CIUDAD DE MÉXICO, 18 de abril (AlmomentoMX).- Las plataformas electorales de las coaliciones y candidaturas independientes a la presidencia de México en materia de educación, ciencia, tecnología y cultura están plagadas de buenos deseos, pero se quedan en el plano de las ideas generales y sin vinculación con el contexto social, coincidieron en señalar investigadores.
El Foro México 2018: los desafíos de la nación. Las plataformas electorales discutidas por los universitarios –realizado en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y convocado por el Consejo Regional del Área Metropolitana de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES)– reunió a los representantes de Por México al Frente, Raúl Galicia; Juntos Haremos Historia, Edith Bernáldez; Todos por México, Adriana Ortiz Lanz, así como de Margarita Zavala, Demián Sánchez Yeskett, y de Jaime Rodríguez Calderón, Javier Náñez Pro.
Con matices, Galicia, Ortiz Lanz y Sánchez Yeskett respaldaron la reforma educativa impulsada por el Poder Ejecutivo y enfatizaron la necesidad de evaluar el desempeño de los docentes. Bernáldez habló de la importancia de reivindicar el papel de los maestros garantizando sus derechos.
También coincidieron en que debe fortalecerse el sistema de ciencia y tecnología, mejorar la calidad educativa y afrontar los retos en términos de infraestructura, apoyos, albergues y becas para que ningún estudiante abandone sus estudios o quede excluido por carecer de recursos económicos.
Todos se comprometieron a hacer esfuerzos por incrementar la inversión en investigación científica y en asignar a este rubro mayores inversiones; el representante de Zavala sostuvo que ésta es la única candidata que propone aumentarlas a dos por ciento del Producto Interno Bruto.
La doctora María Cruz Parcero, investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, dijo que las plataformas electorales son documentos de arranque elaborados con un discurso de buenos deseos, “pero cuando vemos el aterrizaje nos topamos con problemas”.
Al respecto citó un diagnóstico del Instituto de Investigaciones Sociales sobre “cómo hemos seguido un trayecto de reproducción de modelos instaurados desde organismos internacionales desde la década de 1980 y cómo esto se ha traducido en un esquema de instrucción gerencial que privilegia la evaluación y ha abandonado temas relevantes y sustanciales como las iniquidades y las desigualdades”.
Excepto Juntos Haremos Historia, todas las coaliciones siguen esta tendencia mundial y reproducen el discurso de la calidad y la evaluación; “no considero que las evaluaciones sean malas en sí, sino que deben darse en los contextos en los que están insertos los modelos educativos y no a partir de bosquejos ideales que se plantean a veces desde otro tipo de organismos”.
Los planteamientos no son claros acerca de si serán orientados como ejes de gobierno hacia la reproducción de este modelo gerencial predominante desde los años 80 del siglo pasado o si habrá posibilidad de ruptura y transformación del mismo.
Un tema en el que existe consenso es que la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología están vinculadas de distintas formas a la producción y circulación del conocimiento y al desarrollo humano y social de México, sostuvo el doctor Gustavo Adolfo Urbina Cortés, investigador de El Colegio de México.
En un país donde 50.6 por ciento de la población registra ingresos por debajo de la línea de bienestar y donde más de 60 millones de personas viven con menos de 95 pesos al día, en promedio, la ciencia puede ser concebida como un lujo, sin embargo “no hemos logrado entender que una política en la materia dista mucho de ser una estrategia dirigida a un circuito de científicos y tecnólogos, sino que debiera apuntar a ciertas cuestiones clave”.
La primera de ellas sería la reducción de la brecha en el acceso al saber, la cual pasa no sólo por garantizar más espacios en circuitos de educación superior y media superior, sino por descentralizar la oferta y la demanda del servicio, pues en 19 de las 32 entidades federativas prevalece más de 50 por ciento de municipios sin planteles universitarios, mientras que en 15 por ciento se carece de preparatorias para absorber a los egresados del nivel medio básico.
En segundo lugar se encuentra la necesidad de sembrar una ventaja temprana y anticipada del saber científico entre los niños, como un modo de diversificar el campo de intereses formativos para su futuro y mitigar algunas de las fronteras persistentes de exclusión, un tema que no está presente del mismo modo en todas las plataformas electorales.
En la medida en que la ciencia prevalezca concebida bajo una suerte de gasto suntuario y no como una inversión estratégica se seguirá perdiendo de vista la importancia, no sólo de acrecentar el presupuesto en la materia, sino de articular de mejor forma el ejercicio del recurso disponible.
El maestro Manuel Larrosa, docente de la Unidad Iztapalapa de la UAM, señaló que frente a los desafíos que implican la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología, las propuestas se quedan en un plano muy general y “se extraña una visión más mexicana”.
El investigador del Departamento de Sociología aseveró que en términos económicos, México ha crecido alrededor de uno por ciento entre 2013 y 2017; el trabajo de los mexicanos es el que percibe menores ingresos: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reporta que 41 por ciento de la población se encuentra en la pobreza y cuatro personas concentran la mayor porción del ingreso.
Las propuestas de las coaliciones tienen como contexto esta realidad mexicana y por eso “deseaba que en las plataformas hubiera una especie de desmarcamiento de los modelos que han guiado desde principios de los años 80 del siglo pasado los asuntos de la reforma educativa, el desarrollo tecnológico y la importancia de la ciencia y la cultura”.
Larrosa advirtió que “si no lo ponemos en un contexto, se estarán haciendo planteamientos sin asidero con la realidad de la población”.
AM.MX/fm
