jueves, marzo 28, 2024

ARQUEOLOGÍA POPULAR: Tom Dowd un físico nuclear productor de estrellas

Carlos Becerril Torres

¿Qué hace un físico nuclear, participante en el desarrollo de la bomba atómica, en la industria del fonograma?

Esa es la pregunta que sigue sin respuesta. Mientras se aclara no se puede dejar de lado la presencia de Tom Dowd en la creación de los ambientes sonoros de la mayoría de los artistas de mayor renombre durante los últimos 40 años del pasado siglo.

Dowd participó en el Proyecto Manhattan estuvo encargado de operar el ciclotrón, medir las densidades de varios elementos y registrar estadísticas espectrográficas de rayos de neutrones. Al terminar la Segunda Guerra Mundial y querer obtener su grado académico se le negó la oportunidad por haber participado en un proyecto ultra secreto.

El ingeniero Dowd, por otra parte, había participado en la banda de música de la Universidad Columbia tocando el trombón, violín, piano y percusiones. Con esas experiencias a cuestas se inicia en la industria fonográfica en 1950 al grabar If I Knew You Were Comin’ I’d’ve Baked a Cake interpretada por Eileen Barton. Una canción muy apreciada por las audiencias de aquella perdida y olvidada época.  Entre ese año, y hasta 1954 Tom Dowd realizó otros proyectos y colaboró en calidad de free lance con Atlantic Records hasta ser contratado en calidad de ingeniero de sonido.

Su primera aporte fue cambiar los controles de bakelita de la consola de grabación por palancas de control, mejor conocidas como faders. Su siguiente contribución es reemplazar el antiguo equipo de grabación de Atlantic por una consola de ocho pistas con sonido estereofónico.

La llegada de Tom a Atlantic Records permitió consolidar y solidificar a uno de los más importantes equipos de producción musical formado por Ahmet Ertegun a cargo de la parte empresarial, Jerry Wexler y Arif Mardin en la producción y Tom Dowd la ingeniería de audio; y desde luego, al paso del tiempo, también en la producción.

En la mayor parte del catálogo de Atlantic Records el nombre de Dowd está presente en los créditos pero la contribución más importante es en los millones y millones de personas cuyos recuerdos quedaron asociados a las canciones y música donde participó. De Aretha Franklin a Allman Brothers, de Eric Clapton a Sam and Dave o de Ben E King a Primal Scream, en todos ellos el sonido registrado, mezclado y producido es obra y creación de Tom Dowd.

Al azar, se pueden tomar, de los discos encapsulados en recuerdos o de los recuerdos encapsulados en discos el disco The Great Ray Charles de 1957. Un disco de delicada lava ígnea con toda la fuerza y talento de Ray Charles.

En la primera pista, The Ray, después de los compases introductorios al desarrollar el blues el pianista le concede al teclado la posibilidad de cantar el tema principal sin necesidad de la voz. Esa especial característica descansa en la técnica de grabación empleada en la captura del sonido proveniente de la maestría interpretativa y creatividad de Ray Charles. Otro aspecto importante es el cenital sonoro proporcionado por los arreglos de Quincy Jones empleado en agrandar la fuerza del gran Ray Charles.

En la pista tres del lado dos, I Surrender Dear, Ray Charles explora un nuevo panorama sonoro al incorporar al lado del piano el sonido de una celesta. A Tom Dowd le corresponde elegir el micrófono apropiado, colocarlo a la distancia exacta, equilibrar la captura del sonido de ambos instrumentos y dejar preservado ese logro acústico. En esa época lejana el sonido de la celesta había quedado enganchado a los recuerdos por la Danza del Hada de Azúcar del Cascanueces de Piotr Tchaikovsky. Ahora dos experiencias acústicas y musicales quedaban unidas por el sonido de la celesta.

Dos años más tarde Tom Dowd es el ingeniero de grabación en otro de los álbumes de jazz donde la pureza en la captura del sonido permite seguir claramente el torrente de ideas que se entrecruzan entre el vibráfono de Milt Jackson y el sax tenor de John Coltrane; rodeados de Connie Kay en la batería, Hank Jones en el piano y Paul Chambers en el bajo. Ese disco es bags & trane   —así en minúsculas—.

Hacia 1963 Dowd comienza a trabajar en los estudios de Stax Records en Memphis en calidad de ingeniero de sonido, encargado también del mantenimiento del mismo. Su huella está en la ingeniería donde sobresalen los nombres de Ben E King, The Drifters, Solomon Burke, Wilson Picket, Otis Redding.

El salto de ingeniero de sonido a productor sucede en Good Lovin de los Young Rascals. De ahí siguen Allman Brothers Band; luego un grupo que se hace llamar Derek and The Dominos con un joven guitarrista conocido por el sobrenombre de “Mano lenta”, y sigue una imparable cascada de nombres, estilos y géneros musicales donde Tom Dowd deja la marca y rúbrica en su crédito de producción correspondiente.

En la colección de discos, hacia cualesquiera de los anaqueles que uno se dirija, de acuerdo a la específica orientación y método de clasificación empleado en organizarla, el nombre de Tom Dowd en su calidad de productor aparecerá con una alta frecuencia entre los nombres de notables artistas de la altura de Aretha Franklin, Wilson Picket, Allman Brothers, Dusty Springfield, Eric Clapton, Rod Stewart, Lynyrd Skynyrd.

El prestigio y respeto de Dowd entre la comunidad fonográfica le permite incorporarse al equipo de producción del grupo Chicago y contribuye, en el álbum Chicago X en la producción de If You Leave Me Now, al lado de sus pares Phil Ramone y James William Guercio. La grabación obtiene en 1977 dos premios Grammy. Uno en la categoría de Mejor Desempeño Vocal de un Dúo o Coro y otro por Mejor Arreglo de Acompañamiento. Más adelante, en 1980, Tom Dowd es el productor del álbum Chicago XIV.

Sin descuidar un solo momento su amplia y vasta carrera de productor Dowd se encuentra con Primal Scream y produce en 1994 el cuarto álbum de la banda: give out but don’t give up.

En su momento, 1994, muchos consideraron que con esa producción el grupo había hecho un retroceso el dejar atrás el cauce anterior de tecno, baile, fusión, entremezclado con líneas pop insertas en una atmósfera de rock y presentar un impredecible álbum en el que confluyen el rock, el funk y el blues, sin recato ni vergüenza.

Tom Dowd, al momento de producir ese álbum, llegaba a la octava década de vida. No obstante ese posible obstáculo el, entonces, joven grupo, absorbe la savia de cincuenta años de experiencia adquirida frente a los controles por parte del productor. Existe una conexión directa, una línea que une dos momentos históricos entre The Allman Brothers Band At Fillmore East de 1971 y give out but don’t give up de 1994: se le denomina tradición.

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