sábado, abril 20, 2024

ÍNDICE POLÍTICO: CDMX: un grito reivindicatorio, frente a la parálisis toluquita

Francisco Rodríguez

 

 

Hace unos meses, un profesor de Filosofía de la Universidad de Yale, Stanley Jason, sostuvo que la libertad de expresión había sido “cooptada por los grupos dominantes para servir a sus intereses y silenciar a los marginados”. Una acusación demasiado fuerte, muy reveladora del debate actual entre libertad y necesidad.

‎Se imponía hablar de lo” políticamente correcto”. Analizar los motivos de quienes azuzaron a Donald Trump para utilizar ese sketch, después convertido en slogan publicitario, que derrumbaría a Hillary Clinton en los actos de campaña por la Presidencia de los Estados Unidos.‎

Habían dado en el clavo. Un iconoclasta neo republicano sacó de la competencia, primero al partido del elefante, y luego al del burro, como se conoce a los dueños de esa escena electoral. Estados Unidos enfrentó el dilema de ser vencido en sus amplias mayorías electorales, por el voto en los Colegios estatales, que finalmente inclinaron la balanza de manera abrumadora. Igual a lo que aquí sucede, cuando el voto popular favorece a un candidato, y el INE da como ganador al que a sus intere$es conviene.

 

Hay que pasar a la báscula a la corrección idiomática

 

Los profesores más prestigiados de la materia, sostienen que es necesario detener el miedo a las palabras, en honor de la Primera Enmienda de la Constitución de Filadelfia. No es posible, dijeron, que una potencia imperial se deje llevar por cuestiones casquivanas, por ocurrencias de la última hora que motivaron el triunfo de la basura blanca de los wasp.

En conclusión, la corrección idiomática tenía que pasar a la báscula. Hacerla de lado para que prevaleciera el pensamiento crítico, en lugar de los puntos de uso común que mueven voluntades de manera inercial, en búsqueda de las expresiones que potencian lo vulnerable, en lugar de dar preeminencia a lo importante, cada vez más urgente.

 

Plusvalía en la CDMX, manipulada por textoservidores

 

Hace muy poco, en México tuvimos una experiencia parecida.‎ Los combativos jacobinos de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México se extralimitaron en el lenguaje. Llamaron a las cosas por su nombre. Al discutir la iniciativa de la nueva Ley de Vivienda, quisieron acomodar en el articulado el concepto de plusvalía.

Era el pretexto que buscaban los textoservidores para atacar. De inmediato, todos los mastines de la corrección idiomática y política se fueron tras el cebo. Un auténtico bombardeo mediático de tiempo completo se dedicó a deturpar el concepto, por diferentes vías de interpretación. Todas ellas, vulnerables a la opinión de la clase media, o lo que quede de ella.

Los parlamentarios locales se referían a un concepto que ya se encuentra en la Constitución de Querétaro desde hace muchos años, el referente a que con las inversiones que hace el gobierno en la infraestructura inmobiliaria y la revaloración que eso provoca, los predios y las construcciones suben de valor y son sujetos de recatrastación y de incremento en el valor de compraventa.

 

Ofensiva lesiva y finalmente desastrosa para sus promotores

 

Pero cuando los oídos decimonónicos de los poderosos oyeron la palabreja, de inmediato sacaron todos los fantasmas del closet y se dieron vuelo atacando a los indómitos legisladores, acusándolos de motivar expropiaciones de las propiedades privadas. Una gran parte de la clase media mordió ese anzuelo, pues estaba aderezado de pasiones de mala fe.

Muchos llegaron a opinar que era sólo un pretexto para aumentar los impuestos en todo tipo de pagos, derechos, aprovechamientos, ubicar a modo el precio de los inmuebles para atraerlos al interés público, y finalmente, revelaba el cariz socialista y colectivizante del gobierno de la Ciudad de México.

‎Fue una ofensiva lesiva y finalmente desastrosa para sus promotores. La Ley de Vivienda fue aprobada por rigurosa unanimidad de todos los partidos representados en la ALDF, desde Morena hasta el PRI, sin un solo voto en contra, ni una abstención. Un proceso legislativo insólito que tenía mucho de no observarse en alguna Cámara local o federal.

 

Voto unánime a la Ley de Vivienda, avalada además por la ONU

 

Se impuso el pensamiento crítico sobre la corrección idiomática. Todos los planteamientos sobre regulación de uso del suelo, conceptos de interés social en la regulación de desarrollos y en el ahorro del agua y de las infraestructuras prevalecieron tal cual. Incluso, la participación positiva de organismos internacionales en el análisis de la Iniciativa tuvo un peso decisivo para tranquilizar conciencias.

El voto afirmativo en el proceso de discusión de los diversos dictámenes, por parte de la Organización de las Naciones Unidas- Hábitat, así como de los financieros del Banco Interamericano de Desarrollo, dieron la luz verde a todo el paquete de financiamientos para un nuevo concepto de habitabilidad, compactación urbana y movilidad.

De paso, el proceso de transparencia administrativa para la construcción de viviendas de interés social recibió un respaldo inédito. La Ciudad de México seguirá siendo pionera en esas materias, aparte de que refrendó un lugar envidiable en las políticas sociales, en favor de las capas más vulnerables de su población. Marca un parteaguas.

 

Programas de la CDMX, replicados en todos los continentes

 

Igual que en los programas médico asistenciales, en la atención del síndrome de Down, en el tratamiento especializado del Parkinson, el Alzheimer, la diabetes, el autismo, el sida, las deformaciones labio palatinas, el cáncer de mama, el autismo infantil y el Virus del Papiloma Humano, que han logrado réplicas de sus protocolos en todos los continentes.

Lo mismo en los tratamientos diferenciados para la Tercera Edad, las mujeres jefas de familia abandonadas o maltratadas, los grupos indígenas, indigentes y migrantes desplazados, la Ciudad ofrece becas de desempleo, capacitación y protección judicial, tiene la bandera de la sociedad. Lo mismo en la lucha internacional contra el cambio climático y el saneamiento ambiental.

 

Lo que no acepta la Carta Magna es que otras le queden chicas

 

Pero sus detractores insisten en poner piedritas en ese camino. Las ofensivas mediáticas contra la nueva Constitución de la Ciudad de México han demostrado su candidez, su inviabilidad como críticas apegadas a cierta realidad.‎ Insisten los toluquitas en un argumento ñoño y desfasado por la teoría y la práctica de gobierno social.

Dicen que la Constitución de la capital chilanga no se ciñe a la letra de la Constitución General de la República. En todos los tonos se les ha tratado de explicar a los toluquitas que lo único que no acepta la Carta Magna es que las otras normatividades le queden chicas. Mientras postule mayores objetivos, nuevos derroteros, sea bienvenida.

‎No acaban de entender que los planteamientos constitucionales son normas de cumplimiento mínimo, que deben ser rebasados en el contexto de un movimiento dinámico, ascendente. La propia Carta Magna así lo exige. Es el espíritu del legislador de Querétaro. Lo que quisieran en otros pueblos que pasara más seguido, con el empuje de veinte millones de habitantes.

Todos los foros profesionales y académicos de prestigio han brindado su respaldo y apoyo a la nueva Constitución. Menos los cenáculos toluquitas. Les produce escozor verse superados en la delantera de las ideas, cuando ellos ni se inscribieron en esa competencia. Es una cuestión de envidias y envenenamientos cerebrales, como todos los que vemos en su ADN.

 

Atentan contra la “gobernabilidad” que les permite saquear

 

‎Con cualquier palanca, tratan de dar reversa a un automóvil que se enfila a velocidad turbo. Aunque le destrocen el motor. Aunque atenten con bases de “gobernabilidad” que son las que propician que roben en paz, sin alteraciones del orden público. Les hace daño hasta lo que no comen.

Quieren que triunfe la corrección de las apariencias, que se imponga al pensamiento crítico de la sociedad, que tiene veinte años aplicando las políticas sociales que hoy se elevaron en su vinculación y obligatoriedad a un orden constitucional, irreversible en sus fundamentos esenciales.

Quieren secuestrar todas las libertades para servir a sus intereses y someter a los marginados. Pues ¿de cuál fumaron? ¿ En qué país y en qué siglo viven?

¿O usted qué hubiera hecho?, pregunta el que todavía habita la caverna de Los Pinos.

 

 

Índice Flamígero: Escribe don Rubén Mújica Vélez: “Nuevamente aflora nuestro coraje derivado por concluyentes experiencias profesionales. Carstens, con un optimismo increíble, afirma que ‘la apreciación del peso ayudará a contener la inflación’. Una reiterada realidad es que, cuando se suscita una carrera inflacionaria –que se inició con la Reformona Hacendaria, cuya paternidad y ‘orden de salida’ se identifican con Peña Nieto y su equipito de ‘Choriceritos’– una vez desatada esa ola empobrecedora del pueblo, los precios ubicados en todo lo alto, ya no bajan, se quedan ‘pegados’, aun cuando el peso se reevalúe en escasa o regular medida. Simple y sencillamente ¿por qué estos atracadores del desgobierno peñista en agonía, son incapaces de reducir los precios de los energéticos, lo que está en sus manos, ahora que el peso se ha apreciado? ¡A menos que hasta esta decisiones menores ya estén en manos de los buitres transnacionales!… lo que parece corroborarse en este circo de la politiquilla nacional decadente.” + + + Dice don Alfredo Álvarez Barrón: “Y el PAN vuelve a las andadas: con miras a la elección para Gobernador del Estado de México lanzó un spot en el que un asaltante, a bordo de un microbús, dice a sus víctimas: ‘Ni se quejen, seguro votaron por el PRI’. Porca miseria, solo así pueden aspirar a ganar elecciones.” Y tras ello, El Poeta del Nopal sentencia:

 

“Exhibe males añejos,

con disimulada astucia,

partido engaña-pendejos

¡campeón de la guerra sucia!

 

 

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