viernes, abril 19, 2024

Mala urbanización agrava problemas de violencia contra mujeres en Tlalpan

Gloria Analco

CIUDAD DE MÉXICO, 5 de diciembre (AlmomentoMX/SemMéxico).- Son mujeres que permanecen sólidas e inquebrantables, que además quieren ser bien tratadas y estar protegidas contra las incertidumbres que les plantean los problemas urbanísticos.

Realizan un trabajo comunitario que va en aumento, y poco a poco ganan en intensidad, progresivamente vencen temores y proyectan cada vez más donaire: son mujeres de Tlalpan, una delegación que enfrenta graves problemas que ya están colapsando.

SemMéxico habló con ellas, con esas mujeres que permanecen fieles a defender sus derechos y a hacer frente al rezago y riesgos que son muy altos en esta demarcación de la Ciudad de México, para mejorar el presente y futuro de ellas y de sus familias.

Pertenecen a la Red de Mujeres contra la violencia hacia las mujeres de los Pueblos de Tlalpan, y en los últimos tiempos han recibido talleres, cursos y conferencias que les ha permitido tener conciencia sobre sus derechos.

Actúan como Pensadoras Urbanas, que desde esa perspectiva, nacida con la iniciativa de ONU-Hábitat, se dedican ahora a abordar los desafíos de la urbanización en su hábitat, con un enfoque de igualdad de género.

Están muy preocupadas por los niveles de injusticia y violencia que se manifiesta en violaciones y maltrato a las mujeres, así como por el crecimiento de la delincuencia, pero también por la falta de respuesta de las autoridades para atender el narcomenudeo, la falta de transporte, escasez de agua, falta de drenaje, mala atención médica, inundaciones, zonas insalubres, mantenimiento de obras públicas, etc.

“Ignorar nuestros derechos no nos ha llevado a ninguna parte, ahora que los conocemos notamos más todo lo que está mal. En el pueblo hay muchos problemas: socavones, falta de asfalto y muchos peligros para las mujeres, pero nos hemos convertido en ‘cuchillito de palo’”, nos dice María Inés Romero Avilés, del Pedregal de Santa Úrsula Xitla, uno de los pueblos de la extensa delegación.

Tlalpan es la delegación con la mayor superficie de la capital, con 310 kilómetros cuadrados, una población superior a los 600 mil habitantes, está dividida en cinco zonas y las áreas urbanizadas representan sólo alrededor del 15 por ciento del municipio, pues el resto pertenece a áreas de conservación o tierras comunales ejidales.

La poca urbanización representa muchos peligros para su población, a lo cual las mujeres de la Red contra la violencia están ahora decididas a aplicar las fórmulas aprendidas al amparo de la ONU y del aprendizaje feminista, y quieren seguir adelante para olvidarse del pasado y convertir su futuro en una tierra de promisión.

En su calidad también de integrantes del Campus de Pensadoras Urbanas en Tlalpan, acaban de participar, los pasados días 8 y 9 de noviembre, en el Segundo Encuentro Internacional del Campus Binacional de Pensadoras Urbanas México, que se celebró en la Cámara de Diputados.

Ahí les acabó de quedar claro que sin el ejercicio real de los derechos humanos no puede existir un desarrollo igualitario, justo e incluyente, y que tampoco habrá paz ni cohesión social, ni acceso de las mujeres a una vida libre de violencia si ellas no toman la iniciativa.

Rosa María Rodríguez, de la colonia Pedregal de San Nicolás, perteneciente a la Primera Sección, es promotora de la Coordinación Territorial, y ella está ahora más dedicada a atender a grupos de mujeres que padecen violencia.

“Me siento muy a gusto con esa tarea, y debo decir que no todas las mujeres aceptan recibir información y no todas muestran interés para adquirir algún compromiso que las aparte de su mala situación”, nos cuenta.

Reconoce que las mujeres en ese lugar sufren de mucha violencia, donde la policía no va, como si estuviera huyendo de los numerosos asaltos, muertes, violaciones, secuestros, narcomenudeo y la existencia de bandas que pululan en esa zona.

También ahí se ha presentado el monopolio de algunos comerciantes que han ocupado amplios espacios, obstruyendo las vías públicas, sin que se sienta la mano de la autoridad.

“Por el momento, hay promesas de que se intervendrá pero nada concreto se ha producido”, agrega.

A su vez, Patricia Segura Gallegos, coordinadora del Comité Ciudadano en el Pedregal, Segunda Sección, es organizadora de las festividades que se organizan ahí, tarea para la cual se requieren más apoyos de la Delegación.

Ella habló de los numerosos “puntos rojos” en su demarcación, que además de los antes mencionados habría que agregar los baches, donde no hace mucho una persona de la tercera edad cayó en uno de ellos lastimándose seriamente.

Segura Gallegos afirmó que la Red de Mujeres de Tlalpan lleva el conocimiento de sus derechos a muchas mujeres, pero no todas se suman porque sus maridos no se los permiten, aunque hay otras que se arman de valor y toman la determinación de empoderarse.

Mencionó la existencia de muchos arbustos donde se esconden los delincuentes y cometen muchas fechorías, entre ellas, la más grave: raptar a muchas mujeres entre 14 y 18 años.

“Falta prevención del delito”, en su opinión, y considera que las autoridades deben prestar mucha atención a los asuntos en los que existe un clamor por parte de las y los ciudadanos para ser resueltos.

Por su parte, Eva Pérez Gómez, también del Pedregal, trabaja con mujeres que sufren violencia, con quienes ella establece el primer contacto, algunas padecen más de un tipo de violencia, entre psicológica, física o emocional, las cuales luego son canalizadas a institutos como el Inmujeres y del UNAVI, con representación en Tlalpan.

“Los casos más graves son del abuso sexual a menores de edad, aunque no son los más numerosos, se les da cobertura por parte de la Delegación, se les mide su grado de vulnerabilidad, y también vemos casos de adultos mayores que son amenazadas por hijos y maridos que las despojan de sus bienes, y entonces se echa mano del Instituto de Atención al Adulto (IAAM)”.

También muchas mujeres están demandando la pensión alimenticia que no se da de manera automática al cumplir los 68 años, sino en ocasiones tarda en ser entregada hasta por más de tres años.

Pérez Gómez propuso cambiar el enfoque de la violencia, por medio de políticas públicas que coadyuven al cambio cultural desde la información y que desde la niñez se conozca el derecho de la igualdad entre niñas y niños.

Selene Esquivel, quien trabaja en tres pueblos de Tlalpan -Chimalcoyotl, San Pedro Mártir y San Andrés Totoltepec-, dijo que en su tarea las integrantes de la Red llevan metodología durante sus recorridos, con lo cual pueden detectar los puntos rojos de violencia hacia las mujeres, sobre todo en veredas que por su conformación facilitan el delito y donde no hay pavimentación, luminarias o transporte, y es donde por lo regular se producen las violaciones.

Señaló que los talleres que se imparten permiten ampliar la perspectiva para elaborar medidas de prevención de riesgos y desastres, y proponer a las autoridades su intervención para su inmediata solución.

Esquivel dijo que en San Andrés no hay drenaje, sino fosa séptica, y padecen inundaciones con pestilencia por la falta de mantenimiento, especialmente en un puente subterráneo que fue construido hace más de 30 años, donde se filtra mucha agua y la gente tiene que atravesarlo con todos los riesgos que eso implica.

María Dolores Arana, promotora de la Red de Mujeres, quien se ha integrado al grupo apenas hace dos meses, realiza labor en la calle también con el fin de detectar problemas para luego elaborar medidas de prevención y protección cívica que deben aplicar las autoridades.

Por último, hizo uso de la palabra Cecilia Castro, del Centro de Investigación y Estudios para el Desarrollo y la Igualdad Social (CIEDIS), quien recalcó que hay mucha resistencia en los pueblos de Tlalpan al cambio, pero que las mujeres de la Red están decididas a contribuir a la construcción de una ciudad que tenga derechos, donde se vinculen las autoridades a esos propósitos para un ejercicio real de los derechos humanos.

AM.MX/fm

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