viernes, marzo 29, 2024

DE ENCANTOS Y DESENCANTOS: Los años dorados ¿opacados? Depresión en adultos mayores

* Mónica Herranz

 

¿Ha usted imaginado cómo será la vida cuando oficialmente sea clasificado, si, ya desde ahí no es halagador, cuando sea clasificado como adulto mayor? ¿Se ha puesto usted en el lugar del más viej@ de su casa, se ha puesto en sus zapatos?

La vejez es sin duda una etapa complicada, porque si bien pueden llegar muchas gratificaciones también llegan muchas pérdidas y esto junto con lo mencionado en el párrafo anterior ya es suficientemente intenso como para dejarnos pensando un buen rato, pero, para materia de esta nota, agreguémosle un ingrediente más… ¿qué pasa cuando además de ser un adulto mayor también se está deprimido?

Pues comencemos por el principio ¿Qué es la depresión? En cualquier etapa de la vida, la depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado principalmente por tristeza y desgano crónico, y en los casos más agudos por una profunda sensación de DESESPERANZA. ¿Qué diferencia hay, se preguntará, entre la tristeza y la depresión? La tristeza es un sentimiento de dolor anímico producido por un suceso desafortunado que suele manifestarse con pesimismo, con un estado de insatisfacción y de tendencia al llanto.

Cuando una persona entra en un círculo de tristeza y desgano crónicos, esa tristeza se convierte en un estado depresivo y si permanece y se instala con un aumento agudo de los síntomas, entonces estamos hablando ya de un trastorno depresivo. En términos más claros, la tristeza es pasajera, la depresión es permanente. A groso modo podríamos decir que hay tres tipos de depresión: leve, moderada y crónica. Lo que las distingue no son los síntomas en sí, sino la duración, la permanencia, el aumento e intensidad de los mismos.

La depresión en el adulto mayor, independientemente de su forma clínica (leve, moderada o crónica), no es el resultado de un evento, es el resultado de una conjunción de factores que actúan e impactan en el terreno personal. Estos factores son biopsicosociales y pueden presentarse de forma aislada o en interacción de unos con otros, es decir, puede haber por ejemplo dos o tres o cuatro elementos sociales que causen la depresión, o puede haber una combinación, que es lo más común, de uno o dos elementos biológicos, algunos psicológicos y oros tantos sociales.

En cuanto a los aspectos biológicos de la depresión nombraré a modo de ejemplo, la alteración que pueden sufrir algunos neurotransmisores con la edad, de modo que los niveles de dopamina, serotonina y norepinefina, si se ven afectados muy a la alza darán por resultado un estado de manía, pero si se ven afectados muy a la baja pueden dar por resultado un estado depresivo. Como se observará, este aspecto puede ser muy significativo en un diagnóstico de depresión, de modo que lo más conveniente si se sospecha de un trastorno depresivo, es acudir al especialista para que realice los estudios pertinentes y se pueda saber a ciencia cierta cómo andan estos niveles, y si tienen relación o no con el aspecto depresivo. Descartar la incidencia de lo físico de cualquier padecimiento psicológico siempre será fundamental y la depresión no es la excepción, tanto si hay, como si no, un aparente factor desencadenante.

Sobre los factores psicológicos que pueden ser partícipes de una depresión en adultos mayores están por mencionar algunos, el sentirse devaluados por el entorno, sentirse inútiles y los duelos por todo lo perdido. Los duelos pueden ser por una pérdida física como la muerte de alguien significativo o por la pérdida de alguna capacidad motora o cognitiva. Otro elemento muy importante en lo psicológico es sentir que con estas pérdidas, se está perdiendo también la independencia. ¿Ya se va poniendo en el lugar del más viej@ de su casa?

Acerca de los factores sociales, podemos pensar en los más significativos, como la jubilación, el grado de relegación que eso puede provocar, volverse abuelos, ya que es una vivencia que va cargada de elementos sociales o dejar de participar en ciertas actividades, y no porque ya no se quiera participar sino porque ya no se puede.

Es muy importante estar atentos a todos estos factores, porque otro de los síntomas de la depresión en adultos mayores es justamente no hablar de cómo se sienten por considerarlo parte del proceso de envejecimiento. Así, si un ancian@, siente por ejemplo, cansancio extremo y prolongado acompañado de hipersomnia durante el día e insomnio por la noche, puede pesar que es “normal” por su edad y el entorno de esa persona puede pensar lo mismo y no prestar atención a otros síntomas que se esten  presentando a la par, aspecto que colabora para que la depresión no sea detectada y al no serlo, tampoco es tratada, dando por resultado adultos mayores infradiagnosticados e infratratados.

Existe también el polo opuesto, en donde encontramos adultos mayores deprimidos sobremedicados, cuasi dopados. Por terrible que resulte es una realidad que hay familiares o cuidadores que prefieren tener al adulto mayor medio dopado por motivos como “así es más fácil encargarse de él”, “así es más dócil”, “así no da problemas”, etc. ¡Ojo! Una sugerencia principal respecto de cuidar o atender o acompañar a un adulto mayor con depresión o aun sin ella, es pensar: si yo fuera él o ella ¿cómo me gustaría que me trataran?  ¿cómo me gustaría que me atendieran? Y hacerlo igual. No olvide que “como te veo me vi y como me ves te verás”.

Otro factor importante respecto a la depresión en adultos mayores es conocer los antecedentes, puesto que no es lo mismo una persona que ha tenido varios episodios depresivos leves o moderados en la vida y que en la vejez se deprima, a alguien que nunca la haya experimentado más que en forma leve y que de pronto tenga un episodio de depresión crónica.  En ese sentido la historia clínica es muy relevante ya que aportará datos para un mejor manejo de la depresión actual.

Los trastornos depresivos en la tercera edad tienen repercusiones en el funcionamiento social, es probable que el afectado ya no quiera salir o relacionarse. En términos generales reducen el nivel de la calidad de vida y le generan a la persona una sensación de pesimismo y fatalidad respecto de los problemas médicos y de la vida en general. Además, le depresión no sólo causa sufrimiento e incapacidad a quien la padece, también incrementa la aparición o intensificación de otras enfermedades, la aceleración en la pérdida de capacidades funcionales, y/o demora en la recuperación de algún padecimiento.

Las principales causas de depresión en adultos mayores son: El abandono, la soledad, el maltrato y la dependencia. Otros factores que contribuyen pueden ser la muerte de personas significativas y cercanas  (pareja, hijos amigos), la pérdida de capacidades físicas, (discapacidad, ceguera, incontinencia), la aparición de cada vez más enfermedades y dolencias, los problemas de comunicación, ya sea porque se haya perdido la capacidad auditiva o por que el hecho de comunicarse con su entorno se haya vuelto complicado, lo que además puede generar sentimientos de incomprensión, los conflictos dentro del núcleo familiar y las dificultades económicas.

Cabe aclarar que en la depresión, sobre todo en la crónica, no es que se presenten uno o dos de todos los síntomas o causas que se han mencionado hasta ahora, suele, como se comentaba al inicio, ser un conjunto de ellos que además se presentan de forma prolongada, sostenida y aumentada. ¿Logró ponerse en los zapatos del más viej@ de su casa? ¿Si? Bien, ahora que tiene una mayor idea de las causas y los síntomas, ¿puede imaginarse no sólo anciano, sino también deprimido?

Dicho todo lo anterior, ¿Qué se puede hacer frente a este panorama? La primera sugerencia sería solicitar el apoyo de un especialista que puede ser un médico general, un geriatra, un psicólogo o un psiquiatra. A veces es necesario que dos o más de ellos trabajen de forma interdisciplinaria y a distintos niveles con el adulto mayor. La terapia ocupacional se suma a las sugerencias, así como el ejercicio y el cuidado personal. Es importante señalar que muy probablemente, el adulto mayor, no pueda hacerse cargo de estos aspectos y mucho menos si está deprimido, por lo que el apoyo del entorno y la contención las personas que lo rodean juegan un factor fundamental para superar la depresión, porque sí, en muchos casos es posible superarla.

Para finalizar diré que tal vez se cuestione por qué le he preguntado en varias ocasiones a lo largo de la nota si se ha colocado o ha podido colocarse en los zapatos del más viej@ de su casa y si lo logró, si pudo imaginarse además deprimido. La razón es porque la empatía ayudará en gran medida tanto a que se pueda brindar un apoyo adecuado al adulto mayor en depresión,  como a que el cuidador o responsable de ese adulto pueda  lidiar con todo aquello que genera estar al frente de una persona en estas circunstancias. Nadie está exento de atravesar por un proceso depresivo en la vejez, así que si ves las barbas de tu vecino cortar…

*Mónica Herranz

Psicología Clínica – Psicoanálisis

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