La Habana, 21 De Marzo (AlmomentoMX) .-En la actualidad es común encontrarnos con el rastro de historias ligadas a la violencia de género, historias que en muchas ocasiones concluyen en trágicos homicidios contra mujeres, homosexuales o demás definiciones de esta índole.
Los rastros de este tipo de violencia, aunque muchas veces visibles, también suelen tener cierto carácter de discrecionalidad muchas veces en el establecimiento de los roles mujer-hombre y en el modo supuesto en el que estos se relacionan.
Para la mujer, según dice el rol impuesto, es necesario constituir relaciones estables y duraderas, ya que esto en teoría supone menos riesgos para la misma. Sin embargo, mantener una relación de pareja estable y duradera no supone, que se trate de un vínculo exitoso, libre de violencia.
Así lo confirma el estudio Violencia de género y homicidio en la pareja en La Habana (2009-2010), de Janet González Mediana; quién afirma que “la estabilidad no significa armonía” ya que en los 18 homicidios de mujeres registrados en la Habana, Cuba en 2009 “el 70 por ciento contaba con una relación estable y duradera”.
La investigadora sostiene que un tiempo de relación medianamente largo invalida el argumento de que la violencia de género se produce en el contexto de una pareja que comienza a conocerse y a adaptarse el “uno al otro”.
Se confirma que el homicidio es más frecuente en las parejas que mantiene un vínculo marital, aunque también suele ocurrir recién terminada la relación, lo que advierte sirve de indicador “para prevenir un posible homicidio en aquellas parejas cuya causa de separación fue la violencia de género”.
Confirma además que el homicidio está muy vinculado a la violencia de género, ya que por lo general es la mujer, previamente maltratada, la víctima mayoritaria de este tipo de homicidio.
Mujeres que señala es estudio, tienen en su mayoría entre 31 y 50 años de edad. Al menos así señala el total de casos ingresados al Instituto de Medicina Legal de la Habana, entre enero del 2009 y enero del 2010. En tanto, el 61, 1 por cierto de esas mujeres se dedicaban a las labores domésticas y solo el 30 por cierto mantenía un vínculo laboral formal.
A juicio de la autora es la manutención de la mujer por el hombre una de las agravantes, ya que “al estar desvinculadas laboralmente, no son independientes y deben tolerar las agresiones para no perder la estabilidad económica en el hogar”.
El 55,5, por ciento de los homicidios fueron cometidos en la vivienda de ambos miembros de la pareja, lugar donde la víctima está más desprovista de defensa y fuera del alcance auxilio.
A esto podemos añadir que, en víctimas y homicidas, parece haber un amplio predominio de relaciones no armónicas, lo que indica la presencia de una conflictividad histórica, agrega. Mediante entrevistas a familiares y homicidas se pudo comprobar que la presencia del ciclo de violencia del 94,4 por cierto de las parejas estudiadas, incluidas parejas anteriores y al de análisis.
La violencia contra la mujer evidencia algunos problemas de la sociedad actual, como lo son la falta de aceptación a las diferencias y la asimilación de individuos más fuerte frente a otros más débiles; así como la evidencia de los vacíos jurídicos frente a la agresión.
Uno de los vacíos evidentes en el caso de la violencia frente a la mujer, es el que toca las interrogantes relacionadas a aquellas mujeres que deciden acabar con la violencia por propia cuenta, lo que las convierte en víctimas y victimarias, doble condición que segura la socióloga Iyamira Hernández Pita, no reconoce la ley.
La socióloga, quien ha estudiado este tipo de casos, reconoce que falta apoyo legal e institucional para las víctimas de violencia de género que siente inseguridad frente a la impunidad de su agresor, lo que provoca que existan fuertes repercusiones en su vida personal, social y familiar.
Aunque son las mujeres la mayoría entre las víctimas de violencia de género, existen algunas otras que cumplen sanción por dar muerte a sus parejas, encontrando en esta opción el único modo para sobrevivir o preservar su vida.
La socióloga e investigadora Clotilde Proveyer Cervantes asegura “generalmente, cuando una mujer llega a la violencia, incluso al homicidio, lo hace muchas veces en situaciones límites. La mujer responde así a “una violencia extrema que ella ha recibido, en un momento de vulnerabilidad del otro y de crecimiento en situación límite, en que se juega la fórmula: él o ella”
Estudios realizados en Cuba en la década de los noventa identifican que las mujeres suelen presentarse como agresoras en menos medida y siempre en alternativa al maltrato recibido. Esto hecho fue comprobado por la criminalista Caridad Navarrete, que estudió la historia de 25 mujeres de Cuba que permanecían en la cárcel, de las cuales 23 había asesinado a sus esposos.
Son muchas las brechas relativas a la violencia con relación a asuntos jurídicos y policiales; a esto habrá que sumar el desconocimiento de muchas mujeres, en general falta cultura jurídica y mayor conciencia de género en los administradores de justicia.
La socióloga Hernández Pita autora de “Mujeres de víctimas a victimarias. Una reflexión desde la Sociología”, tesis con la que se tituló en el año 2004 de la Universidad La Habana. Insiste en las fallas del sistema policial y judicial en materia de prevención y actuación frente a problemáticas de género.
Como contrapartida, dice la autora, “proponemos una metodología de actuación con enfoque de género para estos sistemas”, que sirva también para tener en cuenta la doble condición víctima- victimaria.
Podemos afirmar, por tanto que el problema de género consta de muchas aristas, las que deben ser atendidas con la finalidad de prevenir cualquier tipo de violencia, entre las medidas será necesario tener en cuenta la concientización y reconocimiento de la misma, ya que muchas veces las mujeres asumen no reconocer los rasgos que las llevaron a estar en medio de estas situaciones. Así como el tratamiento a la legislación con enfoque de género que tenga como finalidad prevenir la violencia y apoyar a las víctimas de la misma.
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