Teresa Gil
¿Que ventajas puede obtener el pueblo de México con las decisiones del PRI en su XXII asamblea nacional? Los puntos de vista de una militancia que está disfrutando los resabios del pasado, sin una verdadera y profunda autocrítica, podrían mover a risa si no fuera porque los actos de quienes se apoderan de las decisiones en el país, lastiman, empobrecen y reducen la vida de millones de mexicanos. Todos esos personajes, creados al amparo de una comedia de la política, se inventaron un lenguaje propio con una visión propia de la realidad mexicana. La que se vislumbra y padece desde afuera, por millones que aún aceptan, toleran, ayudan en su permanencia, pero que permanecen ajenos a ella, sobre todo de los beneficios. Frases hechas, golpes de pecho, rasgaduras de vestiduras y una risa burlona que no debe de haber cesado, trasciende las declaraciones y un “no todos somos corruptos”, que reconoce la magnitud de la corrupción interna. En efecto, algunos priistas no deben ser corruptos. Hay excepciones. Fueron días de fiesta, iluminados por fuegos fatuos de renovada ansiedad por el saqueo, por el control de las riquezas; de la búsqueda de un PRI que era el amo y señor y no necesitaba hacer trampas para apoderase del país. El jolgorio se daba mientras el Instituto Electoral del Edomex, sin esperar las decisiones federales, declaraba gobernador electo a un hombre que se prestó a todas las iniquidades del fraude, Alfredo del Mazo. Nos los imaginamos en la ficción, pese a las muchas sedes de sus juntas, en realidad subiendo a la montaña de Bocken, en Harz Alemania como en el poema trágico de Goethe, a realizar la fiesta de walpurgis, el aquelarre. Iban acompañados de un Mefistófeles disfrazado de mago guiado por un fuego fatuo al que puede aniquilar si no se comporta, con un movimiento de dedo (Goethe dixit) Y en sus clamores y lealtades, con frases como “eliminación de candados”, “candidatos simpatizantes””, “poder compartido” “eliminación del fuero”, “Enfrentar la corrupción” y otros igual de rozagantes, se lanzaron a la lucha contra “los populismos autoritarios”. El espejismo, la ilusión, la entelequia, fueron muy comentados por los medios, como en los viejos tiempos y la inversión hecha ¿Cuanto y quien costeó los gastos de las muchas reuniones? ¿tendrá el INE control de esos gastos o se está haciendo el omiso como sucedió en el Edomex? Es en el capítulo 21 de la segunda parte de Fausto de Johann Wolfgang von Goethe (Editorial Albacete España, 2013, muchas editoriales), donde Fausto se trepa a las disquisiciones políticas y económicas del gran poeta alemán, pero antes sube con el dueño de su alma, el diablo, a la gran montaña alemana de Brocken, el primero de mayo. Van a presenciar la noche de walpurgis, la fiesta de brujos y brujas en la que éstos intrigan sobre su concepción del mundo y deciden quien es quien y quien no. Los dos personajes son guiados por fuegos fatuos que brillan en la noche y se detienen ante un jolgorio donde los brujos cantan, beben, copulan, gritan y se regocijan en nombre del ángel caído, ( Mefistófeles disfrazado de mago). La obra del que es considerado el más grande poeta alemán, para algunos poema, para otros composición teatral, se fraguó en muchos años en dos partes. Se habla de prolegómenos en 1772-75 y de una edición de la primera parte en 1808. Goethe ( 1749-1832), vivió para concluir la segunda parte y editarla en 1832, año de su muerte. La obra tiene muchas aristas, pero esta de la fiesta en la montaña que era parte de las consejas medievales, dicen que jamás existió. Se le busca como causa metafórica, cuando un conjunto de personas y personajes se juntan para planear como seguir apoderados de una parte del mundo. Como pretende hacerlo el PRI.