agrónomo Octavio Romero Oropeza, el gobierno de la 4T tendrá que vender hasta la Torre Ejecutiva de Marina Nacional, símbolo de la “administración de la riqueza” decretada por el presidente José López Portillo a finales de los 70.
Es cierto, la debacle de Pemex, no es toda culpa del actual gobierno, sabemos perfectamente que la entonces paraestatal fue botín de los gobiernos priistas y panistas, que se sirvieron con la cuchara grande, pero como según la calificadora, la 4T no ha sido capaz de establecer los cambios fundamentales en la estrategia de negocios.
Y si no ha sido capaz de establecer una estrategia de negocios, tampoco lo ha sido para frenar la corrupción que la tiene al borde del nocaut, pese al optimismo presidencial y su persistencia en culpar a la política neoliberal de la debacle.
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El gobernador de Ciudad Victoria le dicen en Tamaulipas al morenista Américo Villarreal Anaya, que en la capital tamaulipeca no sale ni a la esquina de la casa de gobierno…Por cierto, su hermana Mónica Villarreal Anaya aspira a la presidencia municipal de Tampico, desde luego por Morena. El puerto jaibo está actualmente administrado por el PAN, tras la reelección del actual alcalde, Jesús Nader. No la tiene fácil…¿Qué hacía Layda Sansores en un cateo que se supone es exclusivo de la Fiscalía del Estado que también se supone que es autónoma? La hija del Negro Sansores tiene abandonado el Estado, pero eso sí, no pierde oportunidad de venir a la ciudad de México para rendir pletesía al presidente Andrés Manuel López Obrador y la líder en la carrera por la candidatura presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum y la otra parte de su tiempo lo dedica a Alejandro Alito Moreno, aunque también tiene como cliente al zacatecano Ricardo Monreal. Digna heredera del “Negro” el cacique campechano que en materia de traición se pintaba sólo. Un nefasto. Como nefasta resultó su hija…El ayuntamiento morenista de Ciudad Madero, Tamaulipas demandará a Petróleos Mexicanos porque el paso de sus pipas cargadas de combustible, por algunas calles han sido destruidas y la petrolera ni los pela.
