sábado, diciembre 21, 2024

ESTADO DE LOS ESTADOS: Desgastado

Lilia Arellano.

 

“El poder desgasta sólo a quien no lo posee”: Giulio Andreotti

 

  • Desgastado
  • Enrique Peña Nieto debilitado y en pleno ocaso
  • Herencia: violencia, la corrupción e impunidad
  • Cierra anticipadamente su gestión con destape
  • Crecimiento económico mediocre: 2.1% del PIB
  • A punto de repetirse la historia electoral de 1986

 

Ciudad de México, 4 de diciembre de 2017.- El presidente Enrique Peña Nieto inicia el último año de su administración con un profundo degaste político, mantiene un bajísimo respaldo social, fue obligado a abrir una sucesión presidencial adelantada ante la ventaja alcanzada por Andrés Manuel López Obrador en la intención del voto rumbo a las elecciones federales del 2018, y enfrenta complejos pendientes: en materia de seguridad pública, la cual seguirá deteriorándose con la militarización del país; en combate a la corrupción, pues durante su gestión ha imperado la impunidad; y la protección de derechos humanos, a lo largo de los últimos años se ha resentido una persistente crisis en la materia. El mexiquense es un mandatario debilitado, sus evaluaciones son bastante negativas y han estado cayendo desde el segundo año tras la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el escándalo de la “Casa Blanca” de la “primera dama” Angélica Rivera y con los últimos gasolinazos.

 

Por sobre todas las cosas, el mexiquense ha privilegiado la construcción de una gruesa armadura de impunidad para su persona y funcionarios cercanos a él. Por eso no se registran avances en la consolidación del Sistema Nacional Anticorrupción, y sigue pendiente la designación del Fiscal General de la Nación, del titular de la Fiscalía para la Atención de Delitos Electorales y del Fiscal Anticorrupción. En el basurero han quedado los compromisos firmados al iniciar su mandato para combatir la corrupción y la impunidad, a pesar de haberse impulsado reformas muy importantes, las cuales lograron la construcción del Sistema Nacional Anticorrupción. No obstante, todo está trabado para la impunidad y las estructuras de justicia están paralizadas pues  además no se tienen magistrados del Tribunal de Justicia Administrativa.

 

En el último año de su administración, seguramente su prioridad será mantener la estabilidad económica y la gobernabilidad interna, las cuales pueden salírsele de las manos. El complejo problema de la inseguridad definitivamente ya no lo resolvió y todo parece indicar se agudizará con la aprobación de la Ley de Seguridad Interna, la cual echa más fuego a la hoguera de la violencia. Este 2017 es el año en el cual se han cometido más homicidios relacionados con el crimen organizado en comparación con años anteriores del presente sexenio. Hasta noviembre se registraron 11 mil 308 víctimas mortales, de acuerdo con el recuento de homicidios de un diario capitalino. El año pasado se contabilizaron 10 mil 967 muertes violentas, lo cual en su momento lo ubicó como el año más violento de la actual administración; sin embargo, a falta de un mes para culminar el año, esa cifra ya fue superada en 341 casos.

 

Entre los principales logros de su administración, Peña Nieto presume la aprobación e implementación de las reformas estructurales, particularmente la energética, la de telecomunicaciones y la educativa, las cuales han generado más perjuicios que beneficios a la población mexicana en general y en particular al país. Los beneficiarios son unos cuantos multimillonarios, quien ven la posibilidad de seguir acrecentando sus fortunas, mientras el grueso de la población se ve obligado a pagar tarifas más altas en telefonía, televisión por cable, energía eléctrica e hidrocarburos. A pesar de todo, la educación en el país sigue en la lona, y el magisterio nacional mantiene su oposición a la reforma educativa implementada por Aurelio Nuño.

 

Las circunstancias políticas obligaron al actual inquilino de Los Pinos a cerrar de manera anticipada su sexenio al adelantar el destape del “candidato del PRI”, en la persona de José Antonio Meade Kuribreña, un tecnócrata sin militancia priísta y más ligado a la derecha del PAN.  Peña Nieto pudo haberse esperado hasta el mes de febrero del año próximo para dar a conocer su destape, cuando habrá de desarrollarse la Convención de Delegados del PRI, pero las condiciones de competencia electoral –el PRI se ubica en un lejano tercer lugar- y las presiones de la burguesía trasnacional y local, lo obligaron a cerrar su gestión anticipadamente y a compartir los reflectores nacionales con “el candidato”.

 

Los niveles de popularidad del mexiquense son los más bajos desde el inicio de estas mediciones en el país; el PRI se rezaga en la intención del voto rumbo a las elecciones presidenciales del próximo año; los problemas de inseguridad no se resuelven; y la economía sigue ralentizada con un mediocre 2 por ciento de incremento anual del PIB, muy por debajo de los requerimientos de la población. Peña Nieto está obligado a que en el ultimo año de su administración la macroeconomía no se le descarrile y para ello no tendrá mucha ayuda del nuevo titular de la SHCP, cuyos resultados en Pemex fueron nefastos. A toda costa debe evitar un escenario como el de 1994, con una crisis económica la cual descontrole las principales variables económicas.

 

Junto con el riesgo de enfrentar un deterioro brutal de la seguridad pública en diversas regiones del país, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es sin duda una de las preocupaciones principales por la enorme incertidumbre creada ante la factible retirada de Estados Unidos del acuerdo comercial.

 

MEDIOCRE CRECIMIENTO

 

Los cinco años de la gestión de Peña Nieto se caracterizan por un mediocre crecimiento económico, apenas por arriba del 2 por ciento del PIB anual. El poder adquisitivo de los salarios  sigue decayendo ante el repunte del nivel general de precios. Las reformas de gran calado impulsadas por su administración no han registrado impacto en el crecimiento económico por diversos factores, sobre todo internos.

 

Las reformas estructurales no fueron acompañadas por una dinámica importante de inversión gubernamental, por lo cual la formación bruta de capital fijo del sector público está en niveles inferiores a los del inicio de la actual administración federal. Además, la reactivación económica prometida no se presentó por el desplome de la producción petrolera, responsabilidad total de la actual gestión, la caída de los precios internacionales de los hidrocarburos y la creciente volatilidad financiera debido a choques como el Brexit. A eso debe agregarse factores como la llegada al poder en Estados Unidos de Donald Trump, quien ha esgrimido una agresiva política contra México y amenaza con cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

 

La política económica peñanietista privilegia la estabilidad económica y el saneamiento de las finanzas públicas a través de una serie de recortes al gasto, en perjuicio de la obra pública. La inversión fija bruta gubernamental reporta un desplome de 8.3 por ciento promedio anual de 2013 a 2017, para ubicarse en su nivel más bajo en los últimos años. Mientras, los ingresos tributarios pasaron de 8.4% del PIB en 2012, a 13.9% en 2016, y para este año se estima se ubiquen en 13.1%, por la reforma fiscal, particularmente por el IEPS a combustibles. Es decir, dinero hay, pero ¿en dónde quedó?

 

Este 2017 se estima cerrará con un crecimiento de 2.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), con lo cual la expansión en los primeros cinco años de gobierno habrá alcanzado una tasa promedio anual apenas superior al 2 por ciento,  muy lejos de las promesas de campaña del entonces candidato priísta Enrique Peña Nieto de 5 y 6 por ciento anual. Incluso, el crecimiento registrado es menor a las potencialidades de la economía, de al menos 3% de acuerdo con los expertos. Por el esfuerzo fiscal de contención del gasto y aumento de los ingresos, se espera en 2017 se alcance un superávit primario de 1.4% del PIB, por primera vez en ocho años.

 

Cada vez que le es posible, Peña Nieto presume la generación de 3 millones 328 mil plazas en el sector formal de la economía. Sin embargo, en su gran mayoría, estos empleos existían en la economía informal. El incremento se registra sólo en el número de trabajadores afiliados al IMSS, los cuales se regularizaron por las facilidades de la Secretaría de Hacienda y el IMSS para la normalización de la planta laboral de las empresas. Bajo el esquema de incorporación fiscal, muchos pequeños negocios se han dado de alta porque en los primeros años no pagarán algunas contribuciones. Además, cabe destacar en la estructura de la población ocupada, la participación de los trabajadores con dos y tres salarios mínimos es la que más ha crecido en los últimos años. El repunte del empleo presumido se da en trabajos de bajo sueldo y baja capacitación.

 

ENDEUDAMIENTO HISTÓRICO

 

Un renglón a destacar en esta administración es el repunte de la deuda pública. En estos cinco años paso de 34.3% del PIB al cierre del sexenio pasado, a 49.6% en 2016, y pese a que en 2017 se espera cierre ligeramente por debajo en 47.9%.  El aumento en la deuda pública se explica en parte por las presiones en el gasto generadas por las pensiones y los rescates pensionarios llevados a cabo, sobre todo de Pemex y la CFE. Al cierre de octubre de 2017, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (la suma de todas sus deudas) rozó los 10 billones de pesos, un saldo nominal histórico.

 

La deuda pública federal (la de los estados es tema aparte) en octubre pasado sumó 9 billones 617 mil millones de pesos, algo así como 80 mil pesos por habitante. Cuando Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia de la República, tal adeudo per cápita rondaba los 51 mil pesos. Así, una de las herencias del mexiquense es un incremento de 57 por ciento en el débito por mexicano. ¡Gracias Peña Nieto!

 

De ahí la pérdida de la confianza en el país; de las consecuencias abruptas y sustanciales en el costo del débito y la reducción permanente del gasto público. En tan sólo 10 meses de 2017, el pago de intereses de la deuda pública es terrible. De acuerdo a las propias cifras de la SHCP, en los Informes de las Finanzas Públicas y la Deuda Pública a octubre de 2017, en los 10 primeros meses del año de las arcas nacionales salieron alrededor de 360 mil millones de pesos sólo para cubrir los intereses (97 por ciento de la erogación total). Si se consideran comisiones y gastos, el monto supera los 371 mil millones de pesos.

 

Si hacemos memoria, esta es una vieja historia: Ernesto Zedillo cerró su sexenio con un saldo de deuda pública cercano a 1.9 billones de pesos; Vicente Fox nos endilgó un débito de 3.1 billones de pesos (28% del PIB); Felipe Calderón incrementó adeudo a 5.9 billones de pesos (36% del PIB); y ya con Peña Nieto el saldo alcanza 9.6 billones de pesos (45% del PIB) y todavía le resta un año en Los Pinos.

 

PÉRDIDA DE PODER ADQUISITIVO

 

Los gasolinazos a principio de este año, así como la fuerte depreciación del peso frente al dólar en el sexenio han llevado la inflación a niveles de 6.66 por ciento en agosto pasado, los más altos en 16 años. De ahí el deterioro del poder adquisitivo de los salarios. El ingreso laboral per cápita mostró una disminución real de 2.1 por ciento entre el tercer trimestre de 2016 y el tercer trimestre de 2017, de acuerdo a los datos más recientes dados a conocer por el Coneval.

 

El porcentaje de población con ingreso laboral inferior al valor de la canasta alimentaria pasó de 40 por ciento a 41.8% entre el tercer trimestre de 2016 y el tercer trimestre de 2017. En este periodo, el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza mostró un aumento de 4.6%, su primer repunte después de cinco trimestres consecutivos de reducciones anuales, causado por un aumento en los precios en 2017, lo cual se refleja en el aumento del valor de la línea de bienestar mínimo (costo de la canasta alimentaria) y en la disminución del poder adquisitivo del ingreso laboral.

 

Grupos de análisis y consultoría económica revisaron al alza las previsiones para el tipo de cambio y la inflación en el país, de acuerdo a los resultados de la encuesta del Banco de México, cuyas respuestas se recibieron entre los días 23 y 29 de noviembre. Las expectativas de inflación general para los cierres de 2017 y 2018 aumentaron en relación a la encuesta de octubre. Se pronosticó una inflación general para el año en curso de 6.49 por ciento anual, contra 6.25 por ciento anterior, y para 2018 de 3.91 por ciento en lugar de 3.85 por ciento arrojado por el sondeo efectuado en el décimo mes del presente año.

 

Los analistas esperan que en 2017 el dólar cierre en 18.86 pesos al mayoreo, y no en 18.70 como se había calculado en un sondeo anterior. Para 2018, los consultores ajustaron su estimado del tipo de cambio a 18.79, frente a los 18.61 pesos anteriores.

 

PARA LA REFLEXION DOMINGUERA

 

El panorama en 1986 no era muy diferente del de hoy en día. El gobierno de Miguel de la Madrid se encontraba en su nivel más bajo ante las actitudes y decisiones tomadas a raíz del terremoto de 1985. La corrupción hizo su aparición, como ahora en un renglón en el cual el calificativo a usar es el de la ruindad. Sus funcionarios hicieron gala del saqueto, se quedaron con los dineros enviados por gobiernos extranjeros, se repartieron las ayudas llegadas a nuestro país y de ellas se registraron cientos de aeronaves aterrizando cargadas de ropa, alimentos, medicamentos, bebidas, artículos diversos desde papel higiénico hasta rastrillos, pastas de dientes, pañales para niños en todas las etapas e inclusive para adultos.

 

Todo desapareció y aquella promesa de “Renovación moral”, se quedó en la imaginaria, en el registro de las frases pronunciadas por los ex presidentes y nunca llevadas esas palabras a la realidad. El manejo de las consecuencias del siniestro fue fatal, llevó a la crítica, dividió a tal extremo a la ciudadanía que se escuchó en todos los rincones del país el llamado: “haz Patria y mata a un chilango”. Se inconformaron por la aseveración de gobernadores de entregar unidades habitacionales recién concluidas a los capitalinos quienes se decidieran por abandonar la ciudad ante los daños provocados a sus casas.

 

A ello se añadía la serie de denuncias sobre los malos manejos en Pemex, la renta de buques, el desaseo administrativo y hasta el sindical. Recibió De la Madrid expresiones duras: “se hunde Pemex, se hunde usted y se hunde México”. Y lo mismo puede decirse en nuestros días, ya hundieron a la petrolera, EPN está en el sótano y para el país no hay futuro con certidumbre. Ese es otro de los renglones en los cuales se asemeja el presente con ese pasado. Y es así como también hicieron surgir a un candidato, a Carlos Salinas de Gortari, quien portaba una gran mochila en la cual se encontraba el manejo sucio de la política al provocar la salida de Jesús Silva Herzogh del gabinete, la venta de las paraestatales, las devaluaciones, el perverso juego bancario y la muy próximo creación de una nueva generación de ricos la cual estaba desde entonces cocinándose.

 

José Antonio Meade ha formado parte del equipo desde donde se han generado las medidas económicas más desfavorables para los mexicanos; llega sin registro de partido de manera aparente pero con una camiseta con logo frontal diferente al de la espalda, pero es quien une lo iniciado por Carlos Salinas de Gortari. Son momentos en los cuales la corrupción alcanzó grados impensables en cualquier país el cual se precie de figurar de muchas formas en el mapa mundial, ya sin paraestatales pero con suficientes reformas para darle a la mayoría de mexicanos la garantía de empleos mal pagados o de plano de desempleo con cargas tributarias impagables.

 

Entonces y con esos puntos negros en el entorno no dudaron en cometer un gran fraude electoral y todo parece estar dispuesto a intentar cometerlo de nuevo. De ahí se encuentre en el registro, en la memoria, en la búsqueda de los jóvenes sobre todos estos antecedentes el impedir de nueva cuenta el asalto oficializado provenga de las boletas electorales, de su manejo. Siempre será mayor el porcentaje de quienes hasta ahora se han abstenido de votar que el número de votos los cuales a través de dádivas y despensas puedan obtener quienes buscan, a como dé lugar, seguir en el poder, continuar con el saqueo, ingresar a los grupos económicos de fortaleza mundial sin importar lo hagan desde la posición de limpiabotas.

 

Recordar es hoy, sobrevivir.

 

DE LOS PASILLOS

 

A fin de cubrir las plazas dejadas por generales quienes pasaron a situación de retiro, la Secretaría de la Defensa Nacional oficializó los cambios en su plana mayor: como subsecretario de la Defensa tomó el cargo a partir de este viernes el general Roble Arturo Granados Gallardo, ex Jefe del Estado Mayor de la dependencia; como Oficial Mayor asumió el general Eduardo Emilio Zárate Landero; el nuevo inspector y Contralor General es el general Pedro Felipe Gurrola Ramírez; el nuevo jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional es el general Alejandro Saavedra Hernández; como comandante de la Fuerza Aérea Mexicana fue designado el general de división piloto aviador, Miguel Enrique Vallín Osuna. Los nuevos mandos de la plana mayor rindieron protesta en la explanada del Colegio de Defensa Nacional en Tlalpan, en una ceremonia encabezada por el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos.

 

 

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