Por Pedro Camacho
Las casas de apuestas están enfrascadas en una intensa guerra de propaganda y, ávidas de clientela, hacen ofertas de todo tipo a los apostadores, aunque algunas de esas ofertas resultan incomprensibles para el público común y otras ni siquiera tienen ortografía. Aquí hay un ejemplo de cada uno de esos dos casos: Hay una casa de apuestas que anuncia pomposamente: “te regalamos un bono gratis”. Sí, regalo gratis. Sin comentarios. Esa misma empresa ofrece apuestas “sin momios mínimos”. ¿Eso es bueno o es malo? No dudo que los apostadores consuetudinarios sepan de qué les hablan, pero si lo que busca la casa es ganar nueva clientela, debería ocuparse en usar un lenguaje menos técnico, ¿o no?