jueves, marzo 28, 2024

ISEGORÍA: ¿Perdón, aún contra la ley?

Sergio Gómez Montero*

Se parten las paredes.
Podrían derrumbarse y levantarse otras,
pero lo que se hará será maquillar las rajaduras

E. Villazón: “Ese vicio con plumas”

No tiene por qué, el compañero Francisco Gómez Maza (excelente periodista) quejarse de los reclamos que hoy le hacen quienes se dicen cercanos a AMLO por sus señalamientos críticos hacia algunas de las acciones de gobierno emprendidas antes de tiempo constitucional (primero de diciembre) por el político tabasqueño. No hay que olvidar que una de las aristas más filosas del periodismo de opinión es precisamente la crítica y por eso ocasionalmente la más molesta. Quien se lleva, que se aguante, y menos que nadie le debe temer a la crítica hoy el gobernante, cuya tarea es por lo común errática, confusa, corrupta y peor aún impune y por ello, precisamente, sujeta siempre a la crítica periodística…, por más equivocados perdones que se le otorguen a la corrupción delictiva.

Comencemos por allí, pues: ¿se le puede en México hoy otorgar al accionar de gobiernos pasados perdón, indistintamente, arguyendo sólo el criterio de tiempo pasado? ¿No acaso la Constitución y algunas de sus leyes secundarias llaman al castigo cuando se han violentado los códigos de conducta, de justicia y de moral en que basamos nuestra vida diaria todos los habitantes del país, tal y como sucede con aquellos que, con cinismo pleno, cometieron corrupción a la hora de manejar los bienes de la nación, tal y como recuenta recientemente Tatiana Clouthier y que son delitos que se persiguen por oficio? Vamos, la respuesta es de una obviedad tremenda. ¿Por qué entonces no aplicar la ley? Yo, a quien recomienda perdón generalizado, le pediría que no olvide estas palabras de Benjamin de su texto “Para una visión crítica de la violencia”: “La función diferenciada de la violencia, según sirva fines naturales o de derecho, se deja apreciar con mayor claridad sobre el fondo de condiciones de derecho determinadas de algún tipo” (yo subrayo al final). ¿Acaso, pues, la corrupción no es violencia?

Un segundo momento hoy confuso en términos de gobernanza adelantada en el país es el de la seguridad pública que, desde épocas de Lázaro Cárdenas (o quizá desde antes) se compartió con el ejército para remitirlo a él, al ejército, a los cuarteles 8aunque el ejército no quisiera). A cambio, al ejército se le dejó negociar libremente lo referente al narcotráfico, que quedó precisamente a cargo de él por cuestiones, supuestamente, de inteligencia militar y que hoy, por esa vía, se quiere justificar así el tema de la guardia nacional. Una historia, pues, vieja y muy compleja, a la que no se le está dando la mejor solución.

Finalmente persiste en términos de gobernanza del país el durísimo tema de las migraciones sur-norte que, ya desde Sartori, en el campo de las ciencias sociales ha generado polémicas muy fuertes a la hora de aterrizar la teoría en la realidad y que sobre todo cuestiona si la primera debe mantenerse incólume frente a los cambios brutales que en la actualidad está sufriendo la segunda y que desde la época de la teoría crítica (Adorno, Horkheimer, Benjamin, Marcuse) tanto nos hizo pensar al respecto, y hoy más cuando cada vez se atraviesa crecientemente en nuestra realidad cotidiana la migración a nivel mundial con todos sus problemas de distribución de la riqueza, pobreza extrema, violencia por guerras e inseguridad social y exacerbación de problemas fronterizos. Ese sí, menudo problema a resolver con Sartori o sin él.

El sentido crítico del periodismo, particularmente hoy, no se puede perder, sobre todo cuando él está sustentado en un saber filosófico y hermenéutico sólido, ¿o no don Francisco?

*Profesor jubilado de la UPN

gomeboka@yahoo.com.mx

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