Pablo Cabañas Díaz
“Es como si lentamente se te fuera el aliento; para mí subir una escalera o hacer algún esfuerzo cotidiano representa un verdadero reto. Pero nada es más asfixiante que saber que si no cuentas con atención a tiempo y un tratamiento específico, la vida se te puede ir en un respiro”, expresa Diana Alejandre, diagnosticada a los 18 años de edad con Hipertensión Pulmonar Tromboembólica Crónica (HPTEC) y cuya historia es similar a la de los pacientes que en México viven con este padecimiento
Este padecimiento es crónico, incapacitante, progresivo y catastrófico, en virtud de que ocasiona fallas en el corazón. Los costos de la asistencia médica, debido a la necesidad de hospitalización, a las pruebas diagnósticas, y a los múltiples tratamientos que se tienen que realizar son muy altos como destaca el doctor Pablo Trejo. Esta enfermedad también afecta la calidad de vida de quienes viven con ella y de sus familiares. No obstante, un diagnóstico al inicio puede mejorar significativamente el nivel de calidad de vida del enfermo.
La atención a esta enfermedad no está disponible en los sistemas de salud pública, por lo que urge destinar presupuesto para su inclusión y en consecuencia, para mejorar la calidad de vida y salud de quienes la padecen. Esta enfermedad puede presentarse en cualquier momento de la vida, sin distinción de edad ni género, por lo que es necesario acudir al médico
Hacer visible este padecimiento y promover el derecho del acceso a la salud, a través de acciones como la solicitud hecha al gobierno de promulgar el 7 de mayo como “El Día Nacional de la Hipertensión Pulmonar”, a fin de reforzar el conocimiento y la atención sobre esta enfermedad en todos los niveles de atención de la salud pública.
En México, el panorama para los pacientes de HPTEC es complicado y lleno de incertidumbre, ya que su diagnóstico suele confundirse con otros padecimientos. Una vez diagnosticada la enfermedad los pacientes no tienen acceso a tratamientos, o las instituciones de salud carecen de terapias específicas, por lo que el avance de la enfermedad se incrementa sensiblemente.
Los síntomas más comunes son falta de aire, mareos, fatiga, desmayos, vértigo, debilidad, dificultad para respirar con la actividad física y presencia de labios azules. Muchas veces estos indicios se confunden con el asma y, en la mayoría de los casos el diagnóstico se retrasa hasta dos años, agravando la condición de quien la padece. Sí usted tiene estos síntomas es el momento de acudir a su médico.