jueves, abril 25, 2024

CONCATENACIONES: Oquedades

Fernando Irala

Un socavón –no muy grande al principio, crecido en su dimensión con el paso de las horas— cobró dos víctimas fatales, cerró el llamado paso exprés de Cuernavaca, y generó una onda expansiva que afectó desde el gobierno federal hasta la perspectiva turística de Acapulco en el periodo vacacional que tenemos ya encima.

Hundimientos y fracturas en carreteras son comunes, pero el de hace unos días se volvió escandaloso por la sospecha de negligencia y corrupción alrededor de la obra terminada de manera apresurada, y que por lo visto adolece de serios problemas en su construcción.

La prisa por dejarla lista antes de la pasada Semana Santa, luego de meses de retraso y de duplicación de costos sobre lo programado, llevó a una inauguración de lo que en su momento parecía una muestra de eficiencia constructiva.

El estrecho paso exprés es una solución hecha viable con fórceps, luego del fracaso de llevar a cabo un libramiento en forma de la ciudad, proyecto cancelado por la oposición férrea de las comunidades periféricas afectadas por esa nueva carretera.

Se hizo entonces la ampliación de carriles sobre el mismo trazo, lo que se tornó complicado y conflictivo en zonas en que los lugareños habían invadido con el paso de los años los terrenos que formaban parte del derecho de vía. Y por lo que se ve, no hubo tiempo ni espacio para realizar los trabajos complementarios necesarios que garantizasen la durabilidad y seguridad de la carpeta.

Ahora, esa salida fácil ha costado vidas y ha puesto en jaque nuevamente al gobierno federal, pues al descontento por lo mal hecho que evidentemente quedó el estrecho paso, se sumó el enojo ciudadano por la ineficacia a la hora de intentar salvar la vida de quienes cayeron en el hoyo abierto.

Una oquedad que se suma a las muchas acumuladas en un sexenio que arrancó muy bien pero que muy rápidamente se quebró, fracturado como carretera deficiente en tiempo de lluvias tormentosas.

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