viernes, abril 19, 2024

OTRAS INQUISICIONES: Margarita Zavala: ¿México denigrado? (Segunda parte)

La operación para imponer a Felipe de Jesús Calderón Hinojosa  como presidente de México, tuvo su cresta  más alta el 6 de julio de 2006, antes de finalizar el conteo distrital en México, la comisaria de la Unión Europea Benita Ferrero-Waldner emitió un primer mensaje institucional: “Fui informada por el jefe de la misión en México , el eurodiputado José Ignacio Salafranca, que las elecciones fueron conducidas de una manera ordenada en acuerdo con los principios democráticos. Tenemos fe en las instituciones electorales mexicanas. Nuestra misión subraya su profesionalismo, transparencia e independencia (…)”.
A los intereses del Partido Popular se sumó la intervención del Partido Socialista Obrero Español que en ese momento gobernaba España y esta  se dio a través del representante de política exterior del Consejo de Ministros, Javier Solana, quien se adhirió  a la estrategia seguida en Bruselas  y dio a conocer un  comunicado que decía: “una vez concluido el recuento oficial de los votos, un resultado definitivo que refleje cabalmente la voluntad de los mexicanos”.
Ante este escenario no hubo respuesta de la coalición “Por el Bien de Todos”. El equipo de López Obrador como única respuesta solo emite una  carta de dos cuartillas, en la que se indica que, de acuerdo con la Constitución mexicana, “el proceso realizado el 2 de julio pasado en México no concluye hasta que el TEPJF otorgue el reconocimiento de presidente electo a quien haya resultado ganador de las elecciones presidenciales y solicita a la UE que insta a las autoridades competentes mexicanas a que se lleve a cabo “un recuento completo de los votos”. Y en un arrebato de ingenuidad señala que  sugiere “evitar la realización de felicitaciones prematuras que puedan exacerbar el enfrentamiento interno” en México. La carta de manera oficial  nunca llegó a sus  destinatarios.
En México, la Secretaría de Relaciones Exteriores  convocó en dos ocasiones al cuerpo diplomático acreditado en el país para sostener “reuniones informativas” sobre el proceso electoral. La primera se efectuó por la tarde del tres de julio, un día después de las elecciones, y asistieron 64 embajadores; la segunda se realizó el  siete de julio, cuando ya había concluido el cómputo en los 300 distritos electorales del país, y asistieron 77 miembros del cuerpo diplomático.
Hoy, sabemos que fueron funcionarios de la Dirección de Protocolo de la SRE los que convocaban con argucias y engaños  a los embajadores con dos horas de anticipación. Un embajador invitado a esas reuniones  me hizo una  pregunta que a la fecha recuerda los golpes bajos del foxismo contra López Obrador : “por qué citaba la Cancillería si el IFE –organismo autónomo– tenía una dirección de Relaciones Internacionales, con la cual él había tenido comunicación directa”.
 Una invitación hecha con  premura y en el clima político que vivía México en julio de 2006,  convocada por Relaciones Exteriores no podía ser ignorada por el cuerpo diplomático. Las reuniones se llevaron a cabo en el salón “José María Morelos y Pavón” del nuevo edificio de la cancillería, ubicado en avenida Juárez. En la primera reunión asistieron los consejeros del IFE, Andrés Albo y Alejandra Latapí, y a la segunda, de nuevo asistió Latapí y René Miranda, coordinador del Programa de Resultados Electorales Preeliminares (PREP). El canciller Luis Ernesto Derbez estuvo presente en ambas sólo “como moderador”.
Los consejeros del IFE explicaron las características del proceso electoral y la inédita situación de una competencia cerrada y, en todo momento, refrendaron que la actuación del IFE fue transparente y apegada a la legalidad. En la segunda reunión explicaron que correspondía al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación  certificar al candidato ganador y que esto podría tardar hasta el 6 de septiembre.
La consejera Latapí afirmó en la reunión del 7 de junio  que la mayoría de los actores políticos, e importantes organizaciones dentro y fuera del país, reconocían la validez del proceso electoral y los resultados que favorecían al candidato del PAN.
Y se apoyó en la operación que venía haciendo Salafranca  : cinco de ocho partidos, cuatro de cinco candidatos, 24 de 25 grupos de observación electoral que trabajaron con el Programa de Naciones Unida para el Desarrollo, la Iglesia católica, grupos empresariales, parlamentarios latinoamericanos y europeos, expertos y académicos.
Uno de los embajadores asistentes a la reunión, comentó que los funcionarios del IFE no emitieron observación alguna sobre si Calderón había ganado las elecciones. El eje argumental de la estrategia  estuvo en la expresión: “una mayoría de organizaciones y sectores reconocen un proceso que aún no concluye y que tiene impugnaciones”.
Una parte del  pago del PAN a José María Aznar en México fue a través de Juan Camilo Mouriño. No obstante haber nacido en Madrid, España, y ser de padres españoles, Mouriño,  realizó las principales decisiones en el primer del gobierno de Calderón que favorecieron  a los intereses españoles y por supuesto, a los de Bush.
En 2014, sabemos por  los expedientes del caso Nóos, en España,  que el yerno de  Juan Carlos de Borbón, Iñaki­ Urdangarín, utilizó su parentesco y el acceso a la agenda real para vender información privilegiada a empresarios. También conocemos  que través de Felipe Calderón, entonces presidente, y de su secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño se abrió una ventanilla para que los empresarios españoles  realizaran negocios al margen de cualquier obstáculo .
Urdangarín  indiciado por el caso  Noos realizó el llamado: “Informe Oportunidades de Negocio en México” que consta de 30 páginas y está fechado el 7 de marzo de 2008, documenta como  las “puertas”  estaban abiertas  para que los inversionistas españoles  pudieran entraran a México directamente  con el apoyo de Felipe Calderón y su mano derecha, Juan Camilo Mouriño.
Urdangarín  incluso  menciona la buena relación que llevaba Juan Carlos de Borbón con Calderón en una misiva, que envió a su cliente Eugenio Calabuig Gimeno, propietario de Aguas de Valencia (Agval) que dice: “Según nuestros colaboradores en el país, los grandes proyectos de agua pública, desarrollos turísticos y energía eólica en México se promueven principalmente a nivel federal y, por tanto, la puerta es el mismo presidente de México, Felipe Calderón, con quien la Casa Real tiene muy buenas relaciones desde su visita a España el año pasado (2007). Está previsto un nuevo encuentro con él en pocos meses en la Zarzuela” (el palacio donde reside la familia real).
Sin preámbulos Urdagain señala:  “El hombre de mayor confianza del presidente es el Lic. Juan Camilo Mouriño, quien fuera jefe de la Oficina de la Presidencia de la República y hoy secretario de Gobernación”. En “el siguiente nivel de contactos” menciona al entonces director de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege Tamargo; la secretaria de Energía, Georgina Kessel; el secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo, y el titular del Fonatur, Miguel Gómez Mont Urueta.
Quien le aportó esa información a Urdangarín sobre el papel de Mouriño fue Alicia Guajardo Alatorre, directora general de NeoCity, consultoría financiera y de lobby con sede en San Pedro Garza García, Nuevo León.
 Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala fueron recibidos oficialmente en el palacio real de El Pardo el 11 de junio de 2008. Calderón aprovechó ese viaje oficial para el pago de favores que se disfrazo como  la nueva  apertura de México a nuevas inversiones españolas, su pago fue el Plan Nacional de Infraestructuras, estimado entonces en más de 30 mil millones de euros, que incluía la construcción de carreteras, puertos, desarrollos hidráulicos y de generación de energías renovables. Incluso pese a las reticencias que encontraba entonces en México, Calderón ofreció en España abrir el sector energético, en particular Petróleos Mexicanos, lo que le ganó aplausos entre las autoridades y los inversionistas hispanos.
En la cena de gala que Juan Carlos ofreció en el Palacio Real –a la que fueron invitados los dueños de grandes grupos empresariales de España y de México–, el monarca agradeció a Calderón “la cálida acogida de México a las empresas españolas” y la “gran colaboración que ha prestado en la lucha contra el azote del terrorismo”. Calderón respondió con un discurso en el que calificó a España de “aliado vigoroso” y “socio estratégico para el desarrollo de México”.
Terminaron la velada en uno de los salones reales, cantando música ranchera con Pepe Aguilar y otorgando a José María Aznar  la concesión a la empresa que representa  llamada  Barrick Gold  de una área natural considerada sagrada por el pueblo indígena wixárika en San Luis Potosí. La operación imposición había dado sus primeros dividendos a los grandes empresarios españoles. Con estos antecedentes Margarita Zavala en un artículo publicado el pasadp lunes,  enfatiza que “ “México ha sido denigrado en estos días como no había ocurrido en un siglo. Es momento de responder con firmeza”. ¿ Quién denigró a México? señora Zavala.

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