Teresa Gil
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El papa Francisco ya entró en la mención del conflicto. Si se diera una guerra mundial en este momento, sería a diferencia de las otras dos, por cuestiones ideológicas. La exacerbación de los últimos días de la guerra Rusia- Ucrania de parte de Estados Unidos, pone un escalón más a la escalera de un conflicto mundial. El estado norteño aprobó para entregar a Ucrania en sus afanes bélicos, la cantidad de 45 mil millones de dólares. Como contrapartida, Rusia se movilizo para configurar su propio arsenal, situación que ha sido criticada sin tomar en cuenta que se trata de un mecanismo de defensa. Según las críticas, Rusia debería de cruzarse de brazos y dejar que las intenciones tan exhibidas de parte de Estados Unidos se consuman. El propio Vladimir Putin destacó que en su idea de unificar al pueblo ruso, hay una intención de fortalecer a la OTAN para impedirlo.
LAS DOS GUERRAS MUNDIALES GANADAS POR RUSIA Y PERDIDAS POR ALEMANIA
La dos guerras mundiales que ha habido han tenido como causa la ambición del expansionismo, lo mismo que ocurre ahora con la intención de Estados Unidos que maniobra a Europa a través de la OTAN para expandirse hacia los espacios de Rusia y sus recursos. Pero además, está de por medio en este caso, el odio anticomunista que se utiliza como pretexto para generar agresiones. En la primera guerra mundial si bien se menciona el hecho del asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando, se anidaba desde hace tiempo la ambición alemana de expandirse. Al invadir Polonia en junio de 1914, dio inicio la cruenta primera guerra mundial que concluyó en septiembre de 1918 con el triunfo de la alianza Entente que encabezaba Rusia y en la que estaban Reino Unido y Francia. La segunda guerra mundial vuelve a despertar la ambición expansionista y es curiosamente en septiembre cuando terminó la otra, cuando se inicia el día primero, en 1939. Terrible guerra que dejó al descubierto las ambiciones de Alemania, Italia y Japón y que generó la muerte de 55 millones según algunos cálculos, aunque se manejan otras cifras. La guerra concluyó en 1945, con un armisticio en mayo de ese año, en el que constaba que el final de esa conflagración la llevó a cabo Rusia al penetrar al bunker de Adolfo Hitler y orillarlo al suicidio. Triunfo que abusivamente se ha adjudicado Estados Unidos.
EL PAPA SE CONDUELE DE UCRANIANOS. A LOS DEMÁS SOLO REFERENCIAS
En su alocución navideña Urbi et orbi del 24 de diciembre, en la que el papa Francisco mencionó una posible guerra mundial, lamentó la situación de la población ucraniana, sin hacer una aclaración de lo que llevó a la guerra actual. Pocas veces el pontífice ha dirigido su mirada a los pueblos golpeados en el mundo que no son católicos. Y pese a lo contrario, en la mención no incluyó a Perú, víctima de un asalto golpista que endurece sus posturas en una dictadura. Y aunque en esta ocasión mencionó a Palestina lo hizo al mismo nivel de Israel como si estuviera en igualdad de circunstancias en su permanente defensa de las agresiones de ese país. La iglesia católica no ha fijado su postura definitiva en torno al tan masacrado pueblo, porque sabe quien está atrás. De pasada mencionó a países como Siria, Afganistán, Birmania, Libia y otros. Y llama la atención su inclusión de Irán. Hay que considerar que el rito católico no se expresa en infinidad de países a los que el papa no hace referencia. No sucedería lo mismo con los mexicanos que al ser invadidos por los españoles que desplazaron a sus propios dioses, fueron imbuidos a sangre y espada en el rito católico. Los porcentajes de católicos en América Latina han bajado de 70 por ciento a 48 por ciento en la actualidad. Aunque el Vaticano exagera cifras, datos de otras mediciones hablan de 21.5 en Europa y once por ciento en Asia. En 2018, esa religión ocupaba el 18 por ciento de los fieles en todo el mundo. La agencia EFE publicó los datos del enorme descenso en octubre 2021, tanto en Europa, como en Asia, incluyendo número de religiosos, a excepción de Oceanía y Africa. Ese es el universo de creyentes de esa religión, que se pueden topar con una tercera guerra mundial a la que el pontífice llama a detener.