jueves, marzo 28, 2024

ALFA OMEGA: Costoso pago el ocultar la verdad de Tlatelolco y de Ayotzinapa

JORGE HERRERA VALENZUELA

Este decimoctavo año del Siglo XXI, constituye un real y auténtico parteaguas en nuestra historia. Esta precedido, desde el inicio de la centuria, por lo que se dio en llamar “gobiernos de la alternancia” al finalizar el poderío político de un anquilosado partido, seguidos de seis años más de una pésima administración. Vendría después la arrolladora victoria de un hombre obsesivo, empecinado y terco por ser Presidente de México; el triunfo fue estrictamente personal, no de un partido con escasos 4 años de vigencia.

Los primeros 18 años, los de una nueva generación de mexicanos, mujeres y hombres, ya en pleno ejercicio de sus derechos ciudadanos, vive tres momentos diferentes. Nace cuando el Partido Revolucionario Institucional, el PRI, comenzó su debacle luego de haber gobernador desde 1929. Esos mismos nuevos ciudadanos, en su juventud, saben que la corrupción hermanada con la impunidad caracteriza al gobierno sexenal, que concluye en noviembre 30, como el peor en toda la Historia Patria. Acude la juventud a las urnas, por primera vez, a depositar su voto en elecciones presidenciales y da el triunfo al candidato que por tercera vez, consecutiva, aparece en las boletas electorales.

Antes de abordar el tema, anotado en el titular del comentario, debo escribir que quienes nacieron en la década de los sesentas, hoy cincuentones, tienen mucha razón en afirmar que desde su adolescencia, de su juventud y de su madurez, han oído que desde salinas (carlos salinas de gortari) “los que llegan al gobierno se dedican a robar y nadie les dice nada”. En cierto modo la razón les asiste, porque hoy más de cien millones de mexicanos vemos, leemos y oímos de los latrocinios que cometen funcionarios de los tres niveles de gobierno, sin que se proceda judicialmente contra ellos e inclusive se les perdonan sus tropelías

OCULTAMIENTO AYER, HOY CONFUSIÓN

El problema que confrontamos al estar en el cincuenta aniversario de los trágicos sucesos registrados el miércoles 2 de octubre de 1968, es que en su momento el gobierno federal no reveló la información que tenía del llamado movimiento estudiantil y asiento “llamado movimiento estudiantil”, porque fue una serie de acciones en las que se involucraron diversos sectores de sindicalizados, de comerciantes y de “extrañas fuerzas exteriores”.

Desde la mañana del 22 de julio hasta la tarde noche del 2 de octubre, las manifestaciones se multiplicaron y el gobierno federal “tomaba nota”. No hubo acción concreta y directa. No hubo diálogo entre los representantes estudiantiles. Se minimizó el problema hasta la madrugada del 30 de julio cuando militares dispararon contra uno de los dos portones de madera tallada, del edificio de la Escuela Nacional Preparatoria 1, en la calle de San Ildefonso. Fue el indignante “bazucazo”.

Se ocultó la información recabada por los agentes de la Dirección Federal de Seguridad, en esos días a cargo de don Fernando Gutiérrez Barrios. Trascendían rumores sobre la intervención de agentes de la agencia estadounidense CIA (Agencia Central de Inteligencia) con el propósito de boicotear los XIX Juegos Olímpicos, programada su inauguración para el 12 de octubre. Nunca se supo si era cierta la versión, como tampoco si habían metido la mano los cubanos castristas o si actuaban enviados del movimiento juvenil que se registró en Francia.

Hoy, en México, aparecen muchos líderes estudiantiles del 68 y cada uno cuenta lo que quiere, a sabiendas de que no habrá quien lo refute. Analistas políticos, reporteros diaristas, columnistas y comentaristas, cada quien tiene su verdad y echa al vuelo sus opiniones. Todos tenemos la razón. Bueno, pues hay hasta quien le plagió el texto completo de un libro sobre el desarrollo de los acontecimientos en La Noche de Tlatelolco, al hoy extinto Luis González de Alba.

AYOTZINAPA: HISTORIAS Y VERSIONES

El otro doloroso suceso que conmovió al mundo, sí, al mundo, fue el ataque a un convoy de estudiantes de la Escuela Normal  Rural Isidro Burgos, ubicada en Ayotzinapa, Estado de Guerrero. La noche del 26 de septiembre de 2014, policías estatales y municipales de Iguala agredieron, a tiros, a los ocupantes de cuatro autobuses en las cercanías de esa población, so pretexto de que se trataba de personas relacionadas con el narcotráfico. Hubo 9 muertos y 27 heridos, pero, además, desaparecieron 43 jóvenes normalistas.

Desde la madrugada siguiente, comenzaron a circular versiones de toda naturaleza y mientras el gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero ni se enteraba de los hechos, el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez “se deslindaba” de lo sucedido. El gobierno federal tardó días en intervenir y cuando actuó terminó dando a conocer lo que se calificó como “la verdad histórica”. Hubo toda una maraña en las investigaciones. Nadie aceptaba que los normalistas fueron incinerados en unos baldíos del pueblo de Cocula. Surgieron las confusiones que dado lugar a suspicacias.

El gobernador Aguirre Rivero dejó el cargo el 26 de octubre de ese 2014, sin que fuese responsabilizado  y al alcalde Abarca Velázquez junto con su esposa María de los Ángeles Pineda Villa se les aprehendió y se encuentran en prisión. Los más de 100 detenidos aportaron pruebas y datos, según informes oficiales, pero muchos de esos sujetos recuperaron su libertad “porque sus declaraciones fueron hechas bajo torturas”. El asunto se politizó y los padres de los desaparecidos siguen sufriendo, con la esperanza de que algún día les digan la verdad de lo acontecido.

Jamás el presidente Enrique Peña Nieto procedió con di0ligencia, girando las instrucciones debidas y llamando a investigadores capacitados. Hubo intervención de organismos internacionales. Pero, en ningún momento, el gobierno federal ha  dado una información plenamente fundamentada.

El cincuentenario del Movimiento Estudiantil de 1968 y el cuarto aniversario del caso Ayotzinapa están dando margen a nuevas versiones, a confundir más al pueblo, porque las autoridades de ayer y de hoy carecen de credibilidad. Es cierto que lo de Tlatelolco jamás se olvidará y lo de Ayotzinapa debe concluir con la investigación clara y precisa, porque viven muchos de los que participaron, directa o indirectamente, en la desaparición de los normalistas.

PREGUNTA PARA MEDITAR:

¿Logrará el futuro subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, encontrar la verdad irrefutable en el asunto de Ayotzinapa?

A PROPÓSITO DEL CINCUENTENARIO

El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, un ilustre desconocido en la política, militante del PRD y heredero, por escalafón, del cargo que ostenta, para hacerse notar pretende borrar lo imborrable en la historia de la Capital del País. El lunes pasado ordenó quitar las placas metálicas en cinco estaciones del Metro y en la Sala de Armas de la Ciudad Deportiva, porque en ellas estaban escrito el nombre de don Gustavo Díaz Ordaz, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos de México, relacionado con la obra cumbre del Sistema de Transporte Colectivo, el Metro, que empezó a dar servicio el 4 de septiembre de 1969. ¿El motivo?, “porque ya se cerró el ciclo”. ¡Ah!, el sujeto que dio la orden se apellida Amieva Gálvez, hijo de un español que desertó del ejército durante la Guerra Civil Española y en Mixquiahuala, Hidalgo, se convirtió en agricultor, luego de casarse con una respetable hidalguense.

CONOZCA A MAESTROS DEL PERIODISMO

Muy interesante el trabajo realizado por mi colega y fraternal amigo Mario Andrés Campa Landeros, para darnos a conocer a los “Verdaderos Maestros del Periodismo”, en un libro que a mí me trae gratos recuerdos porque la obra se inicia con una crónica en torno a otro extraodinario amigo, José Luis Becerra López, a quien conocí en 1951 en el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana; entonces él era director de su revista Minuto. Encuentro relatos referentes a Bertha Hidalgo de Gilabert, a Carlos Ravelo Galindo, a Nacho Zúñiga González, a Chava Estrada Castro, a Javier Álvarez González y a Manuel Mejido, entre otros maestros del diarismo informativo. De cada uno de ellos comentaré en el futuro, al igual que de Mario A. Campa, a quien felicito por dejar impresa la tarea ejecutada de quienes en el periodismo impreso, radiofónico y televisivo han hecho historia.

P.D.  El pasado jueves se cumplieron 194 años de que Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, presidente y vicepresidente de los Estados Unidos Mexicanos, juraron la Constitución Política de 1824 que contenía 170 Artículos y cuyo primer artículo señalaba que “La nación mexicana es para siempre libre e independiente del gobierno español y de cualquier otra potencia”. El Congreso Constituyente lo presidieron Lorenzo de Zavala y Félix Martínez, presidente y vicepresidente; los secretarios fueron Manuel de Villa y Cosío, Epigmenio de la Piedra y Juan José Romero…El 5 de octubre de 1910 se firmó y promulgó el Plan de San Luis, bandera del prócer revolucionario Francisco I. Madero… En este domingo 7 recordamos que en 1913 fue brutalmente asesinado en el Panteón de Xoco, en el Sur de la Ciudad de México, el senador chiapaneco Belisario Domínguez Palencia, por órdenes del usurpador Victoriano Huerta.

jherrerav@live.com.mx

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