Por José Cruz Delgado
Se equivoca el presidente, nadie quiere que le vaya mal a México, al contrario queremos lo mejor, pero no nos está yendo bien por sus políticas erróneas, pues cada vez hay más pobres y millones de familias no tuvieron en su mesa un suculento platillo en esta Navidad, mientras que usted y su familia seguramente sí lo disfrutaron rodeados de lujos en el Palacio en el que vive porque Los Pinos le parecieron poca cosa y prefirió vivir como todo un Emperador.
Poco a poco me voy convenciendo de que sí es usted el Mesías, pues sus 200 pesos que carga en su bolsillo desde hace muchos años no se le acaban, pero pues como, si no gasta en el pago de ningún servicio, es lógico, mientras que esos millones de familias empobrecidas por su mal gobierno no tienen para pagar, a veces ni la energía eléctrica y ni para frijoles les alcanza porque hasta eso ha encarecido su maldita Cuarta Transformación.
La inflación más alta que yo tenga memoria se está dando en su gobierno y nos está matando de hambre, el aumento del salario mínimo es insuficiente para adquirir los productos de primera necesidad, pero como siempre, usted tiene otros datos así que le vale madre.
Una pregunta señor presidente, usted detesta a los aspiracionistas y a los fifís ¿ por qué envió a su hijo a Europa a estudiar, a una de las universidades más caras y prestigiadas del mundo en donde se pagan 80 mil dólares al año?
Me imagino que ha de tener mucho dinero ahorrado para pagar esa cantidad, lo extraño que usted nunca ha trabajado, así que de donde saca tanto dinero para pagarle a su vástago una educación tan cara y fifí?
¿Por qué no lo envió a una universidad de Cuba, Nicaragua, Bolivia u otra de América Latina? No, prefirió enviarlo a codearse con los fifís, con la gente de alcurnia, donde están los hijos e hijas de la gente del poder y del dinero, de los neoliberales y conservadores, mientras critica a la gente media que busca superarse, que aspira a más.
Es usted un hipócrita, falso y mentiroso.
Y claro que sí odia, desde el púlpito, todos los días suelta veneno contra todos los que no están de acuerdo con usted y su movimiento Morena, y de esa manera echa fuera sus rencores y divide más al pueblo mexicano, pero más temprano que tarde tendrá que pagar la factura.
Claro que sí odia, no mienta, odia a quienes lo critican y no piensan como usted, odia a los periodistas incómodos que no le rinden pleitesía, al igual a los que usted llama conservadores, también a la clase media y aspiracionistas.
Así que no mienta señor presidente, porque sí es de mala entraña, el amor que dice sentir por el prójimo es una falsedad,
usted no siente amor más que hacia usted mismo, hacia su ego.
Si usted sintiera algo de amor no dividiera a millones de familia ni incitara al odio hacia quienes no están de acuerdo con usted y su movimiento Morena.
No es su misión dividir al pueblo de México, sino unirlo, pero nunca ha hecho eso, al contrario, provoca el encono entre el pueblo de México. La revolución de conciencias no sé hace generando odio.
Será, como usted dice, el pueblo bueno y sabio quien lo ponga en su lugar, reitero, más temprano que tarde.