CIUDAD DE MÉXICO, 8 de mayo (AlmomentoMX).- El Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), encabezado por Andrés Manuel López Obrador, tiene el reto de mantenerse unido ante la irrupción de nuevos y viejos socios, señaló el doctor Ernesto Soto Reyes Garmendia, profesor-investigador de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En el presente proceso electoral deberá promover el voto, cuidar las casillas, sortear la violencia y la guerra sucia y, al final, enfrentar las decisiones de los tribunales electorales, dijo al participar en la tercera sesión del Coloquio La Izquierda Mexicana 1988-2018, organizado por la Coordinación del Doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Xochimilco de la Casa abierta al tiempo y el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El académico del Departamento de Política y Cultura de la citada sede universitaria concibe dicha organización como un fenómeno peculiar que nació en el seno de la izquierda, con la intención de ganar las elecciones federales y que agrupó sectores bajo un movimiento apartidista, pero que ahora deberá rectificar sus estrategias para fortalecer la legitimidad y la gobernabilidad de la nación.
López Obrador ha sido el único candidato apoyado por la gente debido a su labor emprendida como jefe de gobierno de la capital cuya administración “constituyó un parteaguas en la dirección de programas sociales para apoyar a madres solteras y personas de la tercera edad, iniciando un proceso de contraposición a la lógica de que sólo beneficiaba a un pequeño grupo de empresarios”.
El doctor Héctor Tejera Gaona, docente del Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa de la UAM, indicó que a pesar de que el centro del país se ha caracterizado por ser un espacio de oposición, el Partido Acción Nacional (PAN) aún posee zonas de alta influencia, sobre todo en las delegaciones Benito Juárez y Miguel Hidalgo donde se ubican personas de clase media.
El investigador detalló que, sin embargo, se trata de redes políticas formadas en los últimos 20 años con presencia solamente en mítines proselitistas que crecieron en número, diluyendo las preferencias de la ciudadanía, en tanto el Partido de la Revolución Democrática “ha utilizado símbolos de la izquierda confundiendo a la gente”.
El doctor Godofredo Vidal de la Rosa, profesor-investigador del Departamento de Relaciones Sociales de la Unidad Xochimilco de la UAM, instó a la sociedad a emitir su voto este primero de julio, ya que el abstencionismo favorece al status quo, mientras que la alta participación beneficia a los partidos contendientes.
“La izquierda no ha ganado porque la mayoría de la población es conservadora y las encuestas señalan el desinterés en los asuntos públicos, por lo que debe replantearse el tipo de oferta para el electorado en estas campañas”, subrayó.
Si bien existe un gran sector de votantes que reporta preferencias por esa facción, eso no se refleja en la consolidación partidista electoral y “esta brecha se debe a un fracaso estratégico de los lideratos para leer las transformaciones de la sociedad mexicana”.
Ahora se reclaman regímenes de derechos con obligaciones cívicas para los que ese movimiento no tiene experiencia ni tradiciones ideológicas, pues el problema inicial es ganar la presidencia, pero carecen de la capacidad para formar mayorías legislativas y lograr una presencia significativa en los gobiernos subnacionales.
El doctor Héctor Heriberto Zamitiz Gamboa, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, opinó que la presencia de la izquierda es importante para una democracia porque en buena medida la fortalece, le imprime energía y presenta nuevos retos e ideas alimentando el sistema político mexicano, aunque lamentó que ha sido una fuerza subsumida por la hegemonía de la derecha.
Esa alternativa política se ha desenvuelto a partir de cuatro movimientos surgidos previo a la caída del muro de Berlín: revolucionario, comunista, estatista y nacionalista, “posteriormente ha experimentado algunas tendencias contestatarias en el siglo XX, pero lo que realmente requerimos es una izquierda moderna, es decir, a la altura de los tiempos”, concluyó.
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