lunes, marzo 18, 2024

LA COSTUMBRE DEL PODER: ¿De la austeridad a la pobreza?

*¿Es así que caminamos a la 4T? La pobreza franciscana en 120 millones de mexicanos es un riesgo, puede convertirse en la calcutización de México

 

Gregorio Ortega Molina

Caigo en la cuenta de que además de estar confundidos, están empeñados en tomarnos el pelo. Tergiversan el significado de las palabras, lo acomodan a sus intereses políticos inmediatos, para engañar, más todavía, al pueblo bueno y sabio.

     Dadas las condiciones en que encuentran al país, y a las que orillan al grueso de la sociedad a través de la prédica mañanera y del deseo de ser ejemplo, resulta que los mexicanos hemos de transitar de la austeridad republicana a la pobreza franciscana. ¿Están conscientes de lo que solicitan? ¿Se apegarán al cumplimiento de esa oferta política los profesionales que se quemaron las pestañas para obtener un salario digno y salir del círculo de pobreza en el que crecieron; y los empresarios que empezaron a verlo con simpatía? ¿Están dispuestos Alfonso Romo, Carlos Urzúa, Julio Scherer Ibarra, Marcelo Ebrard y otros, incluida Olga Sánchez Cordero, a abandonar el ritmo de vida llevado, para iniciar el apostolado morenista con pobreza franciscana? ¿Saben o intuyen lo que es?

     ¡Cuidado con confundir modelo con actitud! Imitación de Cristo, de Kempis, es un modelo, vivir en pobreza franciscana es asumir una actitud de vida, equivale a plegarse, en el hogar, el trabajo y en lo social, a las normas de la Orden. Lejos está esa propuesta de la invitación a que las mexicanas y los mexicanos vistamos el sayal y nos alimentemos con algo menos que la frugalidad, sólo lo esencial para mantener el cuerpo alerta, en servicio y ajeno a la tentación.

     ¿Entenderá el pueblo bueno y sabio lo que ahora se le solicita? Repasemos a Simone Weil: “Todos los que poseen en estado puro el amor al prójimo y la aceptación del orden del mundo, incluida la desdicha, todos esos, aunque vivan y mueran aparentemente ateos, son, sin duda, salvados…

     “La caridad y la fe, aunque distintas, son inseparables. Las dos formas de la caridad lo son todavía más. Cualquiera que sea capaz de un movimiento de compasión pura hacia un desdichado (cosa por otra parte muy rara) posee, quizá implícitamente, pero siempre realmente, el amor de Dios y la fe…

     “Pero Dios debe, por su propia bondad infinita, conceder a cada criatura la plenitud del bien. Hay que pensar que Él distribuye continuamente a cada uno la plenitud de la gracia, pero se la acepta en distinta medida. En materia puramente espiritual, Dios satisface todos los deseos. Aquellos que tienen menos han perdido menos”.

     ¿Es así que caminamos a la 4T? La pobreza franciscana en 120 millones de mexicanos es un riesgo, puede convertirse en la calcutización de México.

www.gregorioortega.blog           @OrtegaGregorio

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