viernes, marzo 29, 2024

DE ENCANTOS Y DESENCANTOS: Los amantes

*Mónica Herranz

Elegir es renunciar, eso es lo que se supone que sucede cuando tomamos una decisión. Escogemos una opción y entonces debemos desistir de la otra, aunque a veces no queramos. En el inter, seguramente, tendremos el deseo de conservarlo todo y mantenernos en la indecisión, que finalmente, por ende, es ya una decisión, pero, en teoría, si logramos salir de esa indecisión, habremos de elegir para renunciar.

En esta disertación se encontraba él, pensando justamente en ella, en ella que no era cualquier mujer. Inteligente, pasional, risueña, fuerte por sus carencias, valiente por sus anhelos y vulnerable por sus tristezas. Era ese tipo de mujer que cree en lo imposible, para la que el no, en sus sueños, no cuenta, que se resiste a entender que hay situaciones que no son y no serán, porque no pueden ser, porque así es el destino, ¡que se yo por qué!. Eso ella no lo creía. porque en lo que ella creía era en él.

Creía en su mirada cuando hacían el amor, creía en la fuerza del abrazo cuando estaba entre sus brazos, creía en la pasion del gemindo que ahogaba el beso y en lo genuino que había en su sonrisa. Creía en todas aquellas cosas que se notan, aunque a veces se traten de ocultar.

Y él, él sabía, que cada día había en ella una oportunidad nueva, la posibilidad de reinventarse sin dejar de ser lo que es.

Así se encontraban, cada uno en su mundo y a la par en uno que en conjunto habían creado entre los dos, pero como poco o nada en esta vida es perfecto, atravesaban por una lucha entre el corazón y la razón, entre la debacle de perderse y el delirio de tenerse, de pertenecerse.

Por distintos motivos ninguno se atrevía a creerlo, pero en el fondo sabían que desde hacía tiempo ya se pertenecían, por lo que la lucha era doblemente difícil, porque si ya se tenían, lo único que quedaba por decidir era si seguir hacia adelante o encontrar la manera menos dolorosa de perderse.

¡Pobres amantes que transitan por esta realidad mundana!, que esperan cada encuentro para vaciarse el uno en el otro y así volverse a llenar, que esperan a que el día se vuelva noche o la noche en mañana segun sea la oportunidad, pobres de los amantes que es el mismo beso el que les quita la vida y el que se las da.

¿En serio pobres serán? Eso está en duda, porque quizá dichosos sean aquellos que se aman rindiendose el uno al otro de forma romántica y pasional, dichosos los que pueden experimentar ese sentimiento aunque sea un instante nada más, dichosos porque en ello no hay más que verdad. Dichoso es ese amor que es intrépido y muy real.

Enotnces en esa dicha, ¿realmente hay que elegir o renunciar?, ¿por qué si amamos algo debemos dejarlo ir?, ¿qué no lo ideal es luchar por aquello que se ama?. Total, si no se consigue por lo menos el esfuerzo se habrá hecho.

Así, con estos avatares es la forma en la que algunos amantes se aman, sí, los que se aman, esos son amantes, que confundidos y vibrantes, cada día deciden no renunciar y se eligen bajo cualquier circunstancia.

*Mónica Herranz

Psicología Clínica – Psicoanálisis

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