Teresa Gil
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Es mucho pedir que no haya fraude ni violencia, cuando ambas cosas han estado instaladas desde que se inició este complejo y largo proceso electoral. Pero el estallido final, el que puede expresar las inconformidades retenidas de millones de personas, aún puede evitarse y poner la cordura por delante, como cuando se está ante un enorme peligro. El propio gobierno de Peña Nieto, ya expuesto en otros momentos cruciales -Atenco, los 43, las elecciones recientes en el Edomex, su actitud ante Trump, la impunidad reinante, etcétera-, debe reflexionar sobre lo que puede ocurrir este primero de julio y mostrar en las postrimerías de su gestión, la prudencia que se demanda. EL INE, que asumió la postura del TRIFE, -que había rechazado-, acerca de retrasar el resultado de los comicios, también está jugando con fuego; la responsabilidad puede ser compartida.
Los cierres de campaña han exacerbado la virulencia de los candidatos oficiales, José Antonio Meade y Mikel Arriola, prendidos de una supremacía y prepotencia que no se expresa en los puntajes, aunque el acarreo y las expresiones mediáticas sigan siendo parte del derroche que se ha visto en estos casi diez meses. Llama la atención y resulta contradictorio que se trate de descalificar el trabajo de meses de encuestadoras reconocidas, en tanto que ellos mismos señalan cada rato la búsqueda del porcentaje -que proviene de las propias encuestas-, para acercarse a los punteros. Arriola está gastando un dineral en páginas completas y en primeras planas, para demostrar que casi alcanza a Claudia Sheinbaum, cuando los datos de sondeadoras serias no lo apoyan en esos números. La hora cero se acerca en este momento crítico de México y de acuerdo a la respuesta que de el actual gobierno, este se salvará o cavará su tumba.
¿Que irá a ser de estos candidatos una vez pasadas las elecciones? ¿Tendrán cara para presentarse en público después de la carga de diatribas que dispararon? El caso de Ricardo Anaya es el más delicado porque se ha lanzado con todo en contra del sistema del que antes fue aliado. Todavía en sus mítines lo fustiga por Ayotzinapa -como si le importara-, Odebrecht y la llamada Casa Blanca. Prácticamente ha cavado su tumba política, pero no parece darse cuenta. Es cierto que mantiene el segundo lugar muy fluctuante y que en las últimas encuestas casi se hermana con Meade, pero sus cierres exhiben las complicidades más turbias como lo estuvo demostrando durante su campaña. Hizo un cierre aglomerado en playas de Veracruz, apoyado por el gobernador Miguel Ángel Yunes, tres días después de que éste bloqueó a Lopez Obrador. Pero la verdadera dimensión de Anaya y su aliada la perredista Alejandra Barrales se ha exhibido en cierres locales de la capital, como el del Ángel de la Independencia. Pese a eso, mantiene su euforia de triunfo y se lanza en la capital con las complicidades del jefe sustituto José Ramón Amieva, que no parecen ayudarlo mucho.
PIRANDELLO: LLAMADA URGENTE AL DEBER
Los grandes genios de la literatura, deslizan en sus obras más comunes, la firmeza que se demanda de una persona, un entorno o un gobierno, para estabilizar una situación. Así se trate de un relato o un cuento que trate de una cosa sobrada: la infidelidad humana. Considerado uno de los grandes clásicos, Luigi Pirandello fue Premio Nobel en 1934 y su obra es copiosa y profunda, pese a su sencillez, como dicen sus críticos. Lo más famoso de su repertorio es desde luego Seis personajes en busca de autor, pero su creatividad aborda todos los temas “el egoísmo, la avaricia, la infelicidad, la falsa moral burguesa, el avasallamiento despiadado de la mujer”, y esto último lo constatamos en El Mantón Negro, una novela corta sobre la explotación inicua de un hermano por su hermana o las tribulaciones no exentas de humor de El difunto Matías Pascual, una de sus obras más famosas. En el cuento Llamada al deber (Tercetos, colección Huracán La Habana 1985) Pirandello describe como un atribulado hombre hace hasta lo imposible porque un capitán de la marina, recupere su sentido del deber y cumpla con él y de que manera, mediante una pequeña presión externa, la situación se resuelve. Tercetos es una de las colecciones del escritor italiano que se compone de tres hileras de tres cuentos a cual más de exhibidores de su talento y de la vida diaria y nutrida de sus paisanos. En la llamada al deber en este momento en el país, hay una demanda crucial que ha sido hecha desde diversas tribunas, escritos y manifestaciones, que es urgente tomar en cuenta. Lo veremos en los próximos días.