Francisco Gómez Maza
Para los muy pocos, todo; para las mayorías, las migajas
Los elegidos no tienen que rendir cuentas a los electores
No cabe duda: los llamados gobernantes tienen que rendir cuentas precisas, no al pueblo que los eligió, que importa un comino, aunque suene fuerte, sino a los barones del dinero que son los dueños de vidas y haciendas, igual que lo eran en aquellas oscuras épocas de la colonia y del porfiriato.
Los gobernantes, el presidente de la república, los diputados y los senadores, que son elegidos de entre los candidatos de los partidos políticos y ahora de manera independiente, una vez electos no tienen obligación de rendir cuentas a nadie. Ellos son los dueños del Erario que es la acumulación de los impuestos y derechos fiscales que pagan los contribuyentes. En el Erario, “lo caido caido” y sirve para el enriquecimiento de los burócratas más influyentes y que tienen la Representación nacional, otra expresión vacua, imaginaria, sin ningún sentido, que sólo les sirve a los políticos para pretextar representatividad de algo.
Usted va a ir a las urnas el primero de julio, domingo, a depositar su voto por tal o cual candidato. Uno de los cuatro aspirantes a la presidencia va a ser declarado ganador independientemente del número de votos que consiga en las urnas. Los votos no cuentan, aunque la propaganda oficial diga: tu voto cuenta. Pues ese señor que ganó por obra y gracia de la magia del INE de Lorenzo Córdova Vianello tomará posesión el primero de diciembre y a partir de ese momento es amo y señor como el tlatoani de los aztecas. No tiene que rendirle cuentas ni a su conciencia porque al cruzarse la banda tricolor desecha todo hasta las advertencias del Pepe Grillo que lleva dentro. Él es el vencedor, él es el emperador, él es el rey, él es el tlatoani, él es el señor presidente de la república, él es la conciencia de los ciudadanos.
Pero no. Desgraciadamente para él. O afortunadamente, mejor dicho, porque de ello depende su futuro brillante, lleno de multimillonarias cuentas de banco, aparte de lo que pudo sustraer del pingüe Erario, este tlatoani sí tiene que rendirles cuentas a los poderosos económicamente, a los detentadores de los grandes medios de producción, pero sobre todo a los detentadores del capital financiero: los banqueros.
Dice la nota publicada este miércoles: La Asociación de Bancos de México (ABM) lanzó este miércoles su decálogo para el desarrollo del país, en el marco del arranque de las campañas rumbo a las elecciones del 1 de julio próximo. Bajo el nombre (de) “Diez pilares para el desarrollo: perspectiva de la ABM”, las instituciones financieras destacan que, a partir de un entorno de estabilidad y certidumbre, la banca ha registrado su periodo de expansión más prolongado y ha contribuido al progreso de las personas y empresas. (O sea que rechazan de entrada a cualquiera que vele por los intereses populares por encima de los intereses de la plutocracia.
Así, la ABM enlistó 10 medidas necesarias para el desarrollo de México: 1. Prudencia en la política económica y estabilidad macro. 2. Un Banco Central autónomo. 3. Finanzas públicas sanas. 4. Un tipo de cambio flexible. 5. Libre comercio. 6. Sistema financiero sólido y con libre competencia. 7. Respeto a las instituciones. 8. Respeto al Estado de Derecho. 9. Libertad individual y derechos humanos. 10. Igualdad y justicia social.
La ABM recordó que, en marzo pasado, durante la edición 81 de la Convención Bancaria, realizó un ejercicio democrático de apertura para escuchar a quienes aspiran a la primera magistratura del país. “Como parte de dicho ejercicio y con el fin de establecer los principios que deberían guiar a la actividad financiera en los próximos años, la Asociación está elaborando un Plan Estratégico que entregará a quien resulte electo el próximo primero de julio, con el fin de mantener y acelerar el vigoroso compromiso de la banca con el país y con su sociedad”, dijo.
Fíjense que los banqueros hablan por sí mismos. Hablan en nombre del Capital. No les importa en lo más mínimo la situación política, económica y social del otro factor de la economía: El Trabajo. Que los millones de trabajadores se rasquen con sus uñas. Que muchos niños recién nacidos sigan muriendo de enfermedades curables. Que haya millones de hambrientos y otras lacerantes penurias. Esto tiene sin cuidado a los banqueros. Ojo, amigos. No se engañen. La democracia sólo es una palabra fantasiosa, que sólo sirve para dominar a los pueblos. En contra del principio zapatista: Para pocos todo. Para todos, las migajas. Qué pena, ¿no?
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