Pablo Cabañas Díaz
(Primera parte)
En la conferencia de prensa efectuada el pasado 20 de febrero en el Campo Militar de la Séptima Zona, en Apodaca, el presidente Andrés Manuel López Obrador se refirió a sus antecesores del “período neoliberal”: Carlos Salinas de Gortari (1988-1994); Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000); Vicente Fox Quesada (2000-20006); Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018). “Cuando se haga la consulta, que el ciudadano diga: sí queremos enjuiciar a Salinas. ¿Por qué? Porque entregó empresas públicas a particulares y a sus allegados. Queremos enjuiciar a Zedillo, porque convirtió las deudas privadas de unos cuantos, en deuda pública, con el Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro)”, expresó el presidente.
Los jóvenes mexicanos no deben olvidar que fue Zedillo, al lado del actual presidente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), José Angel Gurría Ordóñez, quien es el responsable principal de la enorme deuda pública del Fobaproa.
La privatización bancaria realizada en el período de Carlos Salinas de Gortari es un ejemplo de la corrupción en el periodo neoliberal. La privatización de la banca representó el 83% de todas las privatizaciones que se hicieron hasta 1991. En esa venta intervinieron la Presidencia de la República y la Secretaría de Hacienda, sin una supervisión real del Poder Legislativo. Los informes que llegaron a la Cámara de Diputados en 1995 fueron incompletos e incoherentes y no se entregaron a los legisladores los estudios sobre la venta de cada banco, ni los avalúos contables. En todo el proceso hubo enriquecimiento ilícito. Los beneficiarios de la privatización fueron muchos de los dueños de las casas de bolsa que -con la complicidad del poder político, en el gobierno de Miguel de la Madrid- habían primero atraído y posteriormente estafado a pequeños ahorradores.